Publicidad

Peleas del alcalde Petro

”No va a haber mermelada por proyectos”, fue la reacción del mandatario de la ciudad al hundimiento de varios de sus proyectos en el Concejo.

Redacción Bogotá
11 de septiembre de 2014 - 04:36 a. m.
Gustavo Petro en el Concejo de Bogotá. / Archivo
Gustavo Petro en el Concejo de Bogotá. / Archivo

A 15 meses de concluir su mandato en Bogotá, el alcalde Gustavo Petro sigue aferrado a un estilo de gobierno caracterizado por la confrontación. Esta semana ajustó su quinto proyecto de acuerdo negado en el Concejo en escasos meses. Días atrás, en la antesala de la sentencia de la Corte Constitucional que falló en favor de la fiesta brava, advirtió que prefiere renunciar antes que permitir que la tauromaquia regrese a la ciudad. Ayer anunció demanda por injuria y calumnia contra el exvicepresidente y precandidato a la Alcaldía Francisco Santos.

Una secuencia idéntica a la que empezó a desarrollar desde su primer día de gobierno. Enfrentado a los partidos tradicionales; a los poderes del uribismo y el Polo; en contravía con las pretensiones del Concejo; opuesto a algunos proyectos que venían en desarrollo, como la Avenida Longitudinal de Occidente; empecinado en imponer un modelo estatal para la recolección de basuras y otros servicios públicos, Petro optó por un mandato de ruptura con duros adversarios políticos y económicos que no demoraron en plantear su revocatoria.

Dentro de su gobierno tampoco hubo armonía desde el principio. Y la prueba es que, a los seis meses de instalado en el Palacio Liévano, Petro ya le había pedido la renuncia protocolaria a todo su gabinete. En ese primer remezón se fue su secretaria de Hábitat María Claudia Valencia, quien salió diciendo que antes el alcalde escuchaba todas las opiniones. Después dimitió su aliado de mil batallas, Antonio Navarro, quien, como buen político, les salió al paso a los rumores de peleas y adujo motivos personales para salir del gabinete progresista.

En general, no ha sido muy estable su equipo de colaboradores. Salvo Óscar Sánchez en Educación y Ricardo Bonilla en Hacienda, las demás secretarías han tenido cambios. Susana Muhamad, María Mercedes Maldonado, Jorge Rojas y Hollman Morris siguen siendo su guardia pretoriana. Por lo demás, ha tenido cuatro gerentes en Transmilenio y cuatro secretarios de Gobierno, para solo citar dos frentes claves de la administración. Del movimiento Progresistas, que lo llevó al poder en Bogotá en 2011, no queda más que el recuerdo.

Su bancada de ocho concejales migró a la Alianza Verde por la necesidad de sobrevivir a las elecciones de 2014. Lo que se preveía una fuerza progresista sólida en el cabildo distrital, terminó con un episodio atípico en la ciudad: un alcalde sin bancada. Como si fuera poco, por diferencias frente a un contrato de concesión de paraderos, terminó distanciado de uno de sus principales aliados, el concejal Carlos Vicente de Roux, quien sin embargo ha insistido en que no es opositor de Gustavo Petro o de su mandato.

En medio de las diferencias internas en su gobierno y de los vaivenes políticos, desde finales de 2012 se vio enfrentado a dos críticos procesos: el intento de revocatoria planteado por Miguel Gómez y la destitución que le impuso la Procuraduría por el polémico manejo que le dio al cambio de modelo de recolección de basuras. Fueron largos meses de agitación política y pugna económica que no cesan, porque la semana pasada la Superintendencia de Sociedades le dio seis meses al alcalde para desmontar su programa “Basura Cero”.

En medio de este panorama de incesantes peleas, no sorprende lo que ha sucedido en el Concejo. Primero, fracasó el intento de Petro de modificar el Plan de Ordenamiento Territorial y, de manera sucesiva, ha perdido el intento de cobrar valorización para reconstruir la avenida Caracas, la posibilidad de modernizar el sistema tributario del Distrito y la intención de crear una empresa de movilidad en Bogotá. De colofón, también perdió la batalla de las vigencias futuras para garantizar el funcionamiento de los colegios por concesión.

