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Los planes secretos de Petro para 'sacarle' los trabajadores a las empresas de basura

Gustavo Petro desnudó su estrategia sobre el nuevo modelo del negocio de las basuras en la ciudad: quiere sacarles los empleados y las bases de datos a los actuales operadores. Según él, el minvivienda está tras complot contra administración distrital.

Élber Gutiérrez Roa / Diana Carolina Cantillo E.
04 de diciembre de 2012 - 11:26 p. m.
Gustavo Petro, alcalde de Bogotá, en su despacho en el Palacio Liévano, edificio al que la semana pasada llegó un infiltrado que grabó su estrategia para implementar el plan público de aseo.  / Gabriel Aponte
Gustavo Petro, alcalde de Bogotá, en su despacho en el Palacio Liévano, edificio al que la semana pasada llegó un infiltrado que grabó su estrategia para implementar el plan público de aseo. / Gabriel Aponte

La promocionada cirugía al esquema de recolección de basuras en Bogotá está a punto de desatar un escándalo político que incluye espionaje y contraespionaje entre la administración distrital y las empresas actualmente encargadas de la prestación del servicio.

La puja es nada más ni nada menos que por un negocio que mueve anualmente $312.000 millones y que hoy está en manos de Lime, Atesa, Ciudad Limpia y Aseo Capital, los cuatro contratistas que recogen 6.000 de las 7.200 toneladas de basura que produce a diario Bogotá y que ganan $120.000 millones anuales, al decir del alcalde Gustavo Petro. Las restantes 1.200 son recolectadas por cerca de 14.000 recicladores informales, quienes no reciben remuneración vía tarifa.
Con semejantes cifras, no es de extrañar que la intención del mandatario, en el sentido de no renovarles los contratos a los privados para la prestación del servicio, haya desatado una verdadera guerra jurídica en la que uno y otros amenazan públicamente con llevar a tribunales a su contradictor y van y vienen las acusaciones sobre intentos de monopolio, irrespeto a la libre competencia e improvisación en el manejo del tema de los servicios.

Lo que nadie se esperaba era que la pelea llegase hasta el punto de infiltrar informantes en las empresas o en el mismísimo despacho del alcalde mayor de Bogotá, acciones que estarían destinadas a convencer a los empleados de las compañías de aseo privadas para que ingresen a la empresa pública que las reemplazará (en el primero de los casos) o para tratar de descubrir la estrategia del alcalde Petro en materia de recolección de basuras.

El capítulo más evidente de este juego de espías se dio el miércoles 29 de noviembre. Ese día, a las 8:00 a.m., el Distrito tenía programado un encuentro entre los miembros del sindicato de la Empresa de Acueducto (la entidad que reemplazará a los privados en la operación del aseo el 18 de diciembre) y empleados de Lime, Atesa, Ciudad Limpia y Aseo Capital, a quienes los primeros expondrían los beneficios de trabajar para Aguas de Bogotá, filial del Acueducto.

Como la reunión no empezó a tiempo, una veintena de los invitados se marchó. A las 10:30 a.m., con un auditorio conformado sólo por cuatro operarios de las empresas privadas y tres miembros del sindicato del Acueducto, el alcalde Petro hizo su ingreso y durante hora y media discutió con ellos los pormenores del negocio, les preguntó cómo funcionan las empresas, cuánto ganan en ellas, cómo está distribuida la carga laboral y se mostró interesado por detalles de la maquinaria utilizada en la recolección. Escuche aquí los detalles del plan de los trabajadores

La curiosidad del alcalde, según revela una transcripción del encuentro que fue conocida por este diario, lo habría llevado incluso a poner una serie de tareas a los asistentes a la reunión, entre ellas la de conseguir la información de bases de datos de los operadores privados. La instrucción, que bien podría ser vista como una expresión coloquial, también podría poner en aprietos al mandatario local, pues leída de manera literal tiene que ver con asuntos jurídicos y, por lo menos, un dolor de cabeza le traería al alcalde.

¿Juego sucio? ¿Ignorancia respecto a las características mínimas del negocio que pretende dejar ahora en manos de la ciudad? ¿Una estrategia para conocer cómo opera el contrincante? Interrogados sobre el particular por este diario, los asesores del alcalde señalaron que el Distrito prefiere no pronunciarse al respecto.

Sin embargo, el documento conocido por El Espectador deja en evidencia que el Distrito se está empleando a fondo para conocer los secretos de las empresas que piensa suplir y que ello incluye una estrategia para hacerse a los empleados y equipos que quedarían cesantes desde el 18 de este mes.

