Alonso Orjuela Pardo, el hombre de 46 años que convirtió un pequeño negocio de frutas en una cadena que vende cerca de $100 mil millones al año, fue asesinado sobre las 9:45 de la noche del jueves en el barrio Nueva Zelandia, al norte de la ciudad. Los responsables del homicidio, un hombre y una mujer cuyo paradero es investigado por el CTI de la Fiscalía, se movilizaban en moto cuando propinaron varios disparos a Orjuela Pardo, quien esperaba a alguien que aún no ha sido identificado.
Nació en La Plata, Huila, en una familia de agricultores que, en los ochenta, emigró por la violencia y se radicó en el municipio de Chía, Cundinamarca. Con 14 años, pensó que era necesario crear espacios en las tiendas barriales para ofrecer los productos sucios que reposaban en las plazas de mercado. Entonces vendió su bicicleta y una cadena de oro, sus únicas pertenencias, y reunió $6.000 para pagar el arriendo de un espacio en un local de granos de un tío. Que fuera limpio y organizado, la idea. Esa fue la semilla para crear Surtifruver de la Sabana, una empresa que genera 1.500 empleos directos.
Su meta inicial era vender $30 millones mensuales. Lo consiguió. Y reunió lo suficiente para comprar dos lotes cercanos a su negocio en el parque Ospina, donde instaló bodega y parqueadero. Con negocios montaros en varias ciudades, su objetivo más reciente fue ser el más grande comercializador de productos frescos en América Latina.
La investigación del crimen, asumida por un fiscal local de Bogotá, baraja como hipótesis una extorsión que, presuntamente, no fue aceptada por el comerciante. Alonso Orjuela Pardo era padre de cuatro hijos y estaba casado.