Muerte de Wílber Alvarado en Bogotá: ¿caso similar al del grafitero Diego Felipe Becerra?

Un video de seguridad sería clave para establecer la responsabilidad de un policía en la muerte de un joven que se coló en una estación de Transmilenio. El uniformado ya fue destituido.

Redacción Bogotá.
23 de marzo de 2017 - 10:35 p. m.
Muerte de Wílber Alvarado en Bogotá: ¿caso similar al del grafitero Diego Felipe Becerra?

El caso acaparó los titulares en enero: un policía le quitó la vida a un colado en Transmilenio. La víctima fue identificada como Wílber Alvarado González, de 19 años. La versión fue que el 10 de enero el joven intentó ingresar al sistema sin pagar, en la estación Alcalá, en el norte de Bogotá. Luego hubo una persecución, con el fatal desenlace. Sin embargo, las circunstancias alrededor de los hechos fueron confusas. (LEA: Imputan cargos a policía señalado de asesinar a joven que intentó colarse en Transmilenio)

En su momento, el uniformado dijo que el arma se le había disparado en medio de un forcejeo con el infractor. Por su parte, los familiares de la víctima acusaron al patrullero Víctor Fabián Pabón Pabón de haber disparado a Alvarado por la espalda, de forma deliberada. El caso trajo a la memoria el episodio en el que otro policía asesinó al grafitero Diego Felipe Becerra, en la noche del 19 de agosto de 2011, en la avenida Boyacá con calle 116.

Hoy, dos meses después, la investigación por la muerte de Alvarado empieza a encauzarse. En la mañana de ayer, personal del CTI de la Fiscalía capturó a Pabón Pabón en la clínica La Inmaculada, en el norte de Bogotá, donde se encontraba hospitalizado desde hace un par de semanas, al parecer por problemas psiquiátricos.

Lo que se sabe hasta el momento, de forma preliminar, es que los detectives parecen convencidos de que el uniformado accionó su arma de dotación de manera consciente y sin tener justificación para el exceso de fuerza.

Al menos eso se puede inferir al conocer que la Policía Metropolitana, luego de un ágil proceso disciplinario, destituyó al uniformado el pasado 23 de febrero. Además, la investigación por la muerte de Alvarado dejó de ser un asunto de la justicia penal militar, que investiga delitos cometidos por miembros de la Fuerza Pública como actos del servicio, para quedar en manos de la justicia ordinaria.

La prueba reina

El caso empezó a aclararse luego de que la Fiscalía tuviera acceso a la principal evidencia en contra del uniformado: los videos de las cámaras de seguridad ubicadas en las estaciones de Transmilenio de Alcalá y Prado, en la autopista Norte, entre las calles 134 y 127, donde Alvarado fue perseguido por el patrullero y, luego, ultimado.

Las grabaciones fueron fundamentales en el proceso disciplinario. Y ahora, en el proceso penal que apenas comienza, ya sirvieron para que un juez de control de garantías emitiera la orden de captura en contra del implicado, que se hizo efectiva ayer.

El ente acusador pretende llevar al uniformado a juicio para que responda por el delito de homicidio agravado. “Ese video es espantoso. Se ve cómo le disparan a un ser humano indefenso, a quemarropa en la cabeza, a pesar de que ya estaba reducido. Se recopiló toda la información y eso permitió la captura”, indicó el abogado Francisco Bernate, apoderado de las víctimas en el caso.

Las versiones

La hipótesis que ahora manejan las autoridades se acerca a la versión de Wilfredo Alvarado, hermano de la víctima, quien presenció los hechos. Según su relato, Wílber y él, junto con otro familiar, fueron objeto de agresiones por cuenta de los policías que realizaban labores de vigilancia en la estación Alcalá. Segundos después decidieron emprender la huida por la autopista Norte hacia el sur. Asegura que el uniformado les exigió que se detuvieran y cuando Wílber alzó los brazos recibió los dos impactos de bala.

El mayor John Fredy Gómez, subcomandante de Policía de Transmilenio, aseguró que los jóvenes se tornaron agresivos contra un auxiliar de la estación y estuvieron a punto de lanzarlo a la calzada. “El auxiliar, a través del radio de comunicaciones, solicitó el apoyo. Se presentó un forcejeo y a raíz de esto se produjo un disparo”, dijo al día siguiente de los hechos, en Noticias Caracol. Asimismo señaló que fueron siete cuadras de persecución y que el joven intentó arrebatarle el arma de dotación al uniformado, “produciéndose de manera accidental un disparo por culpa del forcejeo”.

“Lo que se sabe y que está probado es que es un acto deliberado. Fue una acción irresponsable, una salvajada. Esta persona está buscando escudarse en una supuesta condición mental para tratar de evadir su responsabilidad. Y el Instituto de Medicina Legal certificó que eso no es así, que él estaba plenamente consciente de lo que estaba haciendo, y por eso fue capturado”, añadió Bernate.

Un juez determinará cuál de las versiones, la que dio en su momento el mayor Gómez o la de los familiares de la víctima (apoyada por la Fiscalía), se ajusta a la realidad de lo que ocurrió la noche del 10 de enero en el norte de Bogotá.

Por Redacción Bogotá.

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