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La lucha por la tarjeta del SITP

Sigue sin resolverse el lío entre los dos contratistas encargados de hacer el recaudo en lo que sería el Sistema Integrado de Transporte. Estas son sus propuestas.

Redacción Bogotá
06 de julio de 2012 - 11:03 p. m.

Sigue en el limbo la posibilidad de que el Sistema Integrado de Transporte Público (SITP) tenga una sola tarjeta para pagar el pasaje. Los dos contratistas (Angelcom, con un contrato hasta 2015 para ser el recaudador de las fases I y II de TM; y Recaudo Bogotá, el nuevo recaudador de los buses y de la fase III) no se han podido poner de acuerdo, mientras la empresa Transmilenio S. A., al menos por ahora, parece ser apenas un espectador pasivo del conflicto.

La incompatibilidad técnica entre las tarjetas es sólo la punta del iceberg de un problema que toca ámbitos legales, sociales y económicos. Por supuesto, cada una de las dos firmas tiene su versión de los hechos y su respectiva propuesta para solucionar el asunto.

El primer problema es que la tarjeta ‘Tullave’, de Recaudo Bogotá, es incompatible técnicamente con la ‘Tarjeta Capital’ de Angelcom. Jair Ortiz, asesor tecnológico de esta firma, le dijo a El Espectador que Recaudo Bogotá habría podido evitar este inconveniente: “De 31 tarjetas que tenían para escoger, eligieron la única que era incompatible con nuestra tarjeta. Ellos sabían esto desde septiembre de 2011 y hasta mayo de este año nos avisaron que las tarjetas no eran compatibles”.

Pero por otro lado, en los contratos de Angelcom y Recaudo Bogotá existe una diferencia en cuanto al ahorro que tendría el Distrito si decide quedarse únicamente con la tarjeta ‘Tullave’, sin esperar a que termine el contrato de Angelcom, una posibilidad que está contemplada en los contratos. Como las cifras extraoficiales señalan que Angelcom recibe $5.000 millones mensuales por estos servicios y Recaudo Bogotá cobraría $2.700 millones, estaríamos hablando de un ahorro de $2.300 millones mensuales.

A pesar de esto, fuentes de Angelcom han reiterado que la cancelación del contrato podría conllevar un detrimento patrimonial: “¿Qué van a hacer con las máquinas y los dispositivos que están funcionando desde hace 12 años? ¿Está seguro que sacar los equipos y realizar una indemnización sería una rebaja para la ciudad?”.

Como si esto fuera poco, el tema de la tarjeta única puede retrasase más, pues Angelcom alega que Recaudo Bogotá estaría incurriendo en el incumplimiento de los decretos 319 de 2006 y 309 de 2009, que ordena la integración del sistema de recaudo de Transmilenio al SITP. Un deber que, principalmente, tendría que cumplir el Distrito.

En caso de que el Distrito decida cancelar el contrato con Angelcom, también deberá resolver cómo abordar los convenios entre esta entidad con Davivienda, Av Villas, el Banco de la República y algunas universidades, pues son más de tres millones de tarjetas que estarían comprometidas con estas entidades, que se aliaron con el recaudador para el cobro del pasaje.

En caso de que no se logre establecer una conciliación con Angelcom, Recaudo Bogotá ha argumentado a través de diferentes comunicados que las dos tarjetas deberán convivir hasta 2015, año en que termina el contrato con el Distrito. Una incomodidad que terminará pagando el usuario.

Por Redacción Bogotá

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