"Peñalosa debe reconocer lo que se ha hecho en cultura": Exdirector Filarmónica de Bogotá

David García habla de su salida y le pide al Alcalde concretar la construcción de la nueva sede para la Orquesta que está en diseño.

Catalina Erazo
12 de enero de 2016 - 09:28 p. m.

Una maratón de trinos en Twitter se desató tras la salida de David García de la dirección de la Orquesta Filarmónica de Bogotá. Venía de la administración anterior y su renuncia le fue aceptada, pero a muchos les resulta difícil encontrar a alguien que continúe un proceso de avance de los últimos tres años.

Como una “revolución cultural” fue calificada su labor por parte del exalcalde Gustavo Petro. En tres años, la entidad pasó de ofrecer conciertos a través de una sola orquesta a hacerlo mediante un sistema que hoy cuenta con 48 coros filarmónicos, 25 orquestas y 8 bandas de viento conformadas por niños y jóvenes, además de la formación musical que la entidad les brinda a unos 16.000 estudiantes de colegios públicos.

Un día después de su retiro, María Catalina Prieto, directora encargada por tres meses, aseguró que uno de los avances más importantes en la gestión de García, la construcción de la nueva sede de la Orquesta, aparentemente tendrá que esperar. “Este gobierno (el de Enrique Peñalosa) tiene otras prioridades con respecto a los temas de movilidad, seguridad y construcción de vivienda. Todo dependerá un poco de las directrices del alcalde”, dijo en diálogo con Caracol Radio.

García, en entrevista con El Espectador, le pide a la nueva administración continuidad y priorización para los programas que venían trabajando, particularmente para nuevas orquestas, el inicio de la construcción de la sede para Filarmónica y la formación a más de mil niños.

Ante la aceptación de su renuncia, el apoyo en redes sociales fue muy fuerte, al punto que algunos reaccionaron contra el alcalde Enrique Peñalosa por aceptarla. ¿Fue cuestión de política?

Agradezco muchísimo que las personas hayan reconocido mi gestión. Es un reconocimiento a todos los seres humanos que integran la entidad y demuestra que hoy la Filarmónica es una entidad importante para el ciudadano. Lo más importante para resaltar de la discusión en redes sociales es que la política cultural debe ser una política de Estado, no de gobiernos. En parte por ello se generó esa discusión. A Gustavo Petro, independientemente de qué partido o inclinación política sea, hay que reconocerle la enorme importancia que le dio a la cultura en la ciudad. Prácticamente triplicó la inversión en cultura, y sobre todo le dio un carácter de pertenencia que abre el camino para transformar la sociedad en su conjunto.

¿Cuál es su mensaje para la nueva administración?

Debe hacer una reflexión sobre el trabajo que se ha venido haciendo, no solo desde la administración de Petro, sino desde antes, en donde hay unos procesos de que necesitan prolongarse en el tiempo. Es bueno reconocer lo que se hizo en los últimos años.

¿Por qué es importante la construcción de una nueva sede para la Orquesta?

Es necesaria para la demanda cultural de una ciudad de 8 millones de habitantes. La tienen metrópolis como París, Viena y Berlín, en donde se han invertido importantes recursos a las construcción de estos espacios. Ante la afirmación de que no es una prioridad para esta administración, llamo a la reflexión para que se considere la continuidad del proyecto, ya que es barato y de un impacto altísimo para Bogotá.

¿En qué está el proyecto?

En 48 años de historia la Orquesta no ha tenido su propio auditorio, algo que logramos en los dos últimos años. Hoy tiene un terreno en el complejo deportivo El Campín, donde históricamente estaban los circos. Son 9.400 metros cuadrados en donde, en conjunto con el Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional y con interventoría de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, se están desarrollando los diseños arquitectónicos e ingenieriles para que la Filarmónica tenga un auditorio para 1.600 personas, otro más pequeño para unas 400, aulas de formación musical y espacio para la parte administrativa.

¿Cómo entender la importancia de ese escenario?

Desde el punto de vista de la cultura, este proyecto es tan importante como el metro para la infraestructura. Nuestra ciudad necesita sitios para hacer grandes conciertos y por esa razón es muy importante que ese proyecto continúe porque lo dejamos a mitad de camino. El Concejo de Bogotá aprobó la apropiación del 15% del costo total que tendría la construcción de este espacio. En total, cuesta $14.700 millones que están dentro del presupuesto de la Filarmónica para 2016. Lo único que el nuevo alcalde tiene que hacer es solicitar vigencias futuras para que a partir de junio o julio la ciudad empiece a construir su gran auditorio.

