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Nochebuena en prisión

La Orquesta Filarmónica de Bogotá brindó un concierto privado a más de 50 reclusos del penal.

Verónica Téllez Oliveros
22 de diciembre de 2011 - 09:28 p. m.

Carlos Alberto Villegas repitió la rutina de todas las mañanas desde que está hace 17 meses en el patio 1A de la cárcel La Modelo de Bogotá: levantarse a las 6:30 a.m., bañarse, desayunar un café con pan y alistarse para ir a la capilla. Pero la mañana del miércoles fue distinta. La aburrida rutina de ver los mismos muros todos los días, sin tener a sus hijos cerca y sin la posibilidad de ir a cualquier otro lugar, tuvo un pequeño cambio.

Cuando Carlos Villegas entró al templo vio a cinco hombres vestidos de traje negro. Cada uno tenía en sus manos un instrumento de viento, como una trompeta o un trombón. Guillermo Samper, uno de los hombres se apresuró a saludar a Carlos Alberto y a más de 50 internos que entraron al lugar y les anunció que en ese día escucharían algunos temas del repertorio de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, interpretados por él y sus cuatro compañeros.

Música clásica. Música que se escuchaba en las festividades de Inglaterra hace 300 años. Música que la gran mayoría, por no decir todos, jamás había escuchado. Música que, aunque desconocida, despierta las emociones y muchos más cuando se está en un patio como el 1A, “que es uno de los peores, porque todos juzgan a las personas por lo que no son. Es el patio de los violadores, supuestamente. Pero allí también estamos otros que somos gente humilde y terminamos metidos en problemas sin saber cómo”, dice Carlos, quien está sindicado por los delitos de tentativa de homicidio y acto sexual abusivo.

Las guirnaldas y moños que adornan la fachada de la cárcel La Modelo de Bogotá advierten que los 5.000 prisioneros, los guardias y el resto del personal que trabaja allí, también viven su propia celebración de esta época. Las novenas no se celebran tan tarde como se acostumbra en muchos lugares de la ciudad; hay algunas que empiezan a las 10:00 de la mañana en la capilla y a ellas asisten los prisioneros que se han destacado por su buen comportamiento. Otras se celebran en los mismos patios, para evitar desórdenes. En éstas participan el padre y los integrantes de los grupos musicales del penal.

“Para ustedes un ‘Aire’, una composición muy melancólica de Johann Sebastian Bach”, dijo Guillermo Samper a los internos. Para estos cinco músicos que hacen parte de la Filarmónica, también fue una experiencia distinta, una en la que el auditorio no estaba lejano, sentado en las sillas de un teatro. Como un maestro en un salón de clases, Samper le indicó a su público, melodía tras melodía, algunos datos de su compositor, de su inspiración, e incluso les sugirió escenarios que podían imaginar para salir por un momento de su encierro por medio de la creatividad. La orquesta también interpretó temas como “Ob-La-Di Ob-La-Da”, de The Beatles; “El salón del trono”, de la banda sonora de La guerra de las galaxias, y finalmente la “Canción de Navidad”, que provocaron aplausos y grandes sonrisas en los rostros de los reclusos.

La Navidad es una época nostálgica para los internos que, como Carlos, evocan sus momentos antes de estar en la prisión, cuando desde el 8 de diciembre salía a comprar la ropa para sus hijos y su esposa con el sueldo y la prima que recibía por su trabajo de vigilante privado.

A pesar de estos recuerdos, esta fecha también es el momento para salir de la rutina al son de gozos y tutainas, que interpretan los “artistas” de la cárcel. Carlos Villegas está en el grupo vallenato y toca el bombo y la guacharaca. “Cuando uno está en el patio es una persona, pero cuando sale de allí es otra. Ayer, por ejemplo, fuimos a hacer la Novena en el patio de la tercera edad y vimos a los ‘viejitos’ muy contentos. Uno sale de ese buen ambiente y contagia a los demás compañeros”, dice Villegas.

El concierto de la Filarmónica fue el regalo de Navidad para internos como Villegas, quien aunque no sabe cuántos años lo esperan allí, sí tiene claro que no se va a acostumbrar al encierro. Por ahora trata de aliviar su castigo con la música mientras llega la visita de su familia el próximo 24 de diciembre “porque la música es mi droga, es como soñar”, dice Carlos. Esta es la Navidad en la cárcel.

Notas musicales para los prisioneros

Carlos Villegas tiene 28 años y hace parte del grupo de música andina y vallenata de la cárcel La Modelo.

Fue uno de los más animados con las interpretaciones de los músicos de la Orquesta Filarmónica en el reclusorio.

Por Verónica Téllez Oliveros

 

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