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Radiografía de la calle

Además de ‘Calidoso’, entre enero y abril de este año fueron asesinados otros 11 en la ciudad. Hasta 2013 la cifra era de 403.

Redacción Bogotá
18 de mayo de 2014 - 02:00 a. m.
Radiografía de la calle

Marco Tulio Sevillano, Calidoso, se convirtió en ícono de los habitantes de calle. Su atroz crimen generó la indignación ciudadana, particularmente de las personas del sector de la Universidad Javeriana. Allí él se había convertido en el compañero de estudiantes, profesores y trabajadores, que lo conocían al menos hace 15 años. Ahora todos piden que su muerte no quede en la impunidad.

El último detalle que se conoció del caso fue que hubo una llamada a la línea de emergencia 123, la que alertó sobre el ataque, y que 15 minutos después llegó la Policía. “Se llamó una ambulancia, pero no llegó. Lo que hizo la Policía fue llevarlo en una patrulla al hospital”, dijo el coronel Óscar Pinzón, comandante operativo de la Policía de Bogotá. Antes de conocer el detalle de la llamada, había dicho que “los policías encontraron a Calidoso cuando estaban patrullando la zona y que lo único que él alcanzó a decir fue que había tenido un problema con otro habitante de calle”.

Lo que hablaron los policías con Calidoso podría ser clave para esclarecer su asesinato. Vale recordar cómo hace dos años, cuando se conoció el terrible crimen de Rosa Elvira Cely, la mujer empalada en el Parque Nacional, la clave que sirvió para aclarar su muerte fue justo lo que ella les alcanzó a decir a los que le brindaron primeros auxilios: “Yo conocía a quien me agredió”.

Pese a toda la indignación que causó el asesinato de Calidoso, este no es el único caso en el que un habitante de la calle ha sido la víctima. En lo corrido del año han asesinados a otros 11. En los últimos seis años, la cifra alcanza los 403 homicidios, es decir, en promedio se han registrado 70 casos anuales. El año más crítico fue 2009, cuando se registraron 93 asesinatos. A partir de 2011 las cifras empezaron a disminuir, al punto de que el año pasado fueron 34. Sin embargo, que a la fecha ya se hayan presentado 12 es algo que preocupa al Distrito.

“Las disputas de habitantes de calle se dirimen con arma cortopunzante, con objetos contundentes. Si es una disputa de un jíbaro, los dirime con arma de fuego. Pero cuando se quema a un ciudadano, generalmente es un mensaje simbólicos”, explica Rubén Ramírez, director del Centro de Estudios y Análisis en Convivencia y Seguridad Ciudadana del Distrito.

Así que de acuerdo con estos patrones, en el caso de Calidoso una de las dudas es qué tipo de discusión tendría con otros habitantes de calle si ya era dueño del territorio donde estaba. Una de las incógnitas que queda en este crimen es si se está regresando a hechos de limpieza social, que se presentaron tradicionalmente en los años 70 y 80, según estudios del Ceacsc. Dos antecedentes al respecto ocurrieron en 2012. A mediados de ese año dos perros, que vivían con habitantes de la calle, fueron quemados vivos por miembros de la Policía en la localidad de San Cristóbal, en un operativo de desalojo. También en ese año un joven fue quemado y hubo uniformados implicados en el hecho.

“La ciudad puede estar muy buena, muy elegante. Pero vuelvo y le digo que no falta el loco o el que se crea más loco que uno y lo mata sólo porque uno no le gusta. Vivir en la calle es algo tremendo, uno está expuesto en cada minuto a cualquier peligro de la vida, a morirse, a enfermarse. Es algo que realmente es duro”. La voz es de Luis Antonio Aguilar, quien tiene 39 años, de los cuales ha pasado 17 viviendo en las calles de Cali, Barranquilla y Bogotá desde hace seis. Ahí conoció la calle del Bronx y como muchos otros se convirtió en un esclavo del bazuco.

Ahora que mataron a uno de los “buenos”, de aquellos que “no le hacía daño a nadie”, quienes habitan las calles han vuelto a recordar a ellos que “nadie les cuida la vida”. De acuerdo con el último censo de habitantes de la calle hecho por la Secretaría Distrital de Integración Social, a 2011 se contabilizaban 8.312 en Bogotá. Sin embargo, el 50% se concentra en dos localidades: en Los Mártires, que cuenta con 2.523 (30,3%) y donde está el sector conocido como el Bronx, y Santa Fe, donde viven 1.649 (19,8%) y contó con la desaparecida Calle del Cartucho.

Las principales razones que dan acerca de qué los llevó a vivir en la calle son por el consumo de estupefacientes o alcohol (2.805), el deterioro de su red familiar (1.837), el maltrato o abuso sexual (712). Y, ¿por qué continúan en las calles? Algunos argumentan que por su adicción (2.450), por gusto (1.376) e, incluso, porque consideran que las opciones que tienen son más desagradables que vivir en la calle (1.079).

Aunque muchos habitantes de la calle como Luis siguen su rutina de aguantar el frío del cemento y vivir de la limosna para comprar vicio en el Bronx, otros también se cansan del ‘agite’ y buscan torcer ese camino. Armando es uno de los que forman parte de los procesos de rehabilitación de la Secretaría de Integración Social. “El hogar de paso ayuda mucho y uno le baja a la adrenalina de pelear, robar, consumir y hacer maldades. Es que uno se cansa porque estando en la droga uno tiene miedo de todo el mundo. Uno no puede andar en un barrio desconocido porque se expone al maltrato”.

En el Distrito, una de las razones que se relacionan con la reducción de homicidios que se presentó en 2012 y 2013, fue el impacto de la atención en los Centros de Atención Móvil para Drogodependientes. Pero a algunas fuentes de la administración les preocupa la diáspora, que a su juicio generaron las intervenciones de la Policía en el Bronx el año pasado y que este éxodo de habitantes de calle a otras zonas de la ciudad, donde no andaban tradicionalmente, esté generando hechos de intolerancia por parte de los ciudadanos.

Por Redacción Bogotá

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