El documento advierte incluso que Petro estaba pensando en la expedición de un decreto que lo facultase para emitir medidas excepcionales con el fin de evitar que Bogotá se ahogara en basuras durante la transición entre la salida de los privados y la llegada del nuevo operador público. Esa preocupación del alcalde también tuvo su origen en un cuidadoso seguimiento a los movimientos de los operadores ante instancias nacionales durante las últimas semanas. Petro está convencido de que, al sentir amenazado su negocio, los privados quieran sabotear el proyecto público que él lidera.

La versión sobre la expedición del decreto, tal y como está narrada en el documento conocido por este diario, también es cierta. De hecho, fuentes de la Alcaldía consideran que esa es una de las piezas fundamentales en la estrategia del alcalde y, aunque no estuvieron de acuerdo con ser citadas, expresaron su molestia porque el plan sea develado. ¿Y cuándo planeaban contárselo a la ciudad? Cuando estuviera listo el decreto, que la administración planea expedir esta semana como hoja de ruta para la transición.

Según conoció El Espectador, el documento ratifica el 18 de diciembre como la fecha límite para la prestación del servicio por parte de los privados, pero faculta a la administración para adoptar medidas antes de esa fecha e incluso habla de acciones contra los operadores actuales si incurren en desacato, es decir, si siguen prestando el servicio más allá del 18 de este mes. En otras palabras, a Petro le preocupa que ese día haya una guerra entre privados y públicos por cada una de las bolsas de basura de Bogotá. Y tiene la lupa de la ciudad encima, porque la consejera presidencial para asuntos de Bogotá, Gina Parody, ya advirtió que si el 19 de diciembre la ciudad amanece llena de basuras, la Empresa de Acueducto será intervenida.

El decreto, ya está dicho, le daría tiempo al alcalde para actuar. Pero puede ser demandado ante tribunales, situación que, según la conversación obtenida por este diario, también está prevista en la Alcaldía. De hecho, Petro dijo en la citada charla que los términos procesales le darían más tiempo al Distrito para organizar su operación. “El decreto lo van a demandar, pero, ¿cuánto tiempo van a demorar en una demanda? Y ahí empieza todo un proceso. El decreto, si nosotros les sacamos sus trabajadores, es un golpe fundamental...”, señala el mandatario.

El nuevo negocio

Del documento también se desprende que la Alcaldía no descarta el escenario de negocio compartido entre Aguas de Bogotá (filial del Acueducto que prestaría el servicio) y los actuales operadores, aunque con condiciones diferentes a las de hoy.

¿Cómo se haría la prestación del servicio de aseo por parte del Distrito? El modelo no está claro en los detalles más puntuales, pero el Distrito quiere quedarse con el manejo de las seis zonas en las que está repartida la ciudad para efectos de recolección de basuras. Este modelo tendría una vigencia de un año, mientras la Uaesp estructura una nueva licitación en la que incluye temas como la remuneración para los recicladores y define cómo se haría el aprovechamiento de los desechos de hogares e industrias en la ciudad, otro de los caballos de batalla de Petro. Los contratos durante este año de transición, según la cita del 29 de noviembre, serán hasta de $100.000 más por persona. No obstante, no habrá contrato directo con el Distrito, como se sugirió inicialmente, pues el modelo está pensado sólo para un año, mientras se hace la licitación.

El cazador cazado

Pero si a muchos les sorprende que el alcalde ande indagando las cifras y cuentas de las empresas privadas de aseo y no pueden creer que esté reuniendo a los empleados de las mismas para convencerlos de que cambien de barco, hay un aspecto que llama aún más la atención: ¿quién y cómo grabó la conversación de Petro con ellos?

Nelson Castro, presidente del sindicato del Acueducto de Bogotá, cree que fueron los mismos operadores de las recolectoras de basura quienes infiltraron en la reunión a alguien. Y que no sólo lo hicieron para dañar la retoma pública del aseo, sino para deteriorar la relación del alcalde y ese sindicato, ya que esa organización obrera ha sido el nexo fundamental entre recicladores y empleados con el Distrito.

Desde junio pasado, ante una tensa relación con distintos actores políticos nacionales y locales, algunas personas cercanas al alcalde le solicitaron restringir el ingreso de teléfonos móviles al Palacio Liévano, sede de la Alcaldía, para prevenir este tipo de situaciones, pero Petro se opuso, pues consideraba que nada tenía que esconder. Hoy, algunos se cuestionan si con una medida similar se hubiese podido evitar la filtración de los detalles de la reunión sobre el tema del aseo.

De todas formas, en el Distrito piensan que la grabación sí corresponde con lo ocurrido en aquella reunión del 29 de noviembre y que, más allá de algunas expresiones coloquiales, no contiene nada de qué arrepentirse. Dice que muchas de esas cosas ya las había sugerido el alcalde en sus discursos y que la decisión de darle un vuelco al negocio de las basuras no tiene marcha atrás.

