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Gustavo Petro : Aquí no nos robamos un peso

El alcalde de Bogotá responde a oposición y a investigaciones de la Procuraduría

Camila Zuluaga, Especial para El Espectador
21 de mayo de 2013 - 12:06 a. m.
Gustavo Petro dice que en su proyecto político él no es lo más importante, pero está pendiente  de su imagen. Asegura tener un  favorable de 42% y un desfavorable 47%.  / Gabriel Aponte  - El Espectador
Gustavo Petro dice que en su proyecto político él no es lo más importante, pero está pendiente de su imagen. Asegura tener un favorable de 42% y un desfavorable 47%. / Gabriel Aponte - El Espectador
Foto: Gabriel Aponte / El Espectador - Gabriel Aponte

Dice que pese a presiones  su alcaldía creó en Bogotá la empresa  de aseo más grande del país y que  pronto  tendrá  reciclaje tecnificado. Cree que los medios invisibilizan  sus logros en caída de la pobreza y el desempleo. Y que  reelección presidencial no es necesaria para  firmar la paz.

¿Cuál es su opinión sobre el anuncio del presidente Santos de querer reelegir sus políticas?

Que van a una campaña de reelección. El escenario de Santos versus Santos me recuerda a la película de Kramer versus Kramer, que se vuelve un tanto aburrido. Pero una de las cosas que sí se podrían configurar en Colombia es un bloque por la paz, así como se ha constituido un bloque político por la guerra. Eso le daría mayor claridad a la ciudadanía para que vote por lo que desea, si por la paz o por continuar la guerra. Eso sería lo más interesante del proceso que se inicia.

¿O sea que usted cree que la única alternativa para que siga un proceso de paz es la reelección de Juan Manuel Santos?

No, lo que creo es que debe organizarse un bloque por la paz, eso podría llegar a incluir una reelección, pero no necesariamente; no son sinónimos. Si la sociedad colombiana aspira mayoritariamente a salir de la guerra, tema que se expresa en las urnas, hay que construir un bloque de ese objetivo político social que todavía no lo he visto configurarse. En cambio sí he visto más claridad en la construcción de una estrategia política por parte de quienes ven en las posibilidades de paz un problema para el país.

Ya que estamos hablando del presidente, ¿finalmente cuándo va a ser su reunión con él?

Esta semana o a principios de la próxima.

¿De qué van a hablar en esa reunión?

De la agenda Bogotá-Nación: movilidad, que se sintetiza alrededor del Conpes de 2010, metro, Transmilenio, cables, metro ligero. Hay otros temas que hemos incluido, como el de víctimas, porque la mayoría de las víctimas de la violencia está en Bogotá. Desde la administración hemos hecho un esfuerzo, pero no hay tanta compañía de la nación.

¿Con la salida de Germán Vargas del Ministerio de Vivienda mejorarán las relaciones con el Distrito?

La construcción de una política nacional de vivienda siempre desconoce la realidad de Bogotá, porque es sui géneris. Bogotá copó su perímetro urbano, la expansión de ese perímetro no se puede hacer sino con grandes deterioros ambientales e incluso poniendo a la población en situación de alto riesgo. Una política de vivienda para Bogotá tiene que ser sobre la base de construir sobre lo construido. Eso lo olvidan las políticas nacionales, que están pensadas para otro tipo de ciudad. Eso le dije al presidente Santos y eso es lo que produjo el choque con Vargas Lleras, porque él estaba pensando en la expansión de la ciudad.

Entiendo el choque en la diferencia de políticas, pero ¿no había también un choque de persona a persona a con el?

Por mi lado, no. Porque a mí no me gusta hacer cálculos políticos, siempre creo que están condenados al fracaso. Lo sintetizo en que la historia no se puede predeterminar; uno no puede saber qué va a pasar dentro de dos o cuatro años.

¿Está pensando que la Alcaldía es un trampolín a la Presidencia, como lo dijo su secretario Guillermo Alfonso Jaramillo?

En proyectos como los que siempre he defendido no se hace énfasis en el tema personal; es un proyecto y lo puede defender una u otra persona en un momento específico. Este es un proyecto democrático; lo que estamos haciendo en Bogotá es demostrar que se pueden hacer transformaciones profundas pacíficamente. Quién pueda abanderar eso a escala nacional algún día… No estoy pensando que sea yo, no necesariamente tengo que ser yo.

Sí, pero este es un proyecto en el que sus alfiles más importantes se han ido de la Alcaldía. ¿Quién podría abanderarlo a futuro?

