Las canchas sintéticas de la discordia en Bogotá

Pese a que ya se cumplió la meta de canchas sintéticas, el Distrito seguirá entregando escenarios en medio de la oposición de vecinos, que prefieren tener zonas verdes naturales.

Felipe García Altamar / fgarcia@elespectador.com / @FelipeAltamar
25 de enero de 2019 - 05:29 a. m.
Una de las 100 canchas entregadas por el Distrito, en el Parque Fontanar del Río (Suba).  / Alcaldía de Bogotá.
Una de las 100 canchas entregadas por el Distrito, en el Parque Fontanar del Río (Suba). / Alcaldía de Bogotá.

Uno de los objetivos del Plan de Desarrollo de Enrique Peñalosa, en cuanto a cultura y recreación, es disminuir el 12,21 % de ciudadanos que consideran que los escenarios deportivos han empeorado. Para ello se proyectó la remodelación de parques y la instalación de equipamientos, entre los que se destacan las canchas sintéticas que ha venido entregando en diferentes localidades. En el parque Japón, ubicado en una exclusiva zona del nororiente de la ciudad, se proyecta la construcción de una de esas canchas, pero las cosas parecen complicarse para el Distrito ahora que la Procuraduría le dio cinco días para detener y justificar mejor esta remodelación, y un juez aceptó y otorgó medidas cautelares ante una acción popular. 

Son varias las razones por las que estas canchas han estado en el ojo del huracán. Algunas son los cerramientos, los permisos para su uso y, especialmente, porque para su construcción se ha tenido que cambiar el diseño paisajístico de algunos parques. Esto significa mover y talar determinado número de árboles por parque.

En el parque Japón, por ejemplo, hace una semana se talaron los primeros seis árboles, de 33 que plantea el proyecto. El fuerte activismo de los residentes del barrio La Cabrera llevó su preocupaciones hasta los entes de control, por lo que la Procuraduría le pidió al Distrito suspender las talas y justificar el impacto de sus planes en la fauna silvestre y la naturaleza.

Además, el ente de control le exigió a la Alcaldía los documentos que evidencien las reuniones llevadas a cabo para socializar las obras con los vecinos, pues una de las quejas más recurrentes es que se impidió la participación de la ciudadanía. Esto es algo que ocurre no solo en esta zona, sino en más de 50 parques de Bogotá, según denuncian los ambientalistas y activistas que quieren impedir las obras.

Uno de esos activistas es Sebastián Rojas, quien lideró los plantones en el parque Japón. Para él, los reparos que más han trascendido son respecto a la tala, pero pidió enfocar la atención sobre la socialización. “El trasfondo es lo que pasa con la participación ciudadana. Es muy grave que estén pasando por encima de la comunidad. Se debe entender que todo se hizo sin concertación. También hay que ver qué pasará con los árboles que talaron y qué responsabilidad cabe”.

El reclamo lo respaldan desde el Concejo. María Fernanda Rojas (Alianza Verde) llamó la atención sobre la falta de concertación para las remodelaciones en los parques y pidió al Distrito revisar si la prioridad, en tiempos de cambio climático, debe ser endurecer bosques urbanos o sembrar y preservar zonas verdes. “No estoy en contra de las canchas, en algunos parques tienen que haber, pero no puede ser prioridad hacer infraestructura sobre pequeños bosques. ¿No será que el afán es que no han entregado ninguna de las grandes obras y lo único para mostrar son esas canchas sintéticas?”, cuestiona.

Sin embargo, la cabildante también llama la atención por los costos que implica la tala en diversos puntos de la ciudad. Rojas, quien denunció que para construir las canchas van a tumbar 34.000 árboles (actividad que costará casi $17.000 millones), alertó que hay costos ambientales que no se están teniendo en cuenta a la hora de ejecutar los derribos.

