Niños desaparecidos: un drama que no cesa

El panorama indica que es una problemática latente y en crecimiento. En promedio, cada día se pierden tres menores en Bogotá, entre los que prevalecen los adolescentes.

Manuela Valencia Gómez (mvalencia@elespectador.com)
10 de enero de 2019 - 03:00 a. m.
Pixabay.
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“Lo único que pido es que me devuelvan a mi niña, no tengo los recursos para ofrecer recompensas. Y si se fue por su voluntad, que regrese, porque el dolor y la incertidumbre me tienen desesperada”. Como Liliana* existen miles de familias colombianas que reúnen todos sus esfuerzos para encontrar a sus hijos y parientes de los que perdieron el rastro durante 2018.

Hasta noviembre pasado, según cifras de Medicina Legal, en Colombia fueron reportadas como desaparecidas 6.003 personas, lo que indica que, en promedio, cada día se pierde el rastro de 18 individuos. En Bogotá, la zona del país que registra mayor número de casos (2.956), el panorama es desalentador: de ese total, 1.232 son menores. Esto quiere decir que de cada cinco desaparecidos en el país, al menos uno (el 20 %) es un niño o adolescente en la capital. ¿Bajo qué circunstancias ocurren los hechos? ¿En qué casos se trata de un menor que voluntariamente decide abandonar su hogar? ¿Qué factores los ponen en riesgo?

Las estadísticas señalan que, frente a todo 2017 —cuando se reportaron 1.189 menores desaparecidos en la capital—, entre enero y noviembre del año pasado hubo 43 casos más. Al revisar por edades, se evidencia que los más afectados son los adolescentes de 15 a 17 años, pues del total de desaparecidos, 625 tenían esa edad. Le siguen los pequeños entre 10 y 14 años, franja en la que hubo 545 reportes.

Aunque el dictamen de Medicina Legal señala que en 12 casos se evidenció desaparición forzada o aparente trata de personas, no deja de alarmar que en el 99,5 % de los casos (2.944) no hay información o pista alguna que permita esclarecer lo ocurrido.

Con todo, Andrés Nieto, experto en seguridad ciudadana de la Universidad Central, explica que de cada 10 menores reportados, al menos seis aparecen en las próximas 48 horas. No obstante, llama la atención que el 13,5 % de los niños que retornan a sus hogares manifiestan que su ausencia fue voluntaria, es decir, fueron fugitivos.

“En indagatorias que las autoridades realizan se determina que los menores salen de su hogar, generalmente, por ser víctimas de violencia intrafamiliar (hay reporte de 3.582 casos en Bogotá), falta de atención o abandono por parte de sus cuidadores y familiares, así como por problemas relacionados con el rendimiento académico”, indicó Nieto.

Por su parte, la psicóloga Nasly Fernández, especialista en infancia, adolescencia y familia, afirma que a esto se suma que “hay niños sometidos a estilos de crianza autoritarios, con exceso de control por parte de padres sobreprotectores”, dice la experta, que también alerta por otros factores como el abuso sexual infantil, la separación de la familia, el fallecimiento de un ser querido, el consumo de drogas y alcohol o el abandono de los padres.

Uno de estos casos es el de Mónica*, de 16 años, que aunque fue reportada como desaparecida por sus familiares desde septiembre, aseguró mediante sus redes sociales que fue ella la que decidió fugarse ante el abandono de sus padres. Sobre todo de su mamá, a quien acusa de preferir irse de fiesta antes que cuidarla a ella y a su pequeña hermana.

“Tengo pruebas de que mi mamá cada fin de semana se va a rumbear y nos deja solas sin comida. Por eso aproveché para irme un fin de semana, porque sabía que ella no iba a estar”, expresó en un video publicado en su cuenta de Facebook.

Hay otro tipo de desaparición relacionada con la separación de los padres. Ocurre sobre todo en menores de cuatro años, cuando uno de los progenitores decide llevarse a los niños de manera temporal o definitiva, sin dar razón alguna de ello. Por eso los familiares afectados optan por reportarlo como desaparecido.

Expertos de la ONG Humanium, entidad que trabaja para mitigar la violación de los derechos de los menores, señalan que estos casos tienen repercusiones negativas en ellos, debido a que pueden perder la capacidad de desarrollarse socialmente y de crear vínculos, al haberse sentido aislados. Esto sin tener en cuenta que puedan estar sometidos a algún tipo de abuso por parte de quienes están a su cargo.

Ahora bien, también existe el secuestro por parte de personas desconocidas con el fin de cobrar sumas de dinero por el rescate de los niños. En septiembre, el caso de un menor en Suba -la quinta localidad que registró más desapariciones- prendió las alarmas al tratarse de un intento de rapto a las afueras de un colegio. Según la denuncia, al menor intentaron engañarlo diciéndole que le darían un dinero para sus familiares, a quienes se refirieron con nombres y apellidos. La ciudadanía aseguró que no era el primer menor desaparecido en la zona y que, en casos anteriores, los presuntos secuestradores pidieron hasta $500.000 por su rescate.

Al respecto, la Policía Metropolitana de Bogotá señaló que, aunque se han notificado intentos de secuestro por parte de personas desconocidas en los entornos escolares, no se ha reportado ningún secuestro y desmienten las versiones que existen en torno a esta modalidad. La institución resalta que el foco de esta problemática deben ser los casos en que hay conflictos entre miembros de la familia de los menores o fuga voluntaria.

De las personas que se reportaron como desaparecidas en 11 meses de 2018 en Bogotá, 925 aparecieron, 33 fueron encontradas sin vida y de 2.944 aún no se tiene información, lo que representa la cifra más grande y preocupante sobre esta problemática. Después de este indicador, en el caso de los menores de edad, la ausencia voluntaria es el factor más común, por lo que el llamado es a que las autoridades velen por el cumplimiento de las políticas públicas para familia, infancia y adolescencia expedidas en 2011.

 

*Nombres modificados por solicitud de las fuentes.

Por Manuela Valencia Gómez (mvalencia@elespectador.com)

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