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Los retos con el “asesino de Monserrate”

Policía, Fiscalía, Medicina Legal y el Distrito trabajan en descifrar la historia completa detrás del confeso criminal. Identificar las víctimas y conocer si hay más, son algunos de los desafíos. Los trabajos se concentran en el Bronx.

Alexánder Marín Correa
07 de diciembre de 2015 - 01:48 a. m.

A medida que avanza la investigación alrededor de Fredy Valencia, el asesino serial de Monserrate, crece el número de víctimas. El sujeto, quien ha colaborado con las autoridades, primero dijo que había matado a siete mujeres, luego habló de 16 y para este fin de semana la cifra iba en 24 víctimas. Por esta razón, los encargados de la inspección judicial de la zona donde vivía y mataba el criminal, ampliaron el radio de búsqueda 500 metros a la redonda del cambuche. Este fin de semana hallaron dos cuerpos más, con lo que la cifra asciende a 11 víctimas.

Y aunque las tareas y los protocolos de búsqueda de los cuerpos ya están definidos y cuenta con la ayuda del propio asesino, las autoridades se enfrentan al reto más difícil de esta historia: identificar a las mujeres que Valencia asesinó en Bogotá. A pesar de que el Instituto de Medicina Legal designó un grupo de expertos integrado por médicos patólogos, médicos forenses, odontólogos, antropólogos, psiquiatras y psicólogos, para aplicar la metodología que se usa en casos de asesinatos en serie, son los detectives quienes deben recaudar las otras piezas del rompecabezas para conocer quiénes fueron las víctimas.

Para cumplir esta tarea también hay un grupo interdisciplinario e interinstitucional, que tiene como misión descifrar toda la historia detrás de Valencia. Uno de los insumos es la base de datos de desaparecidos que, según el Sistema Nacional de Información Sirdec reporta en Bogotá 17.000 personas, de las cuales al menos 7.200 son mujeres. Sólo en las localidades de Los Mártires, San Cristóbal, Santa Fe y la Candelaria, donde se supone que era la zona de influencia del asesino, el reporte asciende a 3.400 desaparecidos, de los cuales 1.300 son mujeres.

Por ahora, las únicas pistas que tienen los investigadores son las que el propio asesino les ha dado. Como hay un relato preciso, de cómo contactaba a sus víctimas en el centro de Bogotá, especialmente en la zona del Bronx, inicialmente es allí donde se están concentrando las investigaciones, para tratar de hallar indicios que lleven a identificar a las víctimas. Sin embargo, como el asesino se cuidó a la hora de seleccionar a las mujeres que asesinaba, eligiendo habitantes de calle de las que nadie extrañaba, la misión de los detectives es tratar de dar con alguien que reconozca al asesino, que dé detalles de cómo operaba y describa a las mujeres del Bronx que lo acompañaban.

Como parte de las estrategias, Medicina Legal, por su parte, hizo un llamado a los ciudadanos que crean tener un pariente en el Bronx, para que dejen muestras de sangre o algún tipo de tejido, que permita hacer cotejos de ADN con los cuerpos que han encontrado.

En todo este trabajo, el acercamiento que ha tenido el Distrito con los habitantes de calle, a través de los Centros de Atención a Drogodependientes (Camad) y otros programas sociales, es clave en la investigación. Lo que quieren las autoridades es aprovechar el contacto que han tenido los funcionarios con los habitantes y el registro de los pacientes que se han acercado a estos centros. Por esta razón, delegados de las secretarías de Gobierno y de Integración Social han participado en las reuniones que vienen adelantando las autoridades.

La característica que deben tener los investigadores es la paciencia. Todos los que participan saben que buscar en el Bronx no será tarea fácil. Un investigador del Distrito, que ha estudiado la dinámica de la principal “olla” de venta de estupefacientes de Bogotá, señala que el obstáculo que enfrentan es que hace rato el Gobierno suspendió todo tipo de acción directa dentro del Bronx, quedando sin contactos ni datos de lo que ocurre en esta zona, “que tiene una dinámica que se sale de cualquier lógica institucional”.

Sobre la zona donde abordaba a sus víctimas, el investigador explica que es posible que no sólo lo hiciera en el Bronx, ya que en el centro hay otras “ollas” como Plaza España, Tercer Milenio, Santa Fe, ‘Cinco Huecos’, ‘San Berna’, hay mucha variedad de zonas donde pudo encontrar a las mujeres. Además, sus víctimas también las pudo encontrar deambulando por cualquier lugar de la ciudad y como para un consumidor de bazuco cualquier cosa es una alternativa, las pudo llevar fácil.

Sobre las desapariciones en el Bronx, dice el investigador, hay muchas leyendas que son difíciles de comprobar. “La idea sería encontrar testimonios, pero trabajar en esa zona es casi imposible. Basta con recordar el episodio de dos detectives del CTI que fueron secuestrados en mayo pasado, quienes también adelantaban la búsqueda de un desaparecido”, agregó el investigador.

Por eso señala que las tareas podrían concentrarse en el Camad Bakatá, que es un centro de atención a cuadras de la zona y que ha tenido un acercamiento con muchos de los habitantes que permanecen en el Bronx, o el Hospital Santa Clara, que califica como un hospital de guerra de la zona. “Allí se está haciendo un trabajo de acercamiento y es posible que se pueda hallar a alguien que tenga información y que dé alguna pista que permita identificar a las víctimas. Cualquier otro método que usen será muy complicado, porque algo que caracteriza al habitante es el desarraigo. Y en una zona como el Bronx, seguramente nadie extraña que alguien desaparezca”, concluyó el investigador.

En el Bronx ingresan a diario casi 2.000 personas, que puede considerarse una población estable pequeña, ya que si no está consumiendo droga no se puede quedar.

Por Alexánder Marín Correa

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