La reacción de Petro a las derrotas en el cabildo es decir que quien pierde no es él sino Bogotá, pero que su administración no va a arrodillarse y que “no va a haber mermelada” por proyectos en la ciudad, porque “sería la segunda historia” del cartel de la contratación. De frente contra concejales y movimientos contrarios a su apuesta administrativa, ayer el alcalde insistió en que “la ciudad tiene que aprender a elegir el Concejo” y que mientras no cambie la cultura política, seguirá sucediendo lo mismo.

En un año habrá elecciones en Bogotá y del Centro Democrático ya saltó su primer dirigente al ruedo: Francisco Santos, quien, como era de esperarse y en su habitual estilo de escasa continencia verbal, escogió el antipetrismo como su bandera electoral. Antes de lo pensado, luego de que Santos calificara al alcalde como “incompetente y corrupto”, Gustavo Petro lo graduó de contradictor y enemigo con su fórmula predilecta: la denuncia. Ahora las controversias, tan típicas del gobierno progresista, van a estar signadas por un agitado clima electoral.

- Los proyectos hundidos en el Concejo

En las últimas semanas el Concejo hundió cinco proyectos claves de la administración Petro, que revivieron la difícil relación entre el alcalde Gustavo Petro y el cabildo.

El primero de ellos, y quizás el más importante para el gabinete, era la modernización tributaria, pues con ella el Distrito pretendía recaudar más recursos por medio de los impuestos de la ciudad. En esta iniciativa se incluía el cambio al cobro del predial con nuevas tarifas progresivas del 6 al 16 por mil. Aunque para algunos expertos se trataba de un esquema demasiado brusco, había otros beneficios como eliminar el componente del estrato a la hora de liquidar el tributo, para buscar que cada quien pague lo justo de acuerdo con su inmueble, sin importar la zona donde esté ubicado.

También el sábado el cabildo negó el proyecto para aprobarle vigencias futuras a la Secretaría de Educación por $170 mil millones, de los cuales una gran parte estaba destinada a financiar los contratos de 17 colegios por concesión durante tres años más y que se han destacado por su calidad.

El lunes, con nueve votos en contra y cuatro a favor, se negó el proyecto que pretendía transformar la empresa Transmilenio S. A. en la Empresa Gestora del Transporte Integrado de Bogotá S. A., y crear filiales independientes para el manejo del Sistema Integrado de Transporte Público y el metro de Bogotá.

La otra derrota del alcalde fue respecto a la creación de una auditoría fiscal que ejerciera control sobre la Contraloría. En éste los concejales consideraron que el mandatario no tiene competencia para crear otro organismo de control.
La última iniciativa hundida fue la que buscaba que la plaza de toros fuera reabierta, pero con el fin de usarla para espectáculos de cultura y recreación.

 - Miguel Uribe Turbay - Presidente del Concejo

“Acusan al Concejo por negar proyectos de Petro. Pero ¿se han preguntado si esos proyectos son legales, viables técnicamente o inconvenientes?”.

- Clara Lucía Sandoval - Concejal Partido de la U

“Petro no gobierna, no hace nada, pero sí se dedica a matonear a los concejales. ¡Que coja oficio! ¿No será más bien que está bravo porque no nos pudo comprar con la misma mermelada que —dicen— reparten por las esquinas?”.

- Hosman Martínez - Concejal Alianza Verde

“Le recuerdo al alcalde Petro que él mismo denunció concejales por aprobar a Samuel Moreno vigencias futuras. Ahora induce a error al Concejo”.

- Roberto Hinestrosa - Concejal Cambio Radical

“Petro excluyó colegios en concesión y jardines cofinanciados del Plan de Desarrollo en detrimento de ciudadanos más necesitados”.

Por Redacción Bogotá

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar