Inundaciones afectan a Soacha

Aunque la alerta por desbordamiento del río Bogotá disminuyó, algunos conjuntos del municipio vecino amanecieron inundados. Ideam señala que la temporada de fuertes lluvias ya pasó.

Redacción Bogotá
01 de julio de 2015 - 02:28 p. m.
Archivo El Espectador / Archivo El Espectador
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A pesar de que este martes las autoridades ambientales indicaron que había disminuido el riesgo de inundaciones en algunas poblaciones aledañas al río Bogotá, por las lluvias de los últimos días, habitantes de algunos conjuntos residenciales en Soacha se levantaron en la madrugada de este miércoles con sus apartamentos llenos de aguas negras. El alcantarillado se rebozó y afectó dos urbanizaciones, donde el agua llegó hasta los 20 centímetros de alto en los primeros pisos.

Vecinos del sector afirman que siempre que llueve las alcantarillas se tapan y se rebosan dejando malos olores y riesgo de enfermedad. “Las obras de descontaminación del río Bogotá nos taparon las alcantarillas que iban a parar al río Soacha y por eso el agua no tiene para donde correr”, indicaron los habitantes del sector.

A pesar de este episodio, algunas autoridades insisten en que el riesgo hoy es menor al de la semana pasada, cuando se declaró la alerta roja para municipios de Cundinamarca como Chocontá, Suesca, Sáchica y Villapinzón. Según la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), la alerta disminuyó a amarilla, porque ya no hay peligro de daños materiales, como lo explicó Yuried Muñoz, ingeniera de la CAR.

Por su parte, el Ideam anunció que la temporada de lluvias fuertes ya pasó y que durante esta semana sólo se esperan lloviznas y lluvias moderadas en el departamento. “Las alarmas por inundaciones están con tendencia al descenso, pero todavía están encendidas para el departamento”, dijo Claudia Torres, jefe del pronóstico del Ideam.

Pese a los anuncios, poblaciones como Chía y Cajicá siguen adelantando acciones preventivas y un monitoreo constante del río, para estar preparados ante un eventual desbordamiento y por ahora señalan que tienen todo bajo control. Por ejemplo, en la tarde del martes, después de un recorrido en lancha por el río Bogotá (entre la universidad de la Sabana, el club el Retiro y otras edificaciones residenciales), el alcalde de Chía, Guillermo Varela, confirmó que el nivel del río es normal y que sigue disminuyendo.

“Gracias las labores de limpieza del río y las demás medidas que se tomaron (como la construcción de jarillones) a partir de la emergencia que se presentó en 2011, se necesitaría mucha agua para ocasionar una inundación por esta zona”, dijo el alcalde Varela

Las inundaciones: Un proceso natural

Si bien, las medidas que se adoptaron en 2011 para controlar las inundaciones las aplauden los que viven a orillas del río, para los ambientalistas, también tuvieron sus afectos negativos. Para la Secretaría de Medio Ambiente de Chía, la construcción de jarillones “fueron una solución rápida en tiempo de emergencia, pero el impacto que ocasionan en el medio ambiente es muy malo”, aclaró Carlos Eduardo Ángel, secretario del Medio Ambiente.

La WWF, una de las mayores organizaciones internacionales de conservación de la naturaleza, explica que un río se compone de mucho más que el cuerpo de agua que fluye hacia el mar. En un informe explica que un río lo compone un ´lecho menor´, donde el agua fluye la mayor parte del tiempo, y un lecho mayor, que es una llanura que forma la parte más amplia del río. Esta zona es la que amortigua las inundaciones.

El secretario de Medio Ambiente explicó que los minerales que deja el agua del río en la tierra que se inunda en épocas de lluvia son importantes para los ecosistemas y para los animales el resto del año. Las aguas subterráneas se filtran, gracias a los suelos arenosos de las orillas el río, y los animales que se alimentan de las plantas, crecen gracias a los nutrientes que dejó el agua. “Es por eso que las tierras cerca de los ríos son las mejores para cultivar el resto del año” agrega.

Sin embargo, en algunas zonas aledañas al río Bogotá esto se ha perdido a causa de la instalación de los jarillones. Pero éste no es el mayor problema, gracias a estas barreras de contención. “Estamos viviendo lo que llamamos un río de dos pisos”, afirma el alcalde de Chía. “Los jarillones hacen que el río sea menos ancho pero más alto. La presión sobre el lecho es mayor y ocasiona desbordamientos en las zonas sin protección”, agregó.

Las aguas del río son contenidas en determinadas zonas gracias a los jarillones. Pero a unos pocos metros, donde no existen barreras, el río coge más fuerza y más anchura por la fuerza del agua que viene represada. Es así que las casas con menos recursos son más vulnerables.

“La Secretaría de Medio Ambiente y la CAR están desarrollando un proyecto para lograr que el río Bogotá sea más ancho”, afirmó Varela. Con este plan la administración municipal y distrital esperan mermar los riesgos que representa el río en la temporada invernal.  

Por Redacción Bogotá

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