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Los desafíos del cazucable

Investigadores dicen que para el metrocable, de $150 mil millones, se debe asegurar la estabilidad del terreno para no poner en riesgo a la población. Se necesitan recursos de la Nación por la debilidad financiera del municipio.

Verónica Téllez Oliveros
17 de enero de 2013 - 10:00 p. m.
Metrocable en las comunas 1  y 2 de  Medellín.   / Archivo
Metrocable en las comunas 1 y 2 de Medellín. / Archivo

El proyecto del metrocable en la deprimida zona de Cazucá, en el municipio de Soacha, promete ser la solución de transporte para 20.000 familias de esta zona. Pero un estudio publicado por la Universidad Nacional (sede Medellín) advierte que la inestabilidad del terreno y la falta de capacidad financiera y técnica del municipio ponen en duda el éxito del proyecto. El Gobierno afirma que adelanta gestiones para actualizar los estudios técnicos hechos en 2009 y tener listo el cable a mediados de 2014.

La idea del cazucable, que costará $150 mil millones, fue anunciada en un ‘consejo comunitario’ como una de las promesas presidenciales de Álvaro Uribe Vélez en 2009. Entonces el mandatario encargó a la empresa Metro de Medellín hacerse cargo de la localización y el diseño del proyecto en el municipio cundinamarqués.

Aunque el proyecto fue encargado a Metro de Medellín y tiene similitudes con el cable desarrollado en esta ciudad, como el hecho de que su localización sea en zonas marcadas por una historia violenta, el grupo de investigadores anota que los buenos resultados de este proceso son muy difíciles de replicar en el caso de Soacha.

En Medellín, las comunas 1 y 2, por donde pasa el cable, son visibles y cercanas al resto de la ciudad, lo que contribuyó a que el proyecto de movilidad fuera considerado como un plan urbano de importancia.

Soacha, que fue fundado en 1600, se pobló a cuenta de ocupaciones ilegales y la posterior venta ilegal de estos terrenos. También ha recibido a los desplazados que no encontraron lugar en la capital. A pesar de colindar con Bogotá y la localidad de Ciudad Bolívar, está alejada de sus grandes centros de poder. La situación de aislamiento de Altos de Cazucá, donde se hará el metrocable, es aún más difícil, pues ni siquiera es visible desde la Autopista Sur, como lo anota el grupo de investigadores, quienes agregan que además del cambio de prioridades políticas, esta condición hizo que el proyecto perdiera vigencia.

Pero hace un mes el presidente Juan Manuel Santos visitó Soacha y prometió que sería prioridad para el Gobierno. Por esta razón encomendó a la alta consejera para Bogotá, Gina Parody, liderar su construcción para que esté listo en 2014.

Según los diseños actuales, el cazucable recorrería cuatro estaciones en una distancia de 2,8 kilómetros y se elevaría 155 metros en relación con la Autopista Sur. Partiría de este punto en la estación Terreros (ver infografía) y subiría a las montañas de Cazucá, con las demás estaciones sobre sus laderas.

La estación Terreros serviría como nodo de intercambio para que los usuarios hagan transferencia con el sistema Transmilenio de Bogotá.

En ese contexto, una de las primeras críticas de los investigadores de la Universidad de los Andes que participaron en el estudio de la Universidad Nacional es que en la planeación del proyecto se han subestimado las condiciones críticas del terreno. La inestabilidad a causa de la explotación minera en el costado oriental de la comuna y la sismicidad han generado deslizamientos como el que ocurrió en 2009, que sepultó 17 viviendas y causó amenazas a más de 4.500 familias.

Los estudios geotécnicos básicos, que en 2009 Metro de Medellín encargó a la firma Inteinsa, encontraron 27 procesos de movimientos en masa en el área, pero, curiosamente, le dieron el sí a la viabilidad del sistema de cable aéreo en Cazucá.

Además, en su momento Metro de Medellín añadió que los suelos tienen buenas condiciones para ubicar las estaciones y los pilones sin comprometer la estabilidad de la obra. Pero las familias, según el análisis de la Nacional, seguirían en riesgo por la condición del terreno: “las estaciones se mantendrían en pie, mientras que las familias podrían desaparecer”, indican los investigadores Nicolás Rueda y Luis Hernán Sáenz.

Al respecto, El Espectador consultó a Gina Parody, quien responde que “hoy, por instrucciones del Gobierno Nacional, se adelantan las gestiones para hacer la actualización de los estudios técnicos y el diseño institucional que requiere un proyecto de esta magnitud”.

La alta consejera agrega que la Alcaldía de Soacha durante 2011 y 2012 realizó un estudio con el Servicio Geológico Colombiano del Ministerio de Minas y Energía para precisar los tipos y niveles de riesgo geológico o por remoción en masa del municipio. Éste es la base para la actualización de los diseños existentes del cable en Cazucá.

Para los también investigadores Jorge Acevedo, Juan Miguel Velásquez y Juan Pablo Bocarejo, uno de los factores decisivos en el éxito del cable de Medellín fue que el proyectó surgió en medio de una entidad con solidez técnica, financiera y política. Pero, Soacha es débil en términos de gestión administrativa y técnica.

A esto se suma que, según el análisis hecho por el Departamento Nacional de Planeación en 2009, el desempeño fiscal del municipio viene en continuo deterioro. Los ingresos propios bajaron del 25,8% en 2006 al 20,3 en 2009.

Parody explica que el Gobierno es consciente de la debilidad institucional que tienen algunos entes territoriales para adelantar grandes proyectos de infraestructura como el cazucable. De ahí que el municipio y la Gobernación de Cundinamarca avancen en la convocatoria de todas las áreas y entidades relacionadas con el tema, para adelantar las gestiones necesarias en cuanto a la actualización de los diseños ya existentes, la estructuración financiera para la ejecución y operación del proyecto y el diseño de la estrategia institucional para la construcción y operación del mismo.

La alta consejera también indica que la implantación del cable estará acompañada de gestión social y urbana por medio de un proyecto integral de mejoramiento urbano y de atención de la pobreza. Será coordinado por la Alta Consejería, con la participación de las entidades relacionadas con el tema.

Este será un aspecto crucial para que el cazucable sea exitoso. Los expertos puntualizan que es necesario “trabajar muy de cerca con las comunidades en las áreas de influencia. No se trata simplemente de pasar una línea aérea encima de las viviendas, sino insertarla en la vida cotidiana, para contribuir al mejoramiento efectivo de sus condiciones de vida”.

‘Movilidad urbana y pobreza. Aprendizajes de Medellín y Soacha’ 

Así se titula el estudio, publicado en 2012 por la Universidad Nacional y financiado por el Reino Unido. Fue producto de una investigación de dos años acerca del impacto social y urbanístico de los metrocables y el mejoramiento urbano asociado a ellos, así como del posible impacto del sistema propuesto para Soacha. Su compilador fue Julio D. Dávila, ingeniero civil y planificador urbano con experiencia de más de 25 años en proyectos de consultoría en Oriente Medio, Latinoamérica, Asia y África. Actualmente, Dávila es director de la Development Planning Unit , departamento de posgrado del University College London. Sus investigaciones se han enfocado en la contribución que los gobiernos locales de países en vías de desarrollo pueden hacer para una transformación social progresista en infraestructura.

Por Verónica Téllez Oliveros

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