“Necesitamos la voluntad de Bogotá”: gobernador de Cundinamarca

Jorge Rey, gobernador de Cundinamarca.

¿Desde el principio se han notado diferencias?

Antes de posesionarnos nos vimos un par de veces y analizamos las necesidades de la región. Luego tuvimos una serie de conversaciones. Aunque hemos tenido acuerdos, hay evidentes diferencias en otros temas.

¿En qué se han puesto de acuerdo?

En la necesidad del tramo sur de la Avenida Longitudinal de Occidente (ALO), en mejorar el corredor de la 170 con ingreso a La Calera, en la vía Suba-Cota, el aumento de carriles en la Autopista Norte, la doble calzada de la Séptima y la troncal del peaje, entre otras cosas. Además, hemos hablado de estructurar un equipo para mejorar el acceso por la calle 13, que tiene problemas enormes, y de estructurar la Perimetral del Sur.

¿Y el Transmilenio en Soacha?

Ese es otro de los puntos de acuerdo: desarrollar la fase 2 y 3 de Transmilenio en Soacha, que es una necesidad apremiante. Aunque el Distrito no pondría plata, sí operaría el sistema. Lograrlo es clave, porque permite triplicar la capacidad de pasajeros, al pasar de 80.000 a 210.000 usuarios diarios.

¿Hay acuerdos firmados?

Inicialmente hemos buscado la voluntad del Distrito, para no tener problemas con los proyectos, que serían por alianza público-privada (APP). Como hay tramos compartidos, debe existir el concurso de la Gobernación y la Alcaldía en lo técnico y lo ambiental. En estos procesos se ha manifestado la voluntad de no poner trabas.

¿Uno de los primeros choques fue la idea de instalar más peajes en las entradas de Bogotá?

Sí, pero lo venimos superando un poco. Él quería poner un peaje en la calle 13 y otro sobre el acceso norte, para financiar obras en la parte urbana. A la fecha, creo se eso se ha descartado. Desde el inicio planteamos que había otras alternativas para financiar esos trabajos. Hasta la fecha lo hemos logrado. Otra será la discusión de los peajes intraurbanos que el alcalde tiene intención de poner.

¿El tren de cercanías los volvió a alejar?

En las reuniones en las que hablamos del tren nunca demostró diferencia. Luego nos enteramos por los medios de su declaración, en la que dijo que el Distrito no tendría plata, que no podría complicar el tránsito de Bogotá privilegiando los pasos del tren y que eso podría convertirse en sitios de basura y consumo de droga, etc. Lo que hemos dicho es que Bogotá no tiene que poner ni un peso, que los pasos a nivel están considerados en el proyecto y que, incluso, el tren puede parar en las intersecciones con semáforo. Sin embargo, hemos visto cómo ha cambiado su posición. Significa que hubo reflexión pronta y celebramos el cambio.

¿Qué le falta al proyecto?

La estructuración del cierre financiero, que esperamos que esté listo antes de dos meses para empezar los procesos de contratación. Además, aunque el corredor férreo pertenece a la Nación, Bogotá debe autorizar los planes de movilidad. Espero que las reuniones entre la Gobernación y el Distrito para tocar este tema fluyan, para identificar los peros que tiene el Distrito y poder corregirlos.

¿El Distrito podría frenar todo el proyecto?

Nuestra idea no es llegar a invadir a nadie, sino que haya armonización. Es necesaria la voluntad del Distrito. Sería inconcebible que un proyecto que puede solucionar un problema de movilidad sea descartado. Creo que eso no se va a presentar.

¿Otro de los temas de choque es la idea de urbanizar la Reserva Van der Hammen?

Frente a eso no nos hemos pronunciado públicamente. Yo presido el consejo directivo de la CAR, que analizará la solicitud que haga el Distrito de levantar la restricción sobre la zona de protección. Lo que he dicho es que recibiremos la solicitud y la analizaremos en detalle para tomar una decisión. No tenemos una consideración diferente al análisis riguroso.

¿Y qué han hablado del río Bogotá?

Lo hemos discutido en el marco de la sentencia de la Corte, pero no en los temas en los que deberíamos tener trabajo compartido. Por ejemplo, saneamiento básico, aumento de la capacidad hidráulica del río y todo lo que tiene que ver con resarcir los impactos de la contaminación a los municipios de la cuenca baja, que es culpa exclusiva de Bogotá. Esos municipios deberían ser compensados por el Distrito, por esa carga contaminante.

¿Cuáles son los puntos irreconciliables?

Su propuesta de habilitar suelo urbano en sectores que bordean el río Bogotá, pero al lado de Cundinamarca. Plantea 500.000 viviendas en Soacha, Mosquera y otras partes del departamento. Peñalosa ha hecho su consideración técnica, pero creemos que es una propuesta inequitativa con municipios como Cota, Chía, Mosquera, Funza y Cajicá. Aunque en el fondo todos queremos un crecimiento organizado, la forma como lo queremos es diferente.

¿Por qué rechazan esa iniciativa?

No queremos considerar esa propuesta, porque hay restricciones de carácter normativo y ambiental. Nuestra visión es un crecimiento organizado, respetando el sistema ambiental, con buenos amoblamientos, mejores vías y armonizando los intereses de los municipios.

Pero ¿no es mejor tener a Bogotá como socia en esas iniciativas?

Estamos listos para encontrar un equipo frente a este tema. La postura de Bogotá ha sido bastante puntual: quiere hacer vivienda en sitios de los municipios donde no hay proceso de urbanización. Por ejemplo, en el caso de Mosquera, su iniciativa contempla zonas que son alejadas del casco urbano, y el municipio no se beneficiaría directamente. Creemos que son iniciativas en municipios donde hay mayores necesidades que resolver antes de generar suelo suburbano.

¿Y los otros temas?

Esas son las únicas conversaciones que hemos adelantado. Una vez superados estos temas y, reconociendo que hay cosas en las que no nos vamos a poner de acuerdo, seguramente revisaremos otros, como seguridad ciudadana, seguridad alimentaria, agua, medioambiente, etcétera.