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Hacerse el gringo

Hace poco tiempo llegó al café donde trabajo un hombre calvo, de barba, con bluyín, camisa de puño, reloj y diente de oro.

Carolina Romero M.*
27 de diciembre de 2014 - 02:33 a. m.

Entró articulando unas palabras ininteligibles, angustiado y cogiendo nuestras manos suplicantemente. Cuando se calmó, reconocimos que hablaba inglés, y en nuestro espanglish logramos comunicarnos con él.

Dijo que se llamaba Jorge Monserrat, que era un empresario de Estados Unidos de origen español y que estaba de viaje en Colombia para arreglarse la dentadura. Pero que al salir del aeropuerto El Dorado lo habían atracado, le habían robado su pasaporte, maleta y dinero. Nos dijo que venía caminando desde el apartamento de su dentista, ubicado en la 127, porque había ido allí a pedirle dinero prestado, pero su amigo estaba de viaje y llegaría justo para la operación.

Venía pidiendo dinero y ayuda en todo ese trayecto, unas 70 cuadras, pero en los locales adonde había entrado no hablaban inglés. Le parecía el colmo que no fueran bilingües, qué país tan inculto, decía. Nos pidió prestados $20.000 para ir a la embajada y hacer las vueltas de sus papeles. No es fácil estar en un país desconocido, sin poder comunicarse con nadie y en una situación económica difícil. Era factible, así que le dimos el dinero. Lo acompañamos a coger el taxi y le pedimos al conductor que lo llevara a la embajada.

Al otro día volvió, sin el reloj de oro. Lo había empeñado por una miserableza para pagar el hostal y había hablado con su esposa, que le giraría dinero. Resulta que era un millonario, su esposa era productora de MTV y su hijo, un tal JPrice, era un productor que había trabajado con Jay-Z, Beyoncé y Madonna. Le dimos un pastel de pollo y un café, nos dejó los datos de su hijo para contactarlo y dijo que al otro día volvería a pagarnos el dinero.

Apenas se fue, un cliente se nos acercó y dijo que justo había visto a ese señor dos semanas antes, con el mismo cuento de que acababa de llegar del aeropuerto, y también le había pedido $20.000. Buscamos a su supuesto hijo y nos llevó a un blog y un perfil de Twitter falsos. Evidentemente, el tipo nunca volvió. Se hizo el gringo.

 

*  Las crónicas en este espacio han sido escritas para El Espectador por estudiantes de la revista Directo Bogotá de la Facultad de Comunicación y Lenguaje de la Pontificia Universidad Javeriana.

Por Carolina Romero M.*

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