Un plan sobredimensionado y desfinanciado. Así calificaron el excandidato a la Alcaldía Aurelio Suárez y la exalcaldesa de Bogotá Clara López, la hoja de ruta del alcalde Gustavo Petro, que se discute por estos días en el Concejo. Para ellos es preocupante que la iniciativa de la Bogotá Humana necesite $61 billones para su ejecución total, “pero hoy la administración sólo puede contar con $40 billones y los demás recursos dependen de que a los bogotanos le suban $4,5 billones en impuestos durante los próximos cuatro años”, aseguró Suárez.
En un documento de análisis del Plan de Desarrollo, López y Suárez resaltaron estimaciones respecto al impacto que tendrían algunos proyectos en el bolsillo de los ciudadanos, como la modernización tributaria que propone Petro. “Siendo el ingreso promedio de un bogotano $1’000.000, cada uno tendrá que dar 18 días más de su ingreso, adicionales a lo que ya está entregando por impuestos como el de Industria y Comercio. Serían unos $600 mil por persona y $2’000.000 por hogar”, resaltó el excandidato a la Alcaldía.
De acuerdo con Suárez, con iniciativas como los cobros por congestión, se afectaría la economía de los estratos 3 y 4, que constituyen el 75% de la población capitalina, de manera que se recargaría la obtención de nuevos recursos en las clases medias.
Por su parte, Clara López asegura que “en este plan de desarrollo hay crisis en las finanzas”. Según su explicación, no alcanzarían los ingresos corrientes de la ciudad para cobijar los gastos de proyectos que ya están en marcha ni para el pago de los intereses de la deuda, que la administración estima en $5,8 billones (incluyendo los $800.000 destinados al metro pesado).
Adicionalmente, señala que no hay certeza de cuál será el destino de los recursos que la administración recaude con el alza de impuestos que contempla la modernización tributaria. No se sabe si se utilizarán para apalancar los créditos o para utilizarlos en el gasto distrital.
Otro de los aspectos neurálgicos que los políticos resaltan es que el Plan no contempla una continuidad en las políticas adelantadas en la capital antes de que Petro se posesionara como alcalde. El tema recurrente en este punto es la movilidad. Suárez refuta el hecho de que la administración distrital esté priorizando en su hoja de ruta la financiación para el metro ligero y no para el metro pesado que ya estaba presupuestado. “Hasta que Bogotá no construya el metro pesado como eje de su sistema de transporte, no podremos resolver los problemas que hoy tiene la ciudad”, añadió Suárez.
Los miembros del Polo también señalaron que mientras el alcalde indica en su hoja de ruta que el eje del cambio climático será prioritario, reduce una de las metas más importantes en esta materia. “Una de ellas propone disminuir en 10% la contaminación del aire, pero el Plan Decenal de Descontaminación del Aire, que está vigente, plantea una baja del 28%”, dijo Suárez. Este tipo de casos explicarían la sobrefinanciación de la iniciativa, pues hay bastantes proyectos nuevos que no tienen en cuenta bases de partida de otras administraciones, aseguró la exalcaldesa.
A pesar de estos elementos que ponen en duda la realización total del Plan, López reconoce que no es inviable, pero deben evaluarse cuáles son las prioridades de la ciudad y tener en cuenta lo que ya se ha trabajado respecto a éstas y así definir unas destinaciones presupuestales que no perjudiquen a la ciudad. La implementación de un Banco Público Distrital que entregue créditos a 100.000 microempresarios de la ciudad, es sin duda un proyecto llamativo para apoyar a los pequeños empresarios, pero no se ha discutido cómo se realizaría ni cuál sería el impacto para el Distrito, señaló Suárez.