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Personería, contra los bicicarriles

El ente de control presentó una demanda pidiendo suspender el carril exclusivo para ciclistas que el Distrito planea en la carrera 50 entre calles 100 y 127.

verónica téllez oliveros
28 de septiembre de 2015 - 02:00 a. m.
Uno de los avisos de los residentes contra el bicicarril de la carrera 50 entre calles 100 y 127. / Andrés Torres
Uno de los avisos de los residentes contra el bicicarril de la carrera 50 entre calles 100 y 127. / Andrés Torres

Primero los vecinos del barrio El Batán se opusieron a la construcción de un bicicarril en la carrera 50 entre calles 100 y 127, en el norte de Bogotá. El principal miedo: que se reduzca la vía para circulación de los carros y haya más congestión. Luego los concejales hicieron eco del reclamo y recientemente la Personería Distrital también se sumó. El ente de control presentó una demanda pidiendo que se suspenda el contrato para el proyecto, la cual fue admitida por un juez el pasado 15 de septiembre.

Aunque ya se habían construido bicicarriles (que no van sobre andén como las ciclorrutas tradicionales, sino compartiendo la vía con carros), como en la carrera 50 entre calles 63 y 13, es la primera vez en esta administración que la Personería emprende acciones legales contra un proyecto de estos.

El ente de control considera que el bicicarril es una amenaza para los vecinos del sector. Y lo explica diciendo que afectaría la movilidad en las vías internas del barrio, que no hubo mecanismos de participación “reales y efectivos con las personas directamente afectadas (...), sólo se hicieron reuniones informativas”.

Además, asegura que este proyecto generaría “un notorio incremento en la accidentalidad de los biciusuarios y peatones, por la ubicación de los paraderos de transporte público (...) y el riesgo de las personas de la tercera edad y menores de ser atropellados con gran facilidad”.

Estos son algunos de los argumentos expuestos por el ente de control en el documento de demanda presentado ante un juzgado, en el que insiste en que es una obra innecesaria, que es producto de la improvisación y que además sería una situación irreversible para la comunidad.

El Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) ha explicado a la Personería que el bicicarril sí ha tenido planeación con estudios previos. Estos explican, por ejemplo, que los carriles para bicicletas que no van sobre el andén, sino compartiendo la vía con los carros, pueden servir como ruta alimentadora a vías que tienen ciclorrutas para viajes largos (y son mucho más extensas); y que son de menor costo frente a una ciclorruta sobre andén.

El IDU también cuenta sobre las reuniones que ha tenido con los vecinos de la zona desde marzo de este año. Pero en varias de ellas los habitantes han ido manifestando su oposición total al proyecto. De hecho, convocaron a marchas contra el bicicarril en agosto pasado y participaron en los debates que hubo en este sentido en el Concejo de la ciudad.

Uno de los argumentos que llama la atención de la demanda contra el bicicarril es señalar que sería un riesgo para adultos y niños que pueden ser atropellados. ¿Acaso no corren incluso un riesgo más alto con los cientos de carros que se mueven cada día allí? Para el investigador y promotor de movilidad sostenible, Darío Hidalgo, este punto es absurdo. “Detrás de cada protesta contra bicicarriles hay alguien interesado en estacionar. Se protege al 10 % de ciudadanos que van en carro. Prefieren ciclistas en riesgo, anota.

Aunque hay bicicarriles que se construyeron entre 2013 y 2014, como el de la carrera 50 con calle 63, es llamativo que sólo ahora se hayan hecho debates en contra de estos proyectos en el Concejo, haciendo eco de los reclamos de los vecinos, justo en época electoral. Parece que estos carriles exclusivos también entraron en la batalla política.

En medio de la controversia, lo que han recomendado otros concejales, como María Fernanda Rojas, es que la Secretaría de Movilidad haga una campaña que explique cuál es el sentido con los bicicarriles y concierte con las comunidades.

Mientras tanto, está en manos de un juez decidir si en realidad los bicicarriles representan una amenaza, un riesgo para los habitantes del barrio El Batán, o si la ciudad debe aceptar estrategias de este tipo, que les dan más espacio a otros medios de transporte.

Por verónica téllez oliveros

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