¿Se han ido o los han sacado?

Las dos. Por ejemplo, Antonio Navarro se fue, no lo sacaron.

Navarro se fue porque se cernía un peligro sobre él.

¿Qué peligro?

Es un tema que solo él, cuando pueda, contestará. Pero todos los que usted llama alfiles se han ido de aquí porque los han sacado.

¿Quiénes los han sacado?

Ha sido un intento de personas que no coinciden con este proyecto de gobierno y han construido la intención de paralizarlo, vía destrucción del gabinete. Pero ningún alfil se ha ido porque quería irse.

¿Se arrepiente de haber llegado a la Alcaldía de Bogotá? ¿No cree que aquí se haya dañado su imagen política?

¡Para nada! No me arrepiento, después de que hice el debate del paramilitarismo en Antioquia, en el Congreso, mi opinión favorable era 21% y la desfavorable 45%. Hoy la favorable es de 42% y la desfavorable 47%; o sea que hemos avanzado.

¿Qué pasa con las interinidades en el gabinete? ¿Cuándo va a tener un gabinete fijo?

Lo que ha pasado en el gabinete no es nada distinto a lo que ha sucedido con todos los gabinetes de los alcaldes en Bogotá.

¿O sea que usted cree que ha habido una continuidad en la dirección de las diferentes secretarías y entidades en Bogotá?

Claro, incluso diría más: aquí hay un gobierno. Si lo compara con el gabinete de la administración pasada, en ese ni siquiera se hacían reuniones de Consejo de Gobierno. Cada entidad andaba como una rueda suelta porque había una lógica clientelista.

Tengo que preguntarle por su esposa, se ha convertido casi en un mito la participación de ella en la administración. La gente dice: “Gustavo Petro no roba, no es corrupto; ¿pero podríamos decir lo mismo de su señora?”.  ¿Cuál es la injerencia de su esposa dentro de la administración?

Lo que acaba de decir es que mi esposa es corrupta. Mi esposa jamás ha sido empleada pública.

No le estoy diciendo eso, le estoy preguntando: ¿Cuál es la injerencia que tiene ella dentro de la administración?

Eso es lo que acaba de decir, pero le respondo: ¿En qué hecho de corrupción va a estar inmersa si no ha sido empleada pública? Mi esposa no tiene ninguna injerencia en la Alcaldía de Bogotá que no sea la que construyen los medios. Las decisiones de la administración las tomo yo.

¿Por qué ese enfrentamiento suyo con los medios de comunicación?

Le haría la pregunta a usted: ¿Por qué no informan de este gobierno? El mayor logro es que hemos disminuido la desigualdad, ¿y quién lo sabe?

Hoy estamos a la espera de lo que decida el procurador Ordóñez sobre su caso. ¿Se arrepiente de haber votado, cuando usted era senador, por él para procurador general?

Él deseaba que su elección tuviera el concurso de la izquierda y por eso se acercó a nosotros. Cuando yo voté por Ordóñez, mostré que un hombre de izquierda puede permitir que construcciones ideológicas muy diferentes a la propia pueden hacer parte del Estado, bajo unos acuerdos que en ese momento a mí me parecieron los fundamentales. Quizás me equivoqué. Sin embargo, al día de hoy no puedo decir que el procurador como persona incumplió esos acuerdos.

Hay una frase que han usado sus contradictores y es que “la falencia administrativa es igual a la corrupción” y mencionan que en su administración ha habido falencias administrativas.

No le voy a negar que en cualquier administración del mundo hay errores; no existe la administración perfecta. Esta es una ciudad que en un año muestra unos logros fundamentales; me refiero a 2012.

¿Cómo cuáles?

La desigualdad social bajó 3 puntos en un solo año, de acuerdo con el coeficiente de Gini. Y no sólo eso, sino que disminuyó 3 puntos la pobreza, y el empleo de calidad que se creó en Colombia se creó en Bogotá. La calidad del aire mejoró sustancialmente durante el año 2012. Además, los niveles de calidad de la educación pública aumentaron. ¿Eso no es muestra de una buena administración?

Claro, incluso diría más: aquí hay un gobierno. Si lo compara con el gabinete de la administración pasada, en ese ni siquiera se hacían reuniones de Consejo de Gobierno. Cada entidad andaba como una rueda suelta porque había una lógica clientelista.

Ya que menciona el gobierno anterior, ¿usted está seguro de que de la Alcaldía de Bogotá se erradicaron esas sombras del carrusel de la contratación?

