:format(jpeg)/www.elespectador.comhttp://thumbor-prod-us-east-1.photo.aws.arc.pub/89eb6qxyx1ycvGX9wapJxwaCEgI=/arc-anglerfish-arc2-prod-elespectador/public/ST7SJG4JFRC6FI7ZDUL3LFXLYM.jpg)
Se dice que los conciertos desplazaron la compra de discos, como mayor fuente de ingresos de la industria musical en Colombia; que se consume más música en internet que en físico y que se duplicaron las bandas independientes en la última década. Esas verdades eran secretos a voces, porque no existía un estudio que mostrara el impacto económico de la música en el país. A causa de ese vacío, la Cámara de Comercio de Bogotá y la Secretaría de Cultura, con el apoyo de la consultora Lado B, presentaron un informe sobre el crecimiento del sector y sus desafíos. Para conocer el impacto, una cifra: la industria musical en Bogotá, sólo por cuenta de espectáculos en vivo, mueve casi $90.000 millones al año (47,3 % de los ingresos del país), más de lo que cuesta el funcionamiento de las entidades culturales y deportivas del Distrito (Secretaría de Cultura, IDRD, Idartes, Orquesta Filarmónica y el IDPC).
El estudio se elaboró tomando datos, por ejemplo, de la encuesta cultural del DANE, de los registros del recaudo de derechos de autor de Sayco y de organizadores de conciertos, entre otros. También ratificó que la música es la más lucrativa de las artes: representó el 76 % de los ingresos totales de los eventos en la ciudad. Un dato adicional: mayo y septiembre son los meses en los que hay mayor actividad musical.
En cuanto a la forma de consumir música, indicó que el número de discos vendidos en Colombia cayó de casi 2,2 millones de álbumes, en 2011, a 1,6 millones, en 2015, mientras que el vinilo sigue su resurgimiento. Los ingresos por música vendida por internet streaming, mediante plataformas como Spotify, Deezer e Itunes se incrementó exponencialmente, de US$700 mil, en 2011, a casi US$15 millones en 2015.
Otro punto que subraya el estudio es la cantidad de empresas dedicadas a la organización de conciertos. En Bogotá hay 198 productores, mientras que en Cali, 95, y en Medellín , 87. En la capital hay más organizadores permanentes, mientras que en el resto de ciudades prevalecen los ocasionales.
Para Ángel Moreno, de la Secretaría de Cultura, el auge se debe a que tanto la ciudad como el país hacen presencia, desde hace años, en plataformas musicales del mundo que permiten que los sonidos colombianos circulen por los continentes con presentaciones y grabaciones. Eso indica, según él, algo reciente en el mercado musical nacional: hay una visión estructurada por exportar el producto colombiano. Por otro lado, dice que la designación que la Unesco hizo a Bogotá como Ciudad Creativa de la Música, impulsada por los festivales al parque, condujo a que entidades privadas aunaran esfuerzos con el Distrito para explotar este mercado.
El informe, para quienes lo realizaron, es apenas una primera foto del mercado musical en la ciudad y no una panorámica concluyente. No se tuvo en cuenta, por ejemplo, lo que producen los sitios con música en vivo en la noche; el turismo que atrae festivales como Estéreo Picnic o Rock al Parque, ni las pérdidas por las dificultades para organizar conciertos por falta de infraestructura o la cantidad de trámites en la ciudad. A pesar de esto, como dice Moreno, las primeras cifras demuestran que la cultura puede ser una alternativa para la economía del país.