En la región se está consolidando un patrón de ocupación alrededor de Bogotá. Hay algunos municipios de Cundinamarca que están creciendo a una tasa más acelerada que la de algunas localidades de la capital. Especialmente, los ubicados en los límites occidental y norte, donde se registran las mayores tasas de aumento de población. Esta es una de las principales conclusiones de la Encuesta Multipropósito 2014, que presentó la Alcaldía de Bogotá y que por primera vez incluyó el análisis de 20 municipios de la sabana y 11 cabeceras de provincia del departamento.
Un dato que llamó la atención de los investigadores es que mientras en Bogotá los resultados muestran que se está librando una batalla para superar la segregación y se comienzan a superar en los problemas de pobreza de algunas localidades, al mirar la región preocupa que “en los límites parece acentuarse la segregación, que antes caracterizó a la capital. Al sur están los municipios pobres y al norte los ricos. Como conglomerado metropolitano sería ideal que esos patrones no se acentuaran y que la ciudad sirviera como articulador de los demás municipios sabaneros”, dice Carolina Chica, directora de integración regional de la Secretaría de Planeación Distrital.
Esa división, a la que se refiere Chica, se explica con los hallazgos de la encuesta , según los cuales municipios ubicados en el límite norte de Bogotá, como Chía y Sopó, registran tasas de pobreza monetaria del 12% y 14,1%, respectivamente. En contraste con los ubicados en la zona sur, como Soacha y Sibaté, donde la cifra llega a 35,5% y 37,6%.
Si los municipios del borde norte tienden a estar mejor que los del sur, para algunos expertos la conclusión es que se necesita conformar oficialmente un área metropolitana, como lo indica el economista Jorge Iván González. “Bogotá debería financiar la educación de Soacha. Es injusto que el gasto anual en educación por cada niño en este municipio sea $1'900.000 y en la capital sea $3'600.000. Es absurdo que Soacha y Bogotá tengan una situación parecida a Buenaventura y Cali, con unas brechas sociales enormes. Eso no pasa en otros lugares como Medellín, que ha logrado tener un área metropolitana convergente con municipios como Bello”, agrega el analista.
Otro de los puntos que muestra una alerta para la región es el tiempo de desplazamiento. En algunos municipios el promedio para que sus habitantes lleguen a Bogotá es de 80 minutos e, incluso, hasta 130 minutos. Y esos problemas de movilidad, en palabras de Carolina Chica, no se resuelven ampliando las vías, sino con transporte multimodal. “Se necesita un tren regional y un sistema de transporte público integrado, al menos con los municipios con los que las relaciones son muy estrechas”, anota.
Algunos pasos se han dado en ese sentido son el Transmilenio en Soacha, que de cualquier forma, necesita mejoras. Una tarea urgente, según Chica, es que los municipios sean conscientes de la importancia de evitar que el transporte intermunicipal no autorizado llegue a congestionar las vías y a competir con el transporte bogotano. Son soluciones que dependen, en gran medida, de voluntad política y que pueden contribuir a la disminución del embotellamiento en la región.
Finalmente, como lo dicen González y Chica, la Encuesta Multipropósito demuestra una vez más que hay cifras para reconocer la región como un área metropolitana, pero su creación oficial depende de la reglamentación que debe expedir el Gobierno Nacional.