El desabastecimiento hídrico en Facatativá llegó al 77% y el municipio se declaró en alerta roja. En muchos barrios, el líquido llega a cuentagotas y en otros, como Cartagenita, Manablanca y Pueblo Viejo, no llega debido a la baja presión. En estos sectores, ubicados en la parte alta de la población, dependen de los carros tanque, para suplir su necesidad diaria de agua.
Los habitantes del municipio creen que la sed que hoy azota el municipio obedece al intenso desarrollo urbanístico que se ha disparado en los últimos años y que, dicen, supera la capacidad de la infraestructura que tiene la población para suministrar agua a todos los habitantes. Sin embargo, Javier Beltrán, gerente de Aguas Facatativá, le explicó a El Espectador que este no es el problema, ya que las nuevas construcciones compran el agua en bloque a Bogotá. Según Beltrán, la problemática es más compleja.
Por un lado, los dos embalses, que construyó la actual administración están prácticamente sin agua por la falta de lluvias, razón por la cual Facatativá debe obtener el líquido de los siete pozos profundos, que le pertenecen al municipio. Sin embargo, solo cuatro están funcionando sin problema, ya que los otros presentan dificultades. Por ejemplo, la semana pasada el pozo Deudoro Aponte, el que más agua contenía, se dañó debido a que llevaba cuatro meses funcionando de manera ininterrumpida. Esto ha agudizado la crisis.
Al mal funcionamiento de los embalses y los pozos, según el gerente de Aguas Facatativá, se le suma que los cultivos de flores trabajan con manantiales subterráneos aprobados por la CAR, pero están compitiendo por el agua profunda que usa el municipio. “Estamos en el punto de tener que escoger entre las flores o nosotros, pero la asignación de esos pozos le corresponde a la nación y el Gobierno municipal no puede hacer nada al respecto”, explica Beltrán.
La emergencia por desabastecimiento ha llegado a tal punto que las autoridades temen que en 20 días todo el municipio se quede definitivamente sin el suministro del líquido. Para evitar esto, iniciaron conversaciones con el Viceministerio de Agua Potable y Saneamiento Básico, para conectar la red de acueducto de Bogotá con la de Facatativá. “Faltan solo siete kilómetros para conectar las redes. Si lo logramos, nos evitaríamos una calamidad pública”, concluye Beltrán.