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La Administración Distrital, a través de la Secretaría de Ambiente de Bogotá, indicó este martes que la zona afectada por el incendio forestal que ocurrió el pasado fin de semana en la parte alta del Cerro Monserrate, localidad de Santa Fe, tardaría entre 20 y 30 años en recuperarse.
En el control de la conflagración trabajaron cerca de 30 miembros del Cuerpo Oficial de Bomberos de Bogotá y 260 funcionarios de once entidades distritales y de socorro, quienes debido a la topografía del terreno tuvieron dificultades en las labores de extinción del incendio forestal que afectó 24 hectáreas de bosque.
Según el Distrito, el área afectada corresponde a plantación de pino, una especie exótica, por lo que una vez el incendio sea controlado por completo harán una evaluación para determinar el proceso de recuperación de la zona, que debe estar encaminado a introducir especies nativas acordes al terreno.
Los incendios forestales causaron daños sobre el aire, el agua, la fauna, la flora, el suelo y la ciudadanía, puesto que al quemarse la vegetación el suelo quedó expuesto a los efectos de la lluvia y el aire. Esto con el tiempo podría generar problemas de erosión en Bogotá, y adicionalmente se podría aumentar la escorrentía superficial, por lo que los suelos tenderían a compactarse y los procesos de infiltración se van perdiendo. La fatal consecuencia de este hecho sería la alteración del ciclo hidrológico en la ciudad.
Por otra parte, si existe una pérdida de vegetación, la fauna iniciaría un proceso de migración debido a la pérdida de su hábitat, traduciéndose en una posible extinción de especies con el tiempo. Incluso, si las áreas quedan totalmente expuestas, en algunos casos podría iniciarse un proceso de invasión y colonización de especies exóticas de rápido crecimiento. Inevitablemente esto podría alterar por completo la funcionalidad y dinámica de las áreas naturales propias de la zona.
En lo corrido del año, en Bogotá se han registrado diez incendios forestales, que se incrementarían con la presencia de fenómenos climáticos extremos como “El Niño”, presente en la actualidad en todo el planeta y que contribuyen al cambio climático, pues al quemarse la vegetación se libera el dióxido de carbono que favorece el calentamiento global.