Microtráfico en Bogotá: un negocio de $400 mil millones al año

El Concejo Distrital adelantó este jueves un debate de control político en el que quedaron al descubierto las organizaciones detrás del negocio, sus zonas de influencia y los colosales recursos que manejan.

Redacción Bogotá
23 de febrero de 2017 - 12:44 p. m.
Microtráfico en Bogotá: un negocio de $400 mil millones al año

Se estima que en Bogotá funcionan al menos ocho ollas madre desde donde se distribuyen y comercializan todo tipo de drogas. Se trata de un negocio complejo y estructurado, pero, sobre todo, rentable: se calcula que una de estas ollas puede generar ganancias al día por más de $40 millones y las redes que las controlan obtienen réditos de hasta $40 mil millones al mes. (Lea: Así operan las ollas en Bogotá, Medellín y Cartagena)

Alrededor del narcotráfico y de estos centros de expendio se mueven también todo tipo de redes delincuenciales, dedicadas no solo al microtráfico, sino al hurto, el fleteo, el robo de autopartes y la extorsión. Lo anterior, se configura en un verdadero reto para la seguridad urbana, especialmente en Bogotá, donde una de cada dos personas se siente insegura de acuerdo con un sondeo de la organización Bogotá Cómo Vamos.

Según han logrado identificar las autoridades, en nueve de las 20 localidades de la capital operan alrededor de 12 estructuras criminales dedicadas al narcotráfico, las cuales son responsables de poner en las calles drogas como marihuana, bazuco, cocaína, heroína y más recientemente –en un negocio que está en pleno auge– las denominadas drogas sintéticas. Pero, ¿cómo llegan todos estupefacientes a la ciudad?

Son cuatro rutas, distribuidas en los puntos de entrada y salida de Bogotá, desde donde se maneja la droga proveniente de departamentos como Cauca, Valle del Cauca, Norte de Santander, Putumayo o Nariño. Un primer corredor es la entrada de la Calle 80. Por allí, ingresa la mayor cantidad de estupefacientes que provienen del sur del país. Una segunda ruta, por donde entra especialmente cocaína, es la antigua vía al Llano; la tercera, la vía Panamericana y la Autopista Sur. Y el último corredor es la Autopista Norte.

Una vez logran superar los cercos y llegar a la ciudad, las drogas se distribuyen entre las diferentes organizaciones delincuenciales que manejan el microtráfico. Algunas de ellas, alimentadas por organizaciones como las Farc, el ELN y las bandas criminales, son:

-En Usaquén: ‘Los Rosbai’, ‘Zona 12’ y ‘Zeus’

-Suba: ‘Los Lagos’

-Santa Fe: ‘La Casona’ y ‘Los Chicheros’

-Engativá: ‘Los Gomelos’

-Kennedy: ‘La California’

-Bosa: ‘Los Nerds’

-Rafael Uribe: ‘El Centenario’

-San Cristóbal: ‘Los Frutiños’

-Ciudad Bolívar: ‘Los Bernabé

De acuerdo con el concejal Daniel Palacios (Centro Democrático) –quien este jueves lideró un debate de control político en el Cabildo para discutir el tema– la marihuana que se consume en Bogotá es producida en los departamentos del Cauca, Nariño y Valle. Según el cabildante, dado que las Farc es responsable de la mayoría de la coca y marihuana que se cultiva en Colombia, es la guerrilla “la directa responsable de la droga que entra a Bogotá".

“Cada mes, entre dos y tres toneladas de marihuana ingresan a la capital procedentes de esa zona del país. Según la DIJIN, esta droga pertenece a una red conformada por un clan que tiene vínculos con el frente sexto de las Farc, que desde hace cinco años surten especialmente a las ollas en tres localidades de la capital: Engativá, Kennedy y Fontibón”, denunció.

En materia de drogas sintéticas, el negocio se concentra en Usaquén, Teusaquillo, Suba y Chapinero. Precisamente, esta última localidad es el eje dinamizador de venta y consumo de drogas como DOC25B-NBoMe, Éxtasis, LSD, ketamina y Popper. “Este tipo de drogas se empiezan a repartir en dos horarios, uno que inicia a las 3:00 de la tarde y el otro a las 7:00 de la noche, esta droga es comercializada a través de redes sociales donde garantizan la distribución a domicilio en menos de dos horas”, denunció el concejal.

