El concejal Antonio Sanguino cuestionó “los beneficios que Bogotá ha recibido por la actividad de explotación minera y el grave impacto que ésta ha tenido sobre el medio ambiente, la salud y las finanzas”.
El cabildante afirmó que “la explotación de minas y canteras en Bogotá ha traído más impactos negativos que positivos, toda vez que los ingresos que recibe la ciudad por este concepto no superan los 138 millones de pesos anuales promedio, frente a los 2 mil millones que el Distrito invierte por año en la estabilización de taludes en zonas donde alguna vez se encontraban empresas mineras, muchas de ellas ilegales”.
De acuerdo a información suministrada por Sanguino, la falta de acción ha permitido que de 109 minas en explotación, tan sólo siete sean legales y que de ellas, las tres más grandes reporten ingresos mínimos a la ciudad.
En 2009, el concejal había advertido la concertación de un Memorando de Entendimiento entre las empresas que han explotado la cuenca media del río Tunjuelo y el Distrito, con el fin de evitar las demandas por las inundaciones causadas en 2002, pero que “fueron consecuencia de una pésima gestión de ingeniería y planificación”.
Agregó que es necesario que la Secretaría de Ambiente refuerce los operativos de seguimiento a los Planes de Manejo, Recuperación y restauración Ambiental-PMRRA sobre las minas ilegales, las que se agotaron y sobre las que se encuentran en zonas de recuperación.