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Proponen rediseñar modelo de transporte de Bogotá

El director de la Agencia de Ecología de Barcelona, Salvador Rueda, asegura que el primer paso que debe dar la capital, en miras de convertirse una ciudad sostenible, es renovar completamente el esquema de movilidad.

Redacción Bogotá
25 de abril de 2012 - 09:42 p. m.

“Hay que actuar de manera inminente en el transporte, es urgente generar un nuevo sistema de movilidad por muchas razones. Es obvio que en Bogotá hay una gran segregación, dos mundos completamente separados, unidos por una red de transporte que no tiene la capacidad suficiente”. Así empieza a resumir, Salvador Rueda, director de la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona, su visión de Bogotá. Lo dice después de haber recorrido el pasado lunes la cuenca del río Tunjuelo en el sur de la capital y ayer la zona norte, partiendo por la Autopista Norte hacia Chía.

Rueda, llegó a la ciudad el pasado domingo con el fin de hacer sus aportes a la administración distrital en el objetivo de convertir la capital en un espacio más conectado con los desafíos ambientales y dará una conferencia de urbanismo ecológico el próximo viernes, invitado por el Instituto de Estudios Urbanos y el Foro Nacional Ambiental.

Mientras que en una encuesta revelada hoy por la Universidad de la Sabana, los bogotanos consultados coinciden en que una de las palabras que más define al mandatario capitalino es improvisación, y a que sus proyectos no han tenido la mejor acogida por parte de los concejales, que también cuestionan lo que han denominado como falta de planeación, para Rueda, las propuestas del mandatario, resultan de “una lógica meridiana”.

La agencia que dirige y que fundó en el año 2000 en Barcelona, ha diseñado varios planes urbanísticos en España y fue la encargada de diseñar la nueva red de transporte público de Barcelona, que entraría en funcionamiento en septiembre próximo. Según el diseño, el 99% de la población tendrá una parada de bus a menos de 300 metros con una frecuencia de 4 minutos.

¿Se podría lograr algo similar en Bogotá?

Claro que se puede lograr y hay que hacerlo por muchas razones: para reducir los tiempos de viaje y minimizar los efectos sobre las condiciones ambientales de la ciudad. Transmilenio es un modelo en transición que tiene que ampliarse y complementarse con otros medios de transporte como el metro que es una opción fantástica. Hay que aprovechar la infraestructura fija de transporte férreo que ya existe. Nosotros le vamos a proponer al alcalde Gustavo Petro transformar todo el sistema hacia algo muy similar de lo que funciona en Barcelona.

Pero ya están listos los contratos del Sistema Integrado de Transporte, que entraría en marcha en junio próximo…

Lo primero sería hacer una revisión del SITP para determinar si hay deficiencias. La integración tarifaria es el primer paso, se da por descontado, pero más allá de eso, hay que pensar en un amplio modelo integral. Es un tema de lógica y de sentido común, un cambio de concepción, toda una transformación cultural. Hay que acomodar el diseño la red a la estructura de la ciudad.

Una de las propuestas del alcalde Petro para desestimular el uso del vehículo particular es instalar peajes por congestión en algunas partes de la ciudad. Desde su experiencia, ¿cree que este tipo de medidas pueden ser efectivas?

La fórmula para poder inducir a un cambio es apretarle el bolsillo al ciudadano pues todas las medidas de carácter voluntario no tienen muchos resultados. Si un ciudadano quiere salir el coche, perfecto, pero tendrá que pagar parqueaderos tres veces más caros de lo que les cuesta hoy o peajes por cogestión. Con medidas como ésta se logra disuadir a la gente. Por otro lado, el precio de los carburantes seguirá aumentando y va a llegar un momento en el que los ciudadanos no podrán asumir ese gasto y hay que anticiparse esa situación. Lo que no puede hacer un gobernante es no tener en cuenta lo que se viene encima.

¿Cómo percibe usted los debates que hoy está viviendo Bogotá?

Los mensajes son de una lógica meridiana pero alcalde tiene que hacer proyectos estratégicos de visión de futuro, tiene que pensar en la ciudad y no en él y la ciudad no se hace en cuatro años. Hay proyecto estratégicos como la re densificación del centro. Bogotá tiene muchos espacios intersticiales dentro de la misma, que permitirían construir dos ciudades si fuera necesario. En este proyecto gran parte de los escombros que hoy se están utilizando como rellenos de humedales, podrían ser utilizados para la construcción.

¿Y cómo lograr que el centro se convierta en un espacio en el que se mezclen todos los estratos sociales?

Eso se puede lograr con mezclas virtuosas, el problema siempre es una proporción de la mezcla que permita que todas las clases convivan sin conflictos. Las ciudades que tienen convivencias muy elevadas con niveles de inseguridad muy reducidos, sin duda son las que mejores mezclas tienen. En esto tiene mucho que ver la calidad de la edificación, del espacio público y de los servicios. En la medida que se proporcionen las condiciones de vida adecuadas, se pueden dar estas mezclas.

¿De qué se deberían ocupar hoy los planeadores de Bogotá en miras de una ciudad sostenible?

La mayoría de las realizaciones que han sido llamadas ‘sostenibles’, suelen tener un desarrollo estrictamente relacionado con la energía. Lo que se debe hacer es articular todos los ámbitos: lo urbano, la movilidad, la energía, el agua y una gran diversidad de actividades, todo de manera integrada. Por otra parte hay que cambiar la estrategia para competir entre territorios: actualmente la ciudad que es capaz de consumir más recursos, cobra ventaja competitiva respecto a las otras. Lo deseable es que la nueva estrategia para competir esté basada en la información y el conocimiento. Es empezar desde cero hacia una completa revolución, hay que pararse a pensar, a planificar, hay que ser capaz de darle la vuelta a la situación con ingenio y con valor.

¿Y cómo convencer a la mayoría de los actores que aseguran que una transformación como la que usted señala no es posible?

Los que tienen poder que no se preocupen porque negocio hay todo el que quieran. Tendrán que ser inteligentes para adaptarse a las situaciones cambiantes del ambiente. Ahora mismo hay un montón de ciudades que lo están buscando, lo que no puede ser es que Bogotá no busque ser una ciudad sostenible. Los constructores, por ejemplo, deberán entender que sí se puede ganar dinero sin que la destrucción esté de por medio. Lograr que una ciudad sea sostenible es una inversión lógica a largo plazo, esa es la jugada.

¿Y cree que Bogotá está a tiempo de convertirse en una ciudad sostenible?

Todo tiene solución, lo que no se sabe es en cuánto tiempo… Bogotá tiene mucho potencial, tiene gente preparada. Lo que tiene que romper es la cultura del pelotazo, de la corrupción, de anteponer los intereses privados sobre los públicos. Si lo consigue, puede ser una mejor ciudad. En el camino se destruirán muchas cosas y habrá que pelear mucho. Pero hay que ser capaz de adaptarse a los nuevos tiempos. Si Bogotá lo logra, puede salir en globo o puede seguir en dinámicas en las que ha estado siempre.

Por Redacción Bogotá

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