¿Qué características debe tener el nuevo director?

Conocimientos de música, de la gestión de orquestas y de los programas pedagógicos, de cómo se enseña la música, eso es muy importante.

¿Cuáles eran las condiciones de la Filarmónica de Bogotá hace tres años, cuando usted la recibió?

La orquesta tiene una larga historia y este 2016 celebra sus 50 años. Mi relación con la Filarmónica existe porque mi papá fue su fundador en 1966 y la dirigió hasta 1990. Con el curso de los años se convirtió en la orquesta de música clásica más importante del país, logrando en 2008 recibir un premio Grammy al mejor álbum instrumental. Cuando llegué era ya una orquesta prestigiosa, con una cantidad de eventos musicales importantes, pero se dedicaba únicamente a realizar conciertos a través de la orquesta, entonces lo que hice fue transformarla para que se vinculara un elemento que no existía: la formación musical.

¿Cómo fue esta transformación?

Hicimos varios programas. El primero fue crear nuevas orquestas, como las juveniles, aprovechando el mundo cultural de nuestro país, donde era evidente que había muchos buenos músicos jóvenes, educados aquí o en el exterior, con una enorme calidad musical que no tenían un lugar dónde tocar y dónde ejercer su profesión dignamente. Nacieron entonces la Filarmónica Juvenil de Cámara, la Banda de Vientos Juvenil, el Coro Filarmónico Juvenil. Ese fue el primer momento de la creación de un sistema de orquestas. Creamos 25 orquestas filarmónicas juveniles e infantiles, aparte de la orquesta principal. También, 43 coros juveniles e infantiles y 8 bandas de viento juveniles. La Filarmónica pasó de ser una orquesta a tener 76 agrupaciones, algunas de formación y otra de nivel profesional o semiprofesional.

¿Cómo fue la vinculación con los colegios públicos?

Como parte de la jornada completa, los maestros de la Filarmónica fueron a 30 colegios a dar clases de música a 16.121 niños, cifra con corte a 2015. La meta de 2016 es llegar a 17.600. Cualquiera de esos colegios supera en calidad de formación musical a cualquier institución educativa privada de la ciudad.

Otra meta es que las 20 localidades cuenten, cada una, con su propia filarmónica. ¿En qué queda ese proyecto?

En agosto empezaron a funcionar los centros orquestales, gracias a un convenio con cinco localidades (Usaquén, Chapinero, Tunjuelito, La Candelaria y Teusaquillo). El objetivo fue crear filarmónicas de las localidades con los niños y jóvenes de bajos recursos. Hoy hay 10 orquestas, 10 coros y 5 bandas en estas localidades. Me gustaría recordar que Bogotá fue escogida en 2012 por la Unesco como la ciudad de la música y estamos respondiendo a eso. Sacar adelante estos programas es un tema de voluntad política.

¿Qué ha significado toda esta revolución cultural, como la llamó Petro, para la ciudad?

Esto ha permitido que la oferta musical en Bogotá haya crecido enormemente. Cuando yo entré a la Filarmónica, ofrecía un promedio de 90 conciertos al año, y al cierre de 2015 llegamos a 620. Sacamos la Filarmónica a la calle, a los barrios y sobre todo a aquellos sectores que no tenían acceso a esta oferta musical.

Usted ha dicho que ahora va a trabajar por crear programas de música para el escenario de un país en paz. ¿Cuál es para usted el papel del arte en el posconflicto?

Colombia está ad portas de firmar un acuerdo de paz tras décadas de conflicto armado y social, y la Filarmónica de Bogotá está lista para trabajar de la mano del Ministerio de Cultura, al que hago un llamado para que ambas instituciones jueguen un papel importante en el Proceso de Paz, en el sentido de incrementar programas de formación musical dedicados a las víctimas, los futuros desmovilizados y miembros de los grupos armados. Sería algo muy bello ver un día una orquesta conformada por exguerrilleros, exparamilitares, miembros de la fuerza pública y víctimas del conflicto armado, donde aprendieran música en colectivo, porque la orquesta tiene esto de lindo, solo puedes hacer música cuando estás en armonía con todos.

 

Por Catalina Erazo

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