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Juegos prohibidos

Desde China, camuflado en importaciones legales, llega al país el explosivo con el que se fabrica la tradicional y peligrosa pólvora.

Redacción Bogotá
27 de diciembre de 2010 - 10:00 p. m.

Totes, voladores, torpedos, marranitos, chispitas y esponjillas fueron durante muchos años el eje de las fiestas navideñas en el país. De origen desconocido a la hora de las redadas policiacas —aunque se sabe que en su mayoría provienen de China—, los juegos pirotécnicos de fabricación casera o clandestina ofrecían el doble beneficio de encender la alegría a un menor precio. Se hacían en todo el país, con la técnica que los viejos polvoreros heredaron a los más chicos: un proveedor traía la materia prima y en Colombia armaban, ‘apretaban’ y embalaban los fuegos.

A tal punto llegó la tradición, que hasta hace muy poco eran comunes en la periferia bogotana las casas de habitación adaptadas a la fuerza como fábricas de pólvora en las que menores ni siquiera entrados en la adolescencia trabajaban por una moneda fabricando las populares mechas. Recibían como pago a tan riesgosa explotación una pequeña parte de su propia producción.

Quienes subían a los cerros para divisar desde los pobres miradores del suroriente capitalino el espectáculo del estallido simultáneo de miles de voladores y buscaniguas, quedaban tan absortos que sólo se percataban de que allí se escondía una tragedia cuando veían los titulares de los diarios en medio de la resaca decembrina.

Sólo en 2009 hubo 247 quemados en el país. La mayoría en diciembre (167). Más aún, en la noche de Navidad, 23.

Este año, entre el 20 de noviembre y el 23 de diciembre hubo 197 quemados, de los cuales 109 son menores de edad. El 24 de diciembre, 41 personas sufrieron lesiones por manipular pólvora y 23 de ellas son niños.

El general José Roberto León Riaño, director general de Seguridad Ciudadana de la Policía, sostiene que en este año en Bogotá se han incautado 1.173 kilos de pólvora. Van 89 toneladas en el país.

Las multas no son suficientes para disuadir a la gente. Quien sea sorprendido manipulando pólvora debe pagar un salario mínimo ($515.000) o 100 salarios ($51 millones) si la está comercializando. En Bogotá ya hay varios multados en las localidades de Ciudad Bolívar, Bosa y Santa Fe. El alcalde encargado, Héctor Zambrano, habló hasta de denuncias penales contra los padres de los niños quemados con pólvora. Pero los casos continúan. Van 88 en Antioquia, 24 en Valle, 24 en Caldas...

Mientras no haya conciencia ciudadana frente al problema y continúe el contrabando desde China (el inventor y mayor productor mundial de pólvora). Mientras sigan camuflándola en los contenedores que traen ropa, zapatos y regalos navideños. Mientras Maicao, Buenaventura y el Urabá antioqueño sigan siendo usados como puertos de llegada para el ilícito negocio y mientras Soacha y los demás municipios vecinos de Bogotá continúen como centros de distribución, la tragedia de las luces multicolores no cesará.

Por Redacción Bogotá

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