:format(jpeg)/www.elespectador.comhttp://thumbor-prod-us-east-1.photo.aws.arc.pub/I0jUdOVuvxQFK9aUcjHNhQcmBMU=/arc-anglerfish-arc2-prod-elespectador/public/RIZPKX5OIFCRTEQ74AR644MLRU.jpg)
“¡Ni una rosa más!
Niña que recorrió paisajes de vastas fantasías,
Que luego de pocas historias cumplidas
Un intruso entró en su vida
Y con traiciones de su dolor se satisfacía.
Pero como toda una guerrera, la niña su valor fortalecía
Y aunque coraza y fuerza tenía
También fueron víctimas del flagelo ese día
Cuerpo malherido, humillado y cuestionado
Como si fuera indigno o delito ser mujer y estar perdida.
La luz de tus ojos ya se apaga
Sólo tu mente y tus recuerdos te sostienen por un día
De aquel dolor que tú sufrías.
Tu madre llora, tu hija sufre
los golpes de la vida
Imploramos justicia
Para que ni una rosa más
Sea herida”.
los golpes de la vida
Imploramos justicia
Para que ni una rosa más
Sea herida”.
Este poema rompió dos años de silencio en la vida de Adriana Cely. Sus palabras se ahogaron desde aquel 24 de mayo de 2012, cuando su hermana, Rosa Elvira Cely, fue violada, ahorcada y cruelmente empalada en el Parque Nacional. La entrevistaron, apareció en todos los medios de comunicación y mientras luchaba para que Javier Velasco, el autor del crimen, pagara la condena que merecía, sintió que había un vacío que necesitaba llenar.
“No sabía por dónde empezar... Después de visitar colegios y ver que la cultura de la violencia contra la mujer estaba presente, decidí mostrarles a los niños y jóvenes que esto no puede volver a ocurrir, que no podemos aceptar esta realidad tan cruel”. La idea de Adriana Cely tomó forma con el trabajo de investigación que adelantaba el escritor Fernando González Santos. Ambos, conscientes de que el caso no podía quedar en el olvido, trabajaron en el libro La vida es Rosa: el oscuro amanecer de Rosa Elvira Cely en el Parque Nacional.
La novela, escrita por Fernando González, fue publicada por la editorial Controversia en la mañana de este miércoles. Reconstruye los últimos días de Rosa Elvira Cely, profundiza en la vida de sus familiares, describe al agresor, sus antecedentes, sus motivaciones y la forma en que perpetró el crimen. Deja, también, esbozadas las inquietudes judiciales que quedaron sin respuesta.
“No podemos decir que estamos satisfechos con la condena”, dice Adriana Cely. “El agresor no midió las consecuencias. Ya había matado a una mujer, había violado a sus hijos, había violado a una trabajadora sexual. No sabemos cuántas mujeres mató o hirió. La condena no es justa, porque va a tener beneficios. Un criminal de estos no puede estar en la calle haciendo daño. El Estado no hizo nada cuando él violó a la trabajadora sexual. Por eso seguiremos luchando, porque el país merece una disculpa colectiva”.
En una clase sobre derechos humanos en la Universidad Pedagógica tocaron el tema de Rosa Elvira Cely. Fernando González estaba presente. Después de escuchar las noticias, se acercó a la Fiscalía para conocer a las víctimas: “Primero hablé con el abogado, Abelardo de la Espriella; conocí el expediente y luego me puse en contacto con Adriana Cely. Fui reconstruyendo la historia con las voces de la hermana, la mamá, la hija y el hermano de Rosa Elvira Cely. No es un libro especializado. Está dirigido a los jóvenes, porque ante todo es pedagógico”, sostiene el autor de la novela.
La Secretaría de la Mujer apoyó la publicación del libro y durante el lanzamiento reveló que casos como el de Rosa Elvira Cely no han cesado. En los primeros cuatro meses de este año se registraron 41 feminicidios en Bogotá. De estos, 29 ocurrieron en las calles; 27 se ejecutaron con arma de fuego y el 58% de las víctimas fueron mujeres entre 18 y 39 años. Además, en el mismo lapso se registraron 2.441 casos de violencia física de pareja (1.516 se presentaron dentro de las viviendas).
Las cifras anteriores, que para algunos son frías o simplemente pasan desapercibidas, son la razón para que Adriana Cely continué preparando plantones, marchas, conferencias y actos de rechazo a la violencia contra la mujer: “Cuando empezamos a sentir el dolor que nos causó la muerte de mi hermana, esperábamos un apoyo, alguien que nos orientara, que nos dijera qué hacer, cómo llegar a tener justicia. La verdad, no sentimos ese apoyo. Toda víctima debería saber a dónde acudir y para eso seguimos trabajando”. Este domingo, a las 11:00 a.m., la hermana de Rosa Elvira promoverá un plantón en el Parque Nacional, al cumplirse dos años del crimen.
La novela también relata la lucha de la familia de Rosa Elvira Cely durante los últimos 24 meses. Momentos de depresión y angustia durante el proceso judicial son recreados por González. Aunque para Adriana Cely “más que víctimas, somos sobrevivientes. En lo poco que he aprendido me he dado cuenta de que la violencia es normal para muchas de nosotras, por la cultura de nuestras abuelas y nuestras mamás. Si te llaman y te dicen dónde estás, que por qué no avisaste y etc., no te están protegiendo, sino que es un control sobre la mujer. La violencia psicológica y económica no la reconocemos fácilmente. Y muchas veces es por este tipo de violencia que nos pueden matar
svalenzuela@elespectador.com
@santiagov72