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Medidas para frenar la expansión al norte

En un terreno de casi 4 mil hectáreas prohibirán nuevos cultivos de flores y urbanizaciones alrededor de la futura Avenida Longitudinal de Occidente.

Verónica Téllez Oliveros
09 de agosto de 2015 - 08:21 p. m.
Para construir la futura ALO deberá hacerse un estudio técnico para que no afecte el humedal La Conejera.  / Daniel Gómez.
Para construir la futura ALO deberá hacerse un estudio técnico para que no afecte el humedal La Conejera. / Daniel Gómez.

Los constructores y propietarios que veían en los terrenos del borde norte de Bogotá una oportunidad para levantar condominios estrato seis, se quedarán sin esta posibilidad debido a las nuevas normas que definieron la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) y el Distrito. Luego de más de un año de análisis, acordaron medidas que contienen la expansión y protegen aún más la Reserva Forestal Thomas Van der Hammen, que se convertiría en un bosque urbano.

En el extremo norte de la capital hay una zona que va, más o menos, de la calle 170 hasta los límites finales de la ciudad. Está sobre el costado occidental de la Autopista Norte y llega hasta el límite del río Bogotá. Para muchos, no son más que potreros inservibles, pero para otros representan los suelos más ricos y productivos que le quedan a la capital hablando en términos agrícolas. Aunque los declararon zona rural desde 2004, sólo ahora el Distrito y la CAR les pusieron reglas claras por medio de una concertación que adoptó oficialmente la Unidad de Planeamiento Rural (UPR) Zona Norte de Bogotá.

Las nuevas normas buscan evitar la ocupación informal de habitantes de altos y bajos ingresos, para mantener la vocación agropecuaria de la zona, especialmente para producir hortalizas. Por ejemplo, en adelante no se permitirán nuevos cultivos de flores. Actualmente hay seis y sólo esos pueden continuar.

Otro punto es la Avenida Longitudinal de Occidente (ALO). Aunque Petro hasta ahora no ha podido dejar en firme su Plan de Ordenamiento Territorial (POT), que está suspendido, para evitar que el trazado de esta carretera pase por encima de la Reserva Thomas Van der Hammen, la nueva concertación incluye órdenes para “restringir y prohibir el desarrollo de usos urbanos”. Si los futuros alcaldes deciden construirla en medio de este ecosistema, no podrán edificar nada en los costados, como grandes edificios. De cualquier forma, la vía deberá estar sujeta a estudios técnicos para que no afecte ni al humedal La Conejera ni a la reserva.

Esta zona también alberga 35 colegios que no cumplen todas las condiciones urbanas y ambientales, explica Andrés Ramírez, director de ambiente y ruralidad de la Secretaría de Planeación. Así que tampoco se permitirá construir más centros educativos; y en caso de que se requieran, deberán estar en el centro poblado Chorrillos, en el sector de vivienda campestre de Guaymaral. Los existentes tendrán que implementar planes para que sus rutas no ocupen las únicas vías de acceso de los habitantes del sector, quienes tienen problemas con el ingreso a sus viviendas debido a un constante trancón.

En cuanto a la Reserva Thomas Van der Hammen, su declaratoria (firmada en 2011 por la CAR) y su plan de manejo ambiental (aprobado en 2014) son decisiones que estarán incluidas en las normas que rigen la UPR Zona Norte. Así, quedan incorporadas en la planeación de la ciudad, y si un alcalde modifica el POT vigente, de 2004, esas normas que protegen el ecosistema deberán continuar.

El ambientalista Julio Carrizosa recuerda que el argumento del científico holandés Thomas Van der Hammen para señalar la necesidad de proteger el borde norte de la capital es que, además de ser un sector vital para la estructura ecológica de la Sabana, de permitirse su urbanización se generaría una excesiva conurbación con las áreas urbanizadas de los municipios vecinos. “Además, este es el terreno donde se pueden conectar más fácilmente los cerros con el río Bogotá y está la necesidad de proteger los suelos buenos para agricultura”.

La UPZ Norte de Bogotá es una de las cuatro zonas rurales que llevaban doce años sin normas claras y corría el riesgo de seguir siendo ocupada. Quedan pendientes de normas las UPR Sumapaz, los ríos Blanco (también en Sumapaz) y Tunjuelo (que abarca tierra de Ciudad Bolívar y Usme). Planeación espera tener listas las concertaciones para estos sectores antes de fin de año.

Por Verónica Téllez Oliveros

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