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Bogotá Cómo Vamos presentó este lunes el Informe de calidad de vida, durante 2016, en el que se realizó un análisis sobre los principales indicadores de la política pública en la capital: salud, demografía, educación, seguridad, movilidad y mercado laboral. A pesar de que en términos generales el estudio evidencia que hubo avances en todos los frentes (en seguridad, por ejemplo, se redujeron en un 4 % los homicidios y 3,7 los hurtos), los datos estadísticos muestran también que el Distrito tiene el reto de atender una población que parece no tenerla fácil: los jóvenes.
La Encuesta de Percepción Ciudadana, incluida dentro del estudio, señala que esta población es la que más se ve afectada por la comisión de delitos en la ciudad (con el 51% de denuncias), en comparación con los adultos mayores, quienes registran el porcentaje más bajo (30%). En mortalidad no se quedan atrás. En aquellos entre 18 y 28 años se concentra el mayor número de muertes violentas: el 43 % de los homicidios, el 35 % de los suicidios y el 30 % de los accidentes de tránsito.
De esta forma, la organización propone desarrollar estrategias para reducir la cifra de muertes violentas en los jóvenes; fortalecer las políticas de desarme, y realizar intervenciones para evitar que el crimen organizado se fortaleca en localidades como Antonio Nariño, Rafael Uribe y Kennedy.
Por otra parte, en educación, el estudio demuestra que el Distrito ha logrado una cobertura del 93 %, del 95 % que se fijó como meta. Sin embargo, los datos estadísticos dejan ver que hay sectores en los que todavía hay trabajo por hacer. Entre ellos, se indica que la tasa de deserción de instituciones públicas es tres veces más alta que en las privadas.
En 2015, la deserción fue del 2,7% y la privada, de 0,8%. Las causas están relacionadas con la insuficiencia en el apoyo en transporte (8,9 %), alimentación escolar (4,7 %) y enfermedad (4,6 %). En términos de calidad, los resultados en las Pruebas Saber indican que los grados 3, 5 y 9 están por debajo del 40 % en el nivel avanzado, tanto en lenguaje como en matemáticas.
En cuanto a la educación superior se evidencia un aumento en el ingreso en programas técnicos, tecnológicos y profesionales durante los últimos cinco años (pasaron de 326.124, en 2010, a 465.501, en 2015). Llama la atención, no obstante, que sólo la mitad de quienes terminan el bachillerato acceden a un programa inmediatamente después de que se gradúan.
La deserción de quienes sí logran acceder también es muy alta. Según el Ministerio de Eduación, en 2015 la formación técnica profesional fue del 35,41 %; tecnológica, 18,74 %; técnica y tecnológica agregada 26,2 %, y universitaria 9,98 %.
La situación de los jóvenes tampoco es tan fácil cuando salen a buscar empleo. Según Ómar Oróstegui, director de Bogotá Cómo Vamos, mientras en promedio los ciudadanos tardan entre tres y cinco meses en conseguir trabajo, ellos tardan hasta siete. De hecho, la tasa de desempleo entre jóvenes es una de las más altas del Distrito: en 2016 alcanzó el 15.1%, lo que significa 1.4 puntos porcentuales más de los que se registraron en 2015.
Por eso, para Oróstegui, es necesario que a nivel nacional y distrital se plantean estrategias para reducir esos indicadores. “Esta administración tiene el reto de sacar el Plan Decenal de Juventud y tiene que ser a la luz de las problemáticas que afectan hoy a los jóvenes, no sólo en términos sociales sino también en económicos”.