¡No! La corrupción no es un episodio, es una cultura que está anclada dentro de las estructuras administrativas y en la sociedad. Si uno baja la guardia, se reproduce; y es difícil mantener una vigilancia atenta a todos los rincones de la administración, porque este es un aparato estatal complejísimo. No bajamos la guardia, he iniciado investigaciones disciplinarias en mis competencias a grupos de funcionarios que sospechamos, o que recogemos indicios de prácticas de corrupción.

Si no se sabe, ¿no cree que puede haber un error en su forma de comunicar?

Lo hemos dicho, y cuando intentamos hacerlo por otros medios, por redes sociales o pagando, nos acarrea investigaciones: “usted no puede hacer eso, usted no puede hacer lo otro”. La pregunta es al revés: Los medios de comunicación tienen una función social, la información es un derecho fundamental de la sociedad, no puramente empresarial y privada. ¿Por qué no se saben los grandes éxitos de la administración?

Entrando a hablar del tema de basuras, ¿cómo ve usted que está funcionando el sistema de recolección de basuras en Bogotá?

¡Bien!, todavía falta la mitad del programa, pero vamos bien. Hemos vuelto público el único servicio domiciliario que se había privatizado en Bogotá.

Sin embargo, lo sucedido con las basuras es lo que hoy lo tiene con una investigación en la Procuraduría…

Tengo decenas de investigaciones. Todos los días abro la boca, digo tres frases o producimos un actos administrativo, y hay personas que están poniendo las respectivas denuncias. Pero mire usted que logramos la reversión de los camiones compactadores a la ciudad; muchos se burlaron de mí, me atacaron, me dijeron dictador porque simplemente estaba trayendo a la luz publica un parágrafo de una ley.

¿Reconoce algún error de su administración?

Aquí hay errores, nosotros manejamos un aparato burocrático de 60.000 empleados y contratistas personales. Hay aparatos administrativos a los que todavía les falta mucho, que incluso necesitarían una reforma para garantizar las razones por las cuales se crearon. Eso no lo podemos llamar un error, eso es un vacío fundamental. Si yo tuviera un Concejo más permeable a la discusión, hubiéramos presentado una reforma administrativa.

Sigue sin reconocer un error de su administración

A partir de ese gran vacío que le menciono, se empiezan a encontrar los problemas. Por ponerle un ejemplo: los jardines infantiles, parte fundamental de mi programa, el aparato estatal y la normatividad del distrito no permiten hacer jardines infantiles y no permiten que el derecho a la educación se pueda garantizar al corto plazo, así tengamos la plata. Porque todas las instancias administrativas se convirtieron en espacios de contratación, por una ideología del neo liberalismo y por unos intereses que finalmente hicieron a esas instituciones en  los últimos años. De ahí se desprenden los errores que puede encontrar en esta administración. Puede tener usted muchos planes, pero con ese aparato  burocrático encuentra una larga lista de nos.

¿No es eso una excusa?

Nuestro esfuerzo es enfrentar eso y derrotarlo, porque nos van a medir por eso,  no se nos va  convertir en una excusa. 

¿Qué pasa con el SITP que uno ve los buses vacíos?

Porque así lo idearon en la administración de entonces.  

¿Por qué no se ha logrado que la gente se suba a esos buses?

Porque hoy en día los dos modelos están compitiendo y es mucho más fácil el modelo viejo, usted se puede subir y bajar donde quiera y pagar con las monedas ahí mismo en el bus. En cambio el otro es más difícil, tiene que aprender donde queda el paradero, tiene que comprar una tarjeta y solo se  baja donde esté el paradero.  En un año y medio se dará el cambio completo, aunque las perdidas de ese año y medio son de 750 mil millones de pesos. 

¿Qué fue lo que pasó con el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) y la idea de los prostíbulos en centros comerciales?

Es triste que un trabajo como el POT, que es el acumulado de cuatro años de trabajos de técnicos y de discusiones públicas en las que participaron 7.000 ciudadanos, termine prácticamente dañado porque un periodista no supo leer un artículo o porque un redactor no supo escribir con exactitud las palabras y dejó una ambigüedad.

A propósito del POT hay preocupación de los constructores por su anuncio de que quienes construyan en Bogotá deberán entregar en el mismo terreno construcciones para vivienda de interés social. 

En toda Colombia, por ley, toda construcción de este tipo tiene que pagar al Estado y dedicar un porcentaje a la vivienda de interés social.

¿Pero lo deberá hacer al lado de la construcción?

