Albeiro Garibello murió cumpliendo su sueño de ser policía

El patrullero de 23 años, murió en la madrugada de este miércoles a causa de las heridas que sufrió tras la explosión del pasado domingo en La Macarena. Presidente Santos pidió celeridad en la investigación, pero nadie señala directamente a un responsable.

Juan David Moreno
23 de febrero de 2017 - 04:21 a. m.
AFP.
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El patrullero Albeiro Garibello Alvarado, de 23 años, se convirtió en la primera víctima mortal del ataque con explosivos que se registró en la mañana del domingo 19 de febrero en el sector de La Macarena. Tras permanecer bajo pronóstico reservado y luego de que se le diagnosticó muerte cerebral, a las 3:50 a.m. de ayer falleció en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Central de la Policía.

Ese domingo, el joven uniformado se presentó a primera hora ante sus superiores, después de unos días de descanso. Tenía instrucciones claras de integrar el dispositivo de seguridad para proteger la plaza de toros de Santamaría. Garibello, oriundo de Pasca (Cundinamarca) y perteneciente a una familia humilde que reside en un barrio informal de Usme, sabía cumplir las órdenes al pie de la letra. En su hoja de vida no sólo se alcanzaron a registrar 35 felicitaciones por su desempeño y vocación de servicio, sino que había logrado ganarse la admiración de sus cursos y el respeto de sus superiores.

Desde que prestó servicio militar como auxiliar bachiller en la Compañía Bolívar se destacó por ser un policía con vocación. En las continuas charlas con su familia, él insistía en que quería seguir portando el uniforme y, de esta manera, poder darle una casa a su mamá y darles estabilidad a sus abuelos. “Algunos inicialmente no estuvimos de acuerdo con su decisión, pero pensamos que lo mejor era apoyarlo. Desde niño jugaba a ser policía, a las ambulancias y a las patrullas. Tan pronto como se graduó del colegio, prestó su servicio en Villavicencio y después empezó a hacer el curso”, contó Liliana Alvarado, tía de Garibello.

Y es que quienes fueron sus compañeros lo recuerdan como un joven que tenía toda la disposición para cumplir lo que le exigía la estructura jerárquica de la institución. “Su sonrisa lo caracterizó siempre, así lo pusiera a hacer 22 flexiones de pecho”, relata Carlos Guevara, quien fuera su brigadier mayor, es decir, su superior mientras prestaba servicio militar. “Tenía un gran sentido del humor. El uniforme le quedaba algo grande y, cuando no estaban los superiores, se subía los pantalones tan arriba como los de Mr. Bean”.

Además de destacarse por sus cualidades como policía, solía sorprender a los demás con detalles inusitados. Un día, mientras estaba en instrucción de cortesía militar en los tanques de El Silencio, en el oriente de Bogotá, Albeiro les dijo a sus compañeros que quería tener un detalle con su novia, Paula, con quien llevaba más de cinco años. En un descanso, los reunió y les pidió que recogieran todo tipo de piedras para construir con ellas la frase “Te amo”. Se arrodilló frente a la leyenda y pidió que le tomaran una fotografía para compartirla a través de las redes sociales.

Así era Albeiro, dicen las personas que lo conocieron de cerca. En los cumpleaños de sus seres queridos, sin importar que no tuviera plata, improvisaba alguna reunión y los sorprendía con unas onces. “Siempre nos hacía llamadas sorpresa, era consejero, nos orientaba y, a pesar de su edad, era un ejemplo para nosotros. No lo decimos porque se haya ido, es porque él era así”, agrega Liliana.

Uno de los momentos más felices de su vida fue cuando comenzó a hacer el proceso de selección para ingresar a la Policía. Ese día se encontró con Carlos –el último día en que él lo vio con vida– y le exclamó: Vea, mi brigadier mayor, ya haciendo papeles.

Tan pronto salieron los resultados, Albeiro recibió una de las mejores noticias: “Cuando leyó su nombre entre los que estaban admitidos, fue una felicidad enorme, porque ya veía casi cumplido su sueño de ser policía”, asegura su primo Pedro Flórez Alvarado.

Su familia, con todo el dolor, asegura que se sienten orgullosos de que Albeiro hubiera cumplido con sus sueños y con la misión que le fue encomendada hasta el último instante de su vida.

“Yo les pido a quienes están atentando contra los colombianos, sea en el campo o en la ciudad, que tengan en cuenta que quizás no les están haciendo daño a quienes ellos quieren, sino que están atentando contra nuestros hijos y hermanos, los pobres colombianos que somos. Tomen conciencia de lo que están haciendo”, concluye Liliana Alvarado.

Desde junio de 2014, la Policía en Bogotá ha sido objeto de cinco ataques con artefactos explosivos. Aunque en algunos se ha señalado al Eln, a la fecha las autoridades no tienen datos concretos de los autores. Garibello es el segundo policía que muere en este tipo ataques en menos de dos meses.

Por Juan David Moreno

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