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Los pecados del SITP

El desconocimiento del sistema por los usuarios, la falta de rutas y de buses, así como las dificultades con las tarjetas, muestra que falta trabajo con la implementación. Aún falta montar el 40% de lo proyectado.

Redacción Bogotá
24 de octubre de 2014 - 03:41 a. m.
Los pecados del SITP

Los tres días del paro, que esta semana protagonizaron los transportadores tradicionales fue la oportunidad para desnudar los pecados del Sistema Integrado de Transporte Público (SITP) y al mismo tiempo la necesidad de acelerar su implementación. Si bien los buses azules sirvieron para aguantar la manifestación y para que no se viviera el caos de otros paros, queda en evidencia que el sistema está crudo.

Al menos es lo que se interpreta tras los brotes de violencia que protagonizaron algunos ciudadanos (que desesperados por los problemas de movilidad hicieron bloqueos) y el balance de las autoridades. Según el coronel Óscar Pinzón, comandante operativo de la Policía Metropolitana de Bogotá, en las protestas los manifestantes causaron daños a 126 buses del SITP, 20 buses convencionales y cuatro articulados de Transmilenio. Además, hubo seis personas lesionadas y 32 detenidas, que tendrán que responder por daño en bien ajeno y lesiones personales.

Los bloqueos revelaron los sectores donde el SITP tiene serios problemas. Por ejemplo, Suba centro, Perdomo, Ciudad Bolívar, San Cristóbal y Fontibón fueron los epicentros del conflicto. Las principales razones fueron la falta o la demora de rutas, los problemas a la hora de conseguir o recargar tarjetas o porque los buses no eran suficientes. Sin contar que casi nadie conoce los recorridos de los buses.

“Uno de los grandes problemas es que pocos lo usan. En el paro la gente se subió, pero obligada. Y en eso hay una lógica: nadie sabe para dónde van esos carros. Imagínese a alguien iletrado como yo, acostumbrado a la tabla que me dice claramente por dónde pasa, intentando viajar en los buses del SITP. Es un sistema muy confuso y por eso muchos terminan congestionando Transmilenio”, dijo Alfonso Pérez, representante de los pequeños transportadores.

A septiembre, las cifras del proceso de implementación muestran que, a pesar de estar en casi 60%, falta mucho para cubrir por completo las necesidades de la ciudadanía y que, bien o mal, eso lo está haciendo el transporte público tradicional. Por ejemplo, de las 343 rutas urbanas proyectadas para los buses azules, aún faltan 144, es decir, falta el 40%. En cuanto a la oferta de buses, de los 9.715 que debería tener para toda la ciudad, hay 5.791, es decir, falta el 40%. De igual forma, faltan paraderos, puntos de venta y recarga de tarjetas, así como acelerar la chatarrización (faltan casi 6.000). Estos problemas no se notan cuando las rutas tradicionales están operando.

Ante esta realidad, César González Muñoz, vocero de los operadores del SITP, señaló que si bien el paro dejó como lección que el sistema tiene gran presencia y que cuenta con la capacidad para atender una demanda mucho mayor de pasajeros, reconoce que el paro sirvió para evidenciar problemas que impiden acelerar su implementación.

El principal lío que reconoció fue que la gente no sabe cómo usar el sistema, no conoce las rutas y su estructura. “Hay un lío muy grande con la información. Es precaria y los ciudadanos no saben cómo usarlas. Eso tenemos que aceptarlo y sabemos que debemos hacer un gran esfuerzo para que la gente lo conozca y lo entienda. De lo contrario, la gente seguirá viajando en el bus viejo”.

En cuanto a los medios de pago, también reconoció fallas. “La falta de integración de los medios de pago es muy grave. Sin embargo, es algo que se sale de nuestras manos, aunque debemos exigir que se resuelva lo antes posible. La gente no puede tener duplicidad de tarjetas, eso desestimula la demanda de los buses azules. Si une eso con el problema de la información, ahí tiene el caldo de cultivo para un sistema que no funciona eficazmente”, agregó González.

Frente a la falta de rutas y de cubertura, el vocero señaló que hay varios factores que se unen para que esto ocurra. Uno es que aún siguen rodando por la ciudad vehículos antiguos, algo que reduce el flujo de pasajeros al nuevo sistema y se traduce en la demora en la creación de nuevas rutas. Y para completar, la quiebra de dos operadores como Coobús y Egobús, que juntas son responsables del 30% del SITP. “Si estas empresas no funcionan, será imposible que el sistema esté al 100%. Es necesario que el Distrito encuentre una solución y que sea claro en decirle a la ciudad si esas empresas son o no viables. De lo contrario, no sabremos qué esperar del futuro del sistema”, concluyó.

Por Redacción Bogotá

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