Lógicas del mercado

La central de abastecimiento de alimentos mas importante del país concentra cerca del 60% de la comida que es consumida por los bogotanos.

Redacción Bogotá
21 de marzo de 2013 - 10:00 p. m.

Los productores de alimentos e intermediarios de las zonas rurales que proveen a Corabastos están concentrados en un radio de 300 kilómetros alrededor de la capital. Los departamentos de Boyacá, Cundinamarca, Tolima, Meta y los Santanderes son los principales abastecedores.

Son 6.500 los comerciantes (sin contar los informales) que tienen su negocio en la sede ubicada en la localidad de Kennedy y 1.385 accionistas entre los que están la Gobernación del departamento (23,4%), el gobierno nacional a través del Ministerio de Agricultura (20,47%) y el Distrito Capital (4,03%). Durante el año 2012, Corabastos, como empresa, obtuvo un flujo de caja mayor al de 2011 en un 192%. Y, durante el mismo periodo de tiempo, algunos de sus comerciantes empezaron a generar flujos de mercancía para América del Sur, EE.UU., Canadá, Corea del Sur e India.

Actualmente, el Distrito está buscando poner en marcha la Empresa de Alimentos Bacatá que, aprovechando las 19 plazas de mercado que están bajo control público, para evitar que la regulación de los precios de los alimentos, la propiedad de los stands y la concentración de la distribución, tengan control estatal. “¿Cómo vamos a garantizar la seguridad alimentaria de la ciudad si, actualmente, dos o tres comerciantes pueden inflar o bajar los precios a su antojo?”. La consigna es “meterle al mercado tanto Estado como necesito, no estatalizar la comida”, afirma una fuente cercana al alcalde Gustavo Petro. Ese plan está enmarcado en el decreto 315 de 2006 sobre seguridad alimentaria, firmado por la administración de Lucho Garzón.

Para académicos y funcionarios la idea es interesante, no solo porque fortalecería la economía popular y los pequeños distribuidores y productores sino porque ayudaría a tener un mayor control sobre lo que la Fundación Nuevo Arco Iris y el alcalde han denunciado, una infiltración mafiosa. Panorama que ha sido controvertido por comerciantes y la Gobernación de Cundinamarca. Sin embargo eso no ha sido posible porque la gran mayoría de los productores siguen llegan a Corabastos pues les genera una mayor rentabilidad un mercado totalmente privado.

Más allá de esas denuncias, sí hay economías paralelas en Corabastos. Existen prácticas con respecto al subarriendo de locales que se podrían denominar extorsivas. Hay locales que son adjudicados a un particular y que luego, se entregan por un precio mayor a un tercero sin notificar el valor de la transacción a las directivas de Corabastos. También existe quien arrienda un local y lo divide en varias partes. No existe quien regule esos arriendos y varían de acuerdo al parecer de quien formalmente aparece como usuario del predio. Quienes están sometidos a estas lógicas son los comerciantes, no los accionistas.

Por otro lado, está “el ahorro”. Cadenas que se hacen por bodegas en las que cada comerciante aporta diariamente $1 millón y que, a quien recoge los cerca de 30 aportes, le genera ingresos. Eso, sin contar que existen, según evidencias recogidas por los mismos comerciantes, un gran circuito de préstamos informales.

Por Redacción Bogotá

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