Muiscas buscan preservar sus costumbres frente a la occidentalización

La hacienda El Carmen es un lugar que genera debate e incentiva a lucha de la comunidad que quiere reivindicar su historia y tradición.

Tatiana Molina
13 de diciembre de 2013 - 03:10 p. m.
Muiscas buscan preservar sus costumbres frente a la occidentalización
Foto: ANDRÉS TORRES/ EL ESPECTADOR - ANDRÉS TORRES

“Con el poder de los pueblos moveremos el mundo”. Con esta frase Muisca, el abuelo Walkala, cierra su discurso ante decenas de indígenas que le prestan atención con respeto y admiración.

El lugar que dejó de ser un municipio aledaño a Bogotá para convertirse en una de las 20 localidades que conforman la capital colombiana, hoy conserva las características típicas de un pueblo. Sus habitantes que visten ruana y cultivan la tierra, respiran el aire característico del campo. Es la localidad quinta de Bogotá: Usme.

Minutos antes de llegar al tradicional Usme, en la parte superior de la gran montaña, se ubica la hacienda El Carmen, un terreno prehispánico que guarda memorias en cada una de sus piedras y árboles. La hacienda, que ocupa 30 hectáreas de la localidad, contiene uno de los cementerios indígenas más grandes de Latinoamérica, donde fueron hallados 135 restos humanos y más de 300 piezas cerámicas en 2007.

El atuendo blanco de Henry Neuta refleja la armonía que emana el territorio. Es un hombre alto, de contextura gruesa y aspecto serio. Como es costumbre en su pueblo, viste de manera sencilla y se caracteriza por ser muy tranquilo. Al hablar de su etnia, lo hace con tal entereza que se puede ver el arraigo que siente por su comunidad. Según afirma, “La historia está equivocada y la gente también. No se ve más allá de lo que nos cuentan desde que somos pequeños. Si la gente leyera más y conociera de la verdadera historia, seguramente hoy muchas comunidades no estarían en riesgo de desaparecer”.

Para Henry y para los integrantes de este antiguo grupo indígena, cada uno de los elementos que forman parte de su territorio es tan valioso como sus ancestros, aquellos que dejaron escritos sus legados y enseñanzas en pueblos y localidades como Sesquilé, Chía, Suba y Bosa, donde se construyeron cabildos que configuran el sentir, actuar y pensar de la comunidad. Un conglomerado de creencias y posiciones relacionadas con el respeto a la naturaleza, los antepasados y la palabra del otro, son algunos de los fundamentos ceñidos a la cultura Muisca.

Para el abuelo Walkalá el terreno El Carmen hace parte del vasto significado de su cosmogonía. “La tierra es importante y vital. Es la puerta de entrada al camino del Padre Creador, el sendero que hizo nuestro Padre cuando llegó al territorio para recordar esa semilla de agua, vida, origen, universo y mente que tenemos”.

En una conversación entre los Muiscas, o un círculo de palabra como comúnmente le llaman, todos participan. Para hablar, se agradece primero a la madre tierra, proveedora de recursos y de vida, luego a los ancestros y a continuación se habla sin interrupción alguna. Siempre se pide la palabra y nunca se gritan o se exaltan, por el contrario, de manera organizada, se debaten temas de gran importancia.
Igual que en la historia nacional, en El Carmen está escrita la lucha que han emprendido los indígenas desde el hallazgo arqueológico hace seis años. Aunque en ese momento se había previsto construir viviendas de interés social por parte de la constructora Metrovivienda o un museo arqueológico desde la Secretaría de Cultura, la petición de la comunidad Muisca fue clara desde el principio: El terreno debe ser respetado y conservado sin modificación alguna.

Por eso desde el Concejo de Bogotá el cabildante de la bancada Progresista Diego García Bejarano ha participado en el debate por el predio. Para el concejal, “se debe generar un control político haciendo seguimiento a las entidades encargadas de tomar decisiones frente al manejo de la hacienda. Es importante exhortar a la administración para que tome medidas de protección frente al patrimonio ancestral”.
Hoy, los indígenas están a la espera del futuro uso de la Hacienda El Carmen. Aunque pocos tienen permiso para ingresar al predio, el debate continúa pero no se han hecho acuerdos claros y productivos.

Entretanto, la comunidad visita Usme constantemente, llama al debate público y espera prontas soluciones y acuerdos que concuerden con la reivindicación de la memoria ancestral.
 

Por Tatiana Molina

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