La Secretaría de Educación del Distrito, por su parte, ha advertido que el microtráfico afecta en la actualidad los entornos escolares de 68 colegios públicos y 10 privados, los cuales se consideran como zonas "calientes" de consumo y venta de droga. Las localidades con más alto riesgo en consumo de droga en las instituciones oficiales son Rafael Uribe y Ciudad Bolívar, y las de colegios privados son Santa Fe y Bosa.

A su turno, el concejal Horacio José Serpa (Partido Liberal), señala que dentro de las sustancias psicoactivas que más se trafican en Bogotá, la marihuana y el bazuco ocupan los primeros lugares con 76% y 10%, respectivamente.

Según las incautaciones realizadas en 2016 por la Policía de Bogotá, el expendio de las diferentes drogas tiene prevalencia en algunas localidades, como son: la base de coca en Engativá (más de 100 mil gramos incautados), el bazuco en Santa Fe, Ciudad Bolívar, Suba y Kennedy (más de 230 mil gramos incautados), cocaína en el Aeropuerto (más de 140 mil gramos incautados), heroína en Teusaquillo (más de 120 gramos incautados) y marihuana en Ciudad Bolívar, Bosa y Santa Fe (más de 1’736.000 gramos incautados).

Alternativas

Mientras que en Ciudad de México se destina alrededor del 8,7% del presupuesto anual para atender temas de seguridad, porcentaje que, en lugares como Nueva York, en Estados Unidos, asciende al 27%, en Bogotá apenas se orienta el 2,2% de los recursos para la seguridad. Sin embargo, al margen del tema económico, advierte el concejal Palacios, para recuperar la seguridad y hacerle frente al microtráfico se requiere liderazgo y voluntad política, que redunde en mayor pie de fuerza y recursos tecnológicos.

“Bogotá es la ciudad que menos policías tienen por cada 100.000 habitantes: 237, frente a poblaciones como Bucaramanga que tiene 670 por cada 100.000 personas. Y es que la capital apenas cuenta con 150 hombres dedicados a labores de inteligencia y 50 unidades de la Sijin que combaten el microtráfico (…) Es un pie de fuerza irrisorio para contrarrestar el problema”, reclamó el cabildante.

Ante ello, propone Palacios, la Administración Distrital debe incrementar los recursos destinados a la lucha contra el microtráfico; robustecer el pie de fuerza de las autoridades; crear una Fuerza de Tarea Conjunta contra el microtráfico; aumentar los controles por parte del Ejército Nacional en los puntos críticos de entradas a la capital, y finalmente, implementar tecnología de punta para contrarrestar este fenómeno.

“Otra propuesta, que ha sido muy efectiva, fue la que implementó el gobierno de México. Con una inversión inicial de 7 millones de dólares ubicó arcos detectores con rayos Gamma en las entradas de la capital. Estos aparatos tienen la capacidad de detectar en 15 segundos la posible presencia de mercancía ilícita como drogas y armas, además de personas secuestradas, es básicamente un control parecido al de los aeropuertos”, precisó.

Entretanto, el concejal Serpa sostiene que la política para enfrentar el microtráfico se ha centrado en los distribuidores minoristas, “pero se han dejado de lado las cabezas del negocio, es decir, los centros de acopio que distribuyen a las bandas criminales y éstas a los minoristas (…) la lucha contra las drogas se está perdiendo porque el enfoque con el que se debe tratar no es policial, sino desde la salud pública”.

Según cifras de la Policía presentadas por Serpa, las incautaciones de droga dejan $15 mil millones al año en Bogotá; sin embargo, los cálculos de los subregistros indican que esto es apenas lo que se trafica cada día en la ciudad. “Bogotá no tiene aún la dimensión de estas mafias: solo en 2015 el microtráfico movió seis billones de pesos en todo el país, de acuerdo con el Departamento Nacional de Planeación (DNP), siendo Bogotá la tercera ciudad más grande en este negocio”, afirmó.

Por Redacción Bogotá

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