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Habilitar urgencias, lo que sigue en el hospital San Juan de Dios

La intervención hace parte de la fase cero de recuperación del hospital. Los extrabajadores que viven allí se resisten porque temen que los saquen sin que les cumplan sus peticiones.

Carlos Hernández Osorio
28 de abril de 2015 - 04:00 a. m.
El objetivo de la Alcaldía es reabrir poco a poco los servicios del hospital San Juan de Dios. / Óscar Pérez
El objetivo de la Alcaldía es reabrir poco a poco los servicios del hospital San Juan de Dios. / Óscar Pérez

A los conciertos, exposiciones de arte y el mejoramiento de las coberturas vegetales que el Distrito ha hecho en las instalaciones del Hospital San Juan de Dios para comenzar su recuperación, se le suma desde la semana pasada la intervención en el área de urgencias con el fin de adecuar los servicios médicos y hospitalarios. Se trata de un paso más en el plan de acción diseñado por la administración, de acuerdo con la Empresa de Renovación Urbana (ERU). El comienzo de esos trabajos, sin embargo, generó un disgusto más a los antiguos trabajadores que viven allí, pues se trata, precisamente, de un edificio que ellos ocupan.

El jueves pasado, justo en la semana en que alcalde Gustavo Petro trasladó temporalmente su despacho al complejo hospitalario, los integrantes de las diez familias que habitan en el segundo piso de lo que corresponde a urgencias sintieron ruidos inusuales en la primera planta. Eran cerca de las 9:00 de la mañana. “Cada uno estaba en su cuarto”, relata Blanca Flor Rivera. “Bajamos justo cuando la puerta de urgencias se caía. Unos trabajadores que dijeron que los había mandado la ERU entraron con policía y les gritamos: ‘¡Se van!, ¡se van! Aquí no vienen a hacer cosas ilegales’”.

La situación fue tensa, de acuerdo con ella, porque no les habían anunciado las acciones de ese día y porque temen que los saquen después de 14 años de estar allí reclamando mejores condiciones en su liquidación y pensiones. La secretaria general de la Alcaldía, Martha Lucía Zamora, encargada del diálogo con ellos, asegura que era necesario desmontar la puerta de urgencias para ingresar unos equipos. “Ellos (los habitantes del San Juan) no tienen claro que tenemos un derecho a efectos de poder prestar los servicios de salud”, agregó la funcionaria, quien reconoció que es una situación “de muy difícil manejo” porque de por medio están las reivindicaciones laborales de esas personas.

Lo cierto es que se trata de un paso más que da la administración en aras de reabrir el centro asistencial, cerrado en 2001. La Empresa de Renovación Urbana informó a este diario mediante correo electrónico que los trabajos de iluminación y en el jardín infantil terminarán en mayo, mientras que la intervención para habilitar el área de urgencias se le sumarán trabajos en los edificios San Jorge y el de inmunología.

En el Plan Especial de Manejo y Protección (PEMP) que la Universidad Nacional entregó el mes pasado al Distrito, y que constituye una hoja de ruta para la recuperación y puesta en funcionamiento gradual de los servicios, se establece que las obras en estos edificios hacen parte de la fase cero de recuperación del San Juan, etapa en la que se contempla una serie de acciones que pueden y deben hacerse de manera inmediata.

Ninguno de los edificios que se intervendrán en esta fase está en riesgo alto, pues después del estudio de la Universidad Nacional se determinó que sus estructuras representan riesgos bajos o medios.

De la fase cero, que no tiene plazo definido. Siguen tres etapas planeadas para ejecutar durante una década, en la que los servicios se reabrirían poco a poco. Todo costaría, según el PEMP, $746.624 millones.

El Distrito, sin embargo, debe sortear primero varios obstáculos. El primero es la compra de los 24 edificios. La administración trabaja en este negocio desde el año pasado con el liquidador de la Fundación San Juan de Dios, que sería el encargado de vender. Sin embargo, en primera instancia el registrador de instrumentos públicos de la zona sur de Bogotá determinó que los edificios son de la Gobernación de Cundinamarca y no de la Fundación, así que esta no ha podido venderle al Distrito. Se espera la decisión de segunda instancia, en manos del superintendente de Notariado y Registro, Jorge Enrique Vélez. Por eso es que la presencia e intervenciones de la Alcaldía allí obedecen a un contrato que firmó con el liquidador mientras se resuelve la venta.

El otro escollo para implementar la recuperación y reapertura a cabalidad es la presencia de los trabajadores en las instalaciones del San Juan. Incidentes como el del jueves pasado son una muestra de que será un proceso difícil. La secretaria general de la Alcaldía agrega: “somos los únicos preocupados por ellos y en 15 años nadie lo ha hecho. Lo que pasa es que todo el conflicto, la angustia, verse igual que hace años, ya mayores, lo hace muy difícil todo”.

Blanca Flor Rivera, la extrabajadora que junto con sus compañeros rechazó el ingreso de los trabajadores del Distrito la semana pasada, reconoce que ha habido diálogo, pero que de allí solo se irán si les reconocen sus derechos laborales.

 

Por Carlos Hernández Osorio

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