Una procesión inundó las calles de Teusaquillo. Al ritmo de rap y con flores blancas, cientos de personas se agolparon para recibir el coche fúnebre que llevaba los restos mortales de Héctor Éverzon Hernández Beltrán -conocido como Samurái, el poeta- cuyo cuerpo fue encontrado en un paraje boscoso de Ciudad Bolívar el pasado cuatro de enero. (LEA: Samurái y Canserbero, dos inexplicables muertes que enlutaron el rap)
A medida que avanzaba el cuerpo, los asistentes clamaban que la muerte de Hernández Beltrán no quedara en la impunidad. Con coloridos afiches, una decena de personas que vestía gorras y chaquetas abultadas caminaban al ritmo de canciones del álbum El funeral del tiempo que sonaban desde un recóndito parlante. “Ojalá haya justicia. ¡Que viva Samurái!”, gritó un hombre.
Los asistentes les pidieron a las autoridades celeridad en las investigaciones para esclarecer el crimen del rapero de 33 años, cuyo cuerpo fue plenamente identificado este lunes por parte de Medicina Legal, luego de que le fueran practicadas una serie de pruebas genéticas. Indicó además: “La causa de muerte corresponde a politraumatismo por elemento contundente”. (LEA: La muerte de Samurái fue violenta: Medicina Legal)
El grueso de los acompañantes que llegaron hasta la sala de velación La Luz y a la parroquia Santa Ana, en el centro de Bogotá, se trasladaron hasta el cementerio Jardines de Paz, en donde el cuerpo de Samurái fue despedido por mariachis.
“Cómo olvidar cuando me dijo que al dolor al que sonreírle y más si uno cae en la vida. Son palabras grandes que aún recuerdo”, escribió Carlos Dragón Guerrero del colectivo Rapzur. (LEA: Las versiones sobre el paradero del rapero Samurái)
La Fiscalía tiene a cargo la investigación para determinar las circunstancias en las que Hernández Beltrán perdió la vida.