Las nuevas reglas de juego

Gustavo Petro: “Va a haber una condición de tarifas. Manejan nuestra flota, nosotros consideramos que la flota de ellos es de nosotros. Digamos que esa es nuestra posición. Los contratos laborales son bajo trabajo decente —le llamamos nosotros—. ¿Qué es trabajo decente? Por lo menos ahora, que la relación laboral es empresa-trabajador, no con la temporal, que es un contrato sin ninguna garantía. Que sea un contrato laboral con prestaciones y con un nivel de estabilidad, esas serían las condiciones de un contrato decente para el caso de empresas privadas, si es que quedan empresas privadas aquí. Si no quedan, es decir, nosotros operamos el 100% o buena parte de la ciudad, entonces lo que tenemos claro y es lo que he venido trabajando con Aguas de Bogotá”.

La estrategia para evitar el caos

Gustavo Petro: “Los privados van a intentar salir a la calle a recoger la basura, así es, respaldados por unas cartas, ¿no es cierto?… Y voy a sacar un decreto que lo prohíbe. El decreto lo van a demandar, pero cuánto tiempo van a demorar en una demanda y ahí empieza todo un proceso. El decreto, si nosotros les sacamos sus trabajadores, es un golpe fundamental… entonces terminan ofreciéndonos hasta los carros nuevos, que se los compremos. Va a ser muy difícil que nos ganen… Ellos (las empresas privadas de aseo) tienen que bajar las tarifas, contratar a los trabajadores de otra manera. La facturación tienen que hacerla aparte de nosotros. Mientras pelean judicialmente a ver si se ganan algo, pasan meses, entonces empiezan a perder el billetico”. Escuche aquí los detalles de la estrategia de Petro

Las tareas al sindicato

Nelson Castro (presidente del sindicato del Acueducto): Alcalde, ¿cómo es la tarea, cuál es el siguiente paso? Nosotros estamos dispuestos, tenemos la voluntad y el nexo con los compañeros. A mí me parece que nosotros debemos tener resultados concretos, como las plantas y los equipos con los que cuentan. Es decir, en el transcurso de esta semana, estamos a miércoles, a más tardar el viernes nosotros debemos tener eso listo…

Gustavo Petro: Tres tareas concretas. Primero, base de datos. Sería para nosotros magnífico, porque ya no dependemos más…

Nelson Castro: Aquí los compañeros...

Gustavo Petro: Las bases de datos de las cuatro empresas.

Nelson Castro: Ya Jorge y Gloria están en eso…

Gustavo Petro: La otra tarea es la de ir y abrir el proceso de contratación…

El tema Vargas Lleras

Hay un aparte de la conversación del 29 de noviembre en el que el alcalde Petro suelta otra perla, esta vez sobre su tesis del supuesto complot en contra de su administración. Según Petro, en la reciente cita con el presidente Juan Manuel Santos, en la Casa de Nariño, éste le habría dicho que no tiene que ver con ataques a la administración distrital y que éstos provendrían más bien de uno de sus ministros: Germán Vargas Lleras.

Lo haya dicho o no el presidente —en la Casa de Nariño reposa una grabación de la conversación con el alcalde—, esa especie circula hace rato por los pasillos del Palacio Liévano, en donde miran con cierto recelo la cercanía del hoy ministro de Vivienda con algunos de los empresarios más importantes del sector del aseo y con el superintendente de Industria y Comercio, Pablo Felipe Robledo.

De hecho, esta es una reedición de la vieja batalla que libran Petro y Vargas, dos de los políticos mejor votados en Bogotá y quienes figuran en las cuentas de muchos como fichas decisivas para próximas elecciones presidenciales.

Lo cierto es que, para temas tan importantes como “conocer y decidir sobre los asuntos relacionados con la ejecución de proyectos que se adelanten por varias empresas de servicios públicos en distintos municipios”, el propio Vargas Lleras se declaró impedido desde el 2 de octubre de 2012, tal y como quedó plasmado en el Decreto 2031, en el que se argumenta que “el señor ministro tiene una relación de amistad con los socios de las empresas” Ciudad Limpia, Lime, Aseo Capital y Atesa, compañías que hoy operan la recolección de basuras en Bogotá. Escuche los detalles que revela Petro de su reunión con Santos

Precisamente, por no violar el impedimento, el ministro Germán Vargas Lleras se abstuvo de dar declaraciones sobre el particular a este medio.

Por Élber Gutiérrez Roa / Diana Carolina Cantillo E.

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