Los pasos hacia la descontaminación del río Bogotá

El Distrito espera abrir en el primer semestre del otro año la licitación para construir la planta de tratamiento de aguas residuales (PTAR Canoas), que estaría lista en 2024.

-Redacción Bogotá - bogota@elespectador.com
29 de noviembre de 2018 - 03:00 a. m.
Mauricio Alvarado - El Espectador
Mauricio Alvarado - El Espectador

La Empresa de Acueducto adjudicó al Consorcio EE Canoas una obra clave para cumplir con la tarea de descontaminar el río Bogotá. Se trata de una planta elevadora en el sur de la ciudad, obra que será clave para avanzar en la construcción de la tan esperada planta de tratamiento de aguas residuales (PTAR) Tunjuelo-Canoas, que servirá para tratar el 70 % de las aguas negras que producen los bogotanos.

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Aunque es apenas una pieza de todo el engranaje, la planta elevadora es una de las estructuras más importantes del sistema de saneamiento de aguas residuales, pues permitirá sacar las aguas negras de los túneles hasta la futura PTAR, donde serán tratadas y luego vertidas en el embalse El Muña. Desde allí, la idea es que el líquido lo use Emgesa en la producción de energía.

En esta obra se invertirán $367.503 millones, con los que el Consorcio EE Canoas (conformado por las firmas Mota Engil Latam Colombia S.A.S. y Empresa Constructora Brasil S.A.) deberá revisar, confrontar y complementar los estudios de la obra, para luego comenzar con la construcción y posterior puesta en marcha de la nueva estructura.

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Si todo sale como está planeado, en el primer semestre del otro año no solo se iniciaría esta construcción, sino que el Distrito podrá abrir la licitación para contratar la construcción de la planta de tratamiento, con lo que la descontaminación del río Bogotá podría comenzar en serio en 2024.

La historia

El proyecto Tunjuelo-Canoas es un complejo sistema de saneamiento básico, que comenzó en 2009 cuando se contrató la construcción de dos túneles, a más de 60 metros de profundidad, para transportar las aguas negras hasta una planta de tratamiento, sin tener que verterlas al río Tunjuelo.

La obra quedó a cargo del Consorcio Canoas, conformado por CASS Constructores y Odebrecht S.A., que debía construir un túnel de nueve kilómetros de largo (el conducto principal) y otro de 200 metros (de emergencia), por donde se drenaría el agua al río Bogotá, en caso de que la planta alcanzara su máxima capacidad.

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A pesar de que la obra llegó a un 95 % de ejecución, fue suspendida en la fase final, debido a que el Acueducto de Bogotá no adquirió a tiempo un predio de Invías, donde terminarían los túneles. Las obras quedaron paralizadas hasta el año pasado cuando, en cumplimiento de una sentencia del Consejo de Estado, el Distrito sacó las máquinas tuneladoras que habían quedado enterradas y pudo dar paso a la licitación para la construcción de la planta elevadora.

La licitación

El concurso para adjudicar esta obra se abrió en junio pasado y se cerró en septiembre con la participación de seis oferentes, de los cuales solo dos cumplieron con todos los requerimientos jurídicos y técnicos. La semana pasada se conoció el resultado de la evaluación financiera y, finalmente, el pasado martes se adjudicó la obra al Consorcio EE Canoas, que se comprometió a realizar los trabajos por $351.957 millones, $16.000 millones por debajo del presupuesto.

Aunque el Acueducto con la adjudicación da un paso más para cumplir con las tareas de saneamiento del río Bogotá, no todo ha sido bueno. Por un lado, el Distrito denunció las extrañas circunstancias en que un funcionario de la Procuraduría, haciéndose pasar por empleado de una dependencia en la que no trabajaba, visitó la empresa con la intención de ordenar que se suspendiera la licitación. Por el otro, la veeduría ciudadana del río Bogotá pidió a la Contraloría intervenir ante las posibles afectaciones económicas y ambientales de las obras, y por los cuestionamientos a uno de los integrantes del consorcio ganador: la firma Mota Engil. Según la alerta, esta empresa portuguesa, que se ha reconocido en la región por dedicarse a obras de infraestructura, es cuestionada en Paraguay por incumplimientos en la construcción de dos tramos del Metrobús.

Aunque son dos episodios que generan preguntas, lo cierto es que por ahora el Distrito sigue avanzando en la obligación de poner en marcha las obras para descontaminar el río Bogotá. El próximo año se espera que pueda avanzar en la adjudicación de la obra final: la esperada PTAR.

Por -Redacción Bogotá - bogota@elespectador.com

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