“Parte de las 34.000 talas son por situaciones de emergencia, pero hay más de 16.000 que son por árboles enfermos. Esos conceptos deberían ser reevaluados y revisar si no hay tecnologías o tratamientos aplicables para evitarle la muerte al árbol. El problema es que ha sido sistemático y no solo es en el parque Japón. También en Iberia, Modelia, Ciudad Montes, Bosque Bavaria y otros puntos”.

Otros que no quieren canchas

Los vecinos del parque Santa Clara, del barrio Quinta Paredes, en Teusaquillo, también dicen que no los han tenido en cuenta en los planes para intervenir sus zonas verdes. Los mismos vecinos, según denuncia Liliana Castañeda, líder del barrio, son quienes han tenido que buscar al Distrito para encontrar información.

“En Teusaquillo no han hecho ningún proceso de concertación sobre la construcción de canchas sintéticas. La gente se entera solo cuando llega la cuadrilla de contratistas o ven cerramientos, como ocurrió en el Santa Clara, donde nunca hubo socialización y la información tocó pedirla por derecho de petición”.

Una situación parecida afrontan los vecinos del parque Normandía, antes conocido como Ciudad de Bogotá. Allí, si bien se han hecho reuniones, los residentes aseguran que los encuentros estuvieron enfocados en convencerlos de aceptar la remodelación. Juan Carlos Figueroa, miembro de la Junta de Acción Comunal, dice que se oponen a la remodelación, porque a pocas cuadras, en el barrio Villa Luz, ya hicieron una cancha y han notado que en vez de fomentar el uso de estos espacios, ha alejado a niños y jóvenes por el tema de los turnos para usarla.

“Las reuniones parecían una venta de canchas sintéticas. Duraban horas mostrando casos internacionales y los de Bogotá, pero nunca dijeron cómo iba a ser la de acá ni cuántos árboles iban a talar. Fuimos 200 personas y ninguna dijo que quería la cancha, porque prefieren seguir con la grama natural y que la use el que primero llegue. Mañana hay otra reunión, pero ya nos notificaron que la cancha sintética va porque va, entonces, ¿para qué son los procesos de socialización?”.

Por último, Bibiana Ibarra, líder del barrio Iberia (Suba), alertó sobre lo que pasa en el parque del sector. Allí, el proceso de participación fue una encuesta, para las cuales no les dieron contexto. “Dejaron 70 formularios, en un barrio de 1.500 personas, y solo preguntaron si a uno le gusta el patinaje o el tenis, pero sin contexto, y la gente responde lo que sea. Después seguro dirán que las encuestas evidencian la necesidad de remodelar el parque. Cuando venga el contratista habrá problemas, porque la gente saldrá a proteger los árboles. En el canal Córdoba talaron árboles de 20 años, que sirven para respirar, y sembraron árboles que no han cumplido ni un año, y no prosperan fácil”.

“Se siembra más de lo que se tala”

Tras la controversia y ante la solicitud de explicaciones por parte de la Procuraduría, la Secretaría de Ambiente recordó que ha sembrado ocho veces el número de árboles talados en la ciudad. Asimismo, aseguró que cuando se solicita un permiso de tala, se debe desarrollar un inventario de nidos y animales, así como las acciones para rescatar las aves o los huevos.

“Nosotros otorgamos permisos por emergencias, para árboles enfermos y para obras de infraestructura. El responsable del proyecto, después de cumplir los requisitos ambientales, debe compensar esta tala y siempre es mucho mayor de lo que se derriba. Hoy, cada árbol talado se ha reemplazado por ocho”, dijo el secretario Francisco Cruz.

La polémica por las canchas no va a cesar, pese a que el Distrito ya cumplió la meta de construir 100 canchas en la ciudad. Ahora, la nueva meta es sobrepasar las 150, por lo que la ciudad seguirá viviendo la discordia entre los vecinos que quieren preservar sus zonas verdes y el Distrito que busca dejarle a la ciudad unos parques más modernos.

Por Felipe García Altamar / fgarcia@elespectador.com / @FelipeAltamar

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