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'Modelo Corabastos trae problemas'

Así lo dice Fernando Rojas, experto del Banco Mundial, que intervendrá en foro de El Espectador sobre seguridad alimentaria del próximo 19 de marzo.

Redacción Bogotá
12 de marzo de 2014 - 03:00 a. m.
Fernando Rojas, del Banco Mundial. / Archivo particular
Fernando Rojas, del Banco Mundial. / Archivo particular

Él, junto a expertos de todo el mundo, participará en el foro que el Distrito y El Espectador organizaron para el próximo 19 de marzo sobre la nueva ley de ordenamiento territorial y los problemas de seguridad alimentaria que afrontará Bogotá con el crecimiento exponencial de su población, el boom de las agroindustrias y el cambio climático. Específicamente, hablará de la relación de la ciudad con los productores de alimentos en las regiones.

¿El modelo de distribución de alimentos de Bogotá garantiza la seguridad alimentaria?
Bogotá tiene un sistema de distribución final que funciona, mayoritariamente, a través de las tiendas de barrio. Para que los alimentos lleguen a las tiendas se requiere una política de coordinación entre los proveedores, los distribuidores y las autoridades; y en eso todavía somos débiles. Un ejemplo: buena parte de la carne se distribuye en los barrios populares a través de proveedores que no tienen suficientes capacidades frigoríficas y los controles no abarcan a la totalidad de esas zonas.

¿En lo macro, el modelo funciona?
El sistema de Corabastos introduce muchas distorsiones al mercado de alimentos que van en detrimento del comerciante pequeño y del usuario final. Conviene revisar ese modelo. El gobierno de Bogotá tiene una buena idea que consiste en que, en vez de mantener una gran central, es necesario apostar a varios polos que acerquen los alimentos a cadenas medianas y pequeñas de distribución. Además, el pequeño se ve afectado por Corabastos porque, como centro ‘cuasiúnico’ conforma un monopolio. A pesar de que haya varios oferentes de un mismo producto en Corabastos, ellos se pusieron de acuerdo hace años para arreglar y mantener los mismos precios. Los grandes distribuidores tienen gran poder para incidir en el precio y el pequeño no. Esos precios llevan consigo una gran cantidad de recargos que termina asumiendo el consumidor.

¿Cómo desmontar ese modelo que ya lleva años?
No hay experiencias sobre el desmonte de este tipo de concentraciones. Alrededor de Corabastos, las preocupaciones no son sólo para Bogotá, pues la mayoría de alimentos del país, para poder llegar a su destino, deben pasar por esa central de abastos. Un ejemplo que puede tomar el Distrito, e incluso el Gobierno Nacional, es el de la lucha por desmontar los oligopolios del transporte urbano que se sigue dando en la capital. Se puede aplicar a esto, pero costará también.

¿Está clara la procedencia de los alimentos que consumen los bogotanos?
Tenemos idea. Usualmente se piensa que los grandes proveedores de Bogotá están en los departamentos vecinos, pero eso no es cierto. El principal proveedor es el Valle. En términos de horas, el promedio del transporte de alimentos hacia Bogotá es de más de 10 horas. Ahí tenemos un problema. El factor transporte no sólo afecta los precios de la comida, sino también su calidad. El Valle y la costa Atlántica concentran la despensa, luego le siguen departamentos vecinos como Boyacá, el Meta y el Tolima.

Fernando Rojas trabaja en el Banco Mundial y asesora a la Secretaría de Desarrollo Económico del Distrito en temas de seguridad alimentaria. Pocos como él tienen tanto conocimiento en instrumentos de intervención que promuevan la seguridad y la soberanía alimentaria para los grandes centros urbanos.

Por Redacción Bogotá

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