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Las granizadas del fin de semana no sólo dejaron cerca de 296 familias damnificadas (1.034 personas), sino que pusieron de nuevo sobre la mesa la necesidad que tiene Bogotá de un mejor sistema de drenaje de las aguas lluvias. Javier Pava, director de Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático (Idiger), advierte que “la distribución de sumideros debe ser más extensa y no sólo estar en las esquinas de los barrios”.
Más allá de que el Distrito se ponga en la tarea de cambiar la red de tuberías para que sean más anchas —una posibilidad muy costosa—, propone una salida que depende tanto de la administración como de los ciudadanos: aumentar los mecanismos de almacenamiento de aguas lluvias, sobre todo cuando las precipitaciones llegan a puntos picos como hace un par de días.
Lo más conveniente, desde la perspectiva de los habitantes, es que en las casas cuenten con tanques de reserva con el fin de reducir la cantidad de agua que llega a las calles. “Son mecanismos que se vienen desarrollando en muchas partes del mundo y evitan la construcción de tubos más grandes”, agrega Pava.
De parte del Distrito, en noviembre del año pasado el alcalde expidió un decreto (528 de 2014) que establece el Sistema de Drenaje Pluvial Sostenible y en el cual se prevé la formulación de un plan estratégico que transforme el actual sistema de drenaje de aguas lluvias con el fin, por ejemplo, de reducir riesgos, aprovechar el líquido y, en definitiva, contribuir a la adaptación de la ciudad al cambio climático. Se trata de una estrategia en la que deben involucrarse diferentes dependencias de la administración.
Mientras el Acueducto debe construir y asumir el mantenimiento de las estructuras necesarias que permitan depositar el agua en ríos o quebradas receptoras, las alcaldías locales deben asumir dos funciones: una, contribuir con la recuperación y protección del sistema hídrico, y la otra, elaborar y ejecutar planes para controlar y prevenir los usos indebidos o rellenos que perjudiquen el sistema de drenaje que pase por las localidades.
La Alcaldía tiene un plazo de 10 meses desde la entrada en vigencia el decreto para formular el plan. Es decir, en septiembre debería haber un producto del trabajo entre las entidades distritales involucradas. La Secretaría de Ambiente será la encargada de implementarlo.
El director del Idiger asegura que un objetivo es almacenar agua debajo de los espacios públicos, pues tratar de evacuarla por todos los canales es imposible. Por ahora se están haciendo exigencias respecto a los sistemas de drenaje de nuevas construcciones, pero el principal llamado es para los ciudadanos: “Si nos preguntamos cómo reducir la cantidad de residuos en canales y quebradas, que cada día es mayor, la única forma es concientizando al ciudadano que los tira allí. No se trata sólo de que el Distrito haga mantenimiento de las tuberías”.
Las zonas de cuidado
La temporada de lluvias pone en alerta a toda la ciudad, pero hay zonas más vulnerables que otras. El Idiger tiene identificados los lugares de mayor riesgo, sea por deslizamientos de tierra o por inundaciones, y son aquellos cercanos a quebradas y a los cerros orientales (ver mapas).
El Distrito ha identificado puntos particularmente críticos en las localidades de Usaquén, Santa Fe, Chapinero, Ciudad Bolívar, San Cristóbal y Rafael Uribe Uribe. Hacia el occidente, con la incidencia del río Bogotá, están en mayor riesgo barrios de las localidades Suba, Bosa, Tunjuelito, y Engativá, vulnerabilidad se debe a que algunas zonas habitadas son muy bajas, lo que implica que se inunden más fácilmente.
Otro punto para tener en cuenta es la dinámica de las granizadas: “El comportamiento del granizo en los últimos cuatro años evidencia que ha mudado de una zona a otra”, agrega el director del Idiger, Javier Pava. “Primero se presentaba hacia la zona de la calle 170, en el norte de la ciudad. La de este fin de semana fue más hacia el sur y hacia los cerros orientales”.