Aquí nosotros no hemos cambiado las normas, lo que hemos hecho es que sean reales y le sirvan a la ciudad. Aquí había la costumbre de que eso se pagaba en lotes y cuando iba uno a ver, eran lotes inundables donde no se podía hacer nada; es decir, era una estafa. O nos entregan lotes que sirvan o dan vivienda de interés prioritario. Porque la ciudad de Bogotá desde hace una década no construye vivienda de interés prioritario hasta que llegamos nosotros, que ya construimos más de 5000, nosotros, no nadie más. 

¿La gente tiene el temor de que donde se construya,  al lado tendrá que hacer vivienda de interés prioritario?

¿Y qué tiene de malo eso? Si usted va a las ciudades modernas en las fachadas nunca distingue cual es el edificio del más pobre ni el del menos pobre, porque ese es un principio de segregación, y eso es lo que queremos implementar en Bogotá. Una ciudad moderna tiene que mezclarse; si no, no sería democrática. Esto no lo podemos hacer de la noche a la mañana. Aquí yo no estoy haciendo una revolución de un día para el otro en este tema, pero si estoy poniendo un objetivo. La ciudad de Bogotá no podrá segregarse más socialmente, si no, no será viable y se volverá invivible para todos. 

Cómo no va a ser de la noche a la mañana  ¿Por dónde quiere empezar?

Vamos a mostrarlo en el centro ampliado, más lento de lo que yo quisiera. Lo que sucede es que el licenciamiento dura años, por ejemplo yo aquí encontré que    el edificio diseñado por Norman Foster llevaba 12 años sin que autorizaran su construcción en la 85 con 15. Ya ellos tienen su autorización eso ya no es de ellos. Nosotros lo dimos. Eso me llevo a la investigación de ¿por qué pasa eso? Hay una selección adversa, lo más malo sale rápido y lo bueno se queda.  Aquí estamos intentando que los procesos de aprobación sean rápidos; yo mismo estoy al frente de eso e invitado a los constructores a que inicien proyectos en esa zona. 

Para terminar: ¿Qué piensa que puede sacarlo más fácil a usted de la alcaldía: la revocatoria o la procuraduría?

Ninguna de las dos. Claro que es el futuro y nadie tiene la bolita mágica. 

 

La advertencia de Ordóñez a Petro

 

Un episodio más del choque de la administración de Gustavo Petro con los organismos de control: la Procuraduría emitió una circular en la que advierte a los mandatarios o miembros de administraciones que están en procesos de revocatoria ante la Registraduría que no pueden participar en política.

“Una de las formas de ejercer proselitismo político deviene de las actividades dirigidas a que los electores decidan apoyar o no todo proceso que implícitamente tenga que ver con la terminación atípica del período para el cual fue elegido un mandatario”, dijo el Ministerio Público.

Eso implicaría, según palabras del alcalde Petro, emitidas a través de Twitter, que “al impedir la Procuraduría que las administraciones públicas se defiendan de una revocatoria, condena el proceso a dineros privados”. Y añadió: “Confundir participación ciudadana con participación en política partidista: he ahí la base de la censura”.

El exsecretario de Gobierno Guillermo Asprilla (inhabilitado por la misma Procuraduría) va más allá y afirma que la advertencia viene desde la cabeza del organismo, Alejandro Ordóñez. “El mismo procurador que absolvió a Ciro Ramírez, condenado por Corte Suprema, ordena a Petro callarse ante revocatoria. ¿Esa es la justicia?”, sostuvo. A lo que añadió una pregunta: “¿Por qué el procurador no da la cara y pone a un subordinado a maniatar ilegalmente a Petro?”.

Para el progresismo, la “parcialidad de la Procuraduría es verdaderamente escandalosa”. Incluso, dentro de los indignados con la decisión estuvo el gerente de Canal Capital, Hollman Morris. El periodista se preguntó: “¿Cuando Uribe (el expresidente) hizo campaña por el referendo y la reelección, la Procuraduría se pronunció? ¿Lo censuró? Ahora le prohíben a Gustavo Petro defenderse”.

Pese a que la Registraduría no ha admitido la validez de las firmas de la revocatoria, ni ha terminado de estudiarlas, en la administración sienten que esta es una mordaza para afrontar el debate político y electoral que se dará, si prospera, al tiempo que investigaciones en la Procuraduría en busca del mismo fin: la destitución del alcalde Gustavo Petro.

 

 

 

Por Camila Zuluaga, Especial para El Espectador

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