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Petro definitivamente no venderá agua en bloque a Cundinamarca

El alcalde dijo que se estudia la posibilidad de construir un nuevo embalse aguas arriba del Sisga.

El Espectador
14 de junio de 2012 - 02:07 p. m.

El alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, ratificó su decisión de no vender agua en bloque a Cundinamarca y aseguró que hacerlo “es un enorme riesgo para la vida en la región y primero está la vida que el negocio particular”.

Sostuvo también que de ser necesario acudirá a las instancias necesarias para defender “el principio universal del derecho fundamental al agua, contemplado en la Carta de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas, de la cual Colombia es signataria”.

Para el mandatario capitalino, “ninguna sociedad racional pone en peligro el agua potable de 10 millones de personas por industrializar y urbanizar los afluentes y las fuentes del agua potable. El agua en bloque, que es un agua para urbanizadores, lo único que hacía era potenciar un negocio particular muy poderoso. Está destruyendo la Sabana de Bogotá, y algo que es muy esencial, el agua que toman 10 millones de bogotanos”.

En este sentido explicó que no va a haber agua en bloque. “No vamos a auspiciar, con el dinero público, vía tarifas, que se invierta en el consumo de agua potable y saneamiento básico, el negocio privado de urbanización extensiva de la Sabana de Bogotá y de las zonas de industrialización que están contaminando a tal punto que, la planta de Tibitoc, de los 365 días del año, ya no puede descontaminar y purificar 160 días. Este es un enorme riesgo para la vida en la región y primero está la vida que el negocio particular”.

Por otra parte, el burgomaestre anunció la posibilidad de construir un nuevo embalse, aguas arriba del Sisga, con fines exclusivos de regulación y cuidado intensivo de los cuatro páramos, eliminando cualquier tipo de licencia minera, de exploración o explotación en ellos.

Con este proyecto se espera también asegurar más fuentes de energía eléctrica para la capital, con líneas de transmisión más poderosas desde El Guavio y Chivor, hacia Bogotá, acelerando las obras para ello, pues llevan 4 años de retraso en su construcción generando riesgos para el abastecimiento energético en Bogotá.
 

Por El Espectador

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