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Relato de menor de 14 años que vende drogas en colegios de Bogotá

Los cuatro estudiantes que permanecían hospitalizados por el consumo de popper fueron dados de alta.

Redacción Bogotá
15 de agosto de 2015 - 07:06 p. m.

El problema del consumo de drogas está invadiendo los colegios de Bogotá. En menos de una semana se conocieron tres casos de intoxicación en colegios de la localidad de Tunjuelito por consumo de drogas y mezclas de sustancias químicas que dejaron como víctima mortal al menor Santiago Sánchez, quien al parecer falleció luego de mezclar la marihuana con polvo de extintor.

El último caso se presentó el viernes en el Colegio Bernardo Jaramillo, donde cinco estudiantes tuvieron que ser hospitalizados por intoxicación tras haber consumido al parecer popper. Este sábado los cuatro menores que aún permanecían en la clínica fueron dados de alta. 

A propósito de este tema, Noticias Caracol pudo conocer el relato de un menor de 14 años, que a su corta edad ya hace parte de las pandillas del sur de Bogotá y vende drogas en los colegios del sector.

El menor dice que las pandillas se han apropiado de los colegios donde la venta de alucinógenos es normal y se disputan entre estas el récord de ventas. "Pueden haber pandillas divididas en varios colegios que se encargan de reclutar a más muchachos como yo para hacer como una microempresa", afirma el menor.

Explica que al igual que ocurre en cualquier negocio, en este los jefes piensa una estrategia para que "la empresa" funcione e incremente las ventas.

"Se inscriben en otros colegios y forman grupos en cada uno mientras reclutan niños y se arman las pandillas, luego empieza a expandirse el negocio y se dan los enfrentamientos entre las pandillas que hay".

Señala que cuando hay presencia de varias pandillas en una misma institución educativa se presentan peleas y disputas entre ellas. Por ejemplo, por quién vende más droga o quién cuenta con más consumidores.

Detalla que para evitar que los docentes se den cuenta, los estudiantes se escriben por whatsapp o manejan una señales en común para saber qué "producto" desea, marihuana o cualquier otro. Asegura que también realizan ventas a domicilio.

"Muchos estudiantes abusan. Llega el momento en que tienen tenso el cuerpo, empiezan a curvar los dedos hasta se caen al piso, pero aunque esto los asusta les gusta y luego de tener el ataque de pánico vuelven y siguen consumiendo. Por eso la venta nunca acaba", relata sin pudor el menor.

Ante esta situación, las autoridades ya tienen en la mira 50 colegios de la ciudad que presentan esta problemática que parece crecer con el paso de los días.

Por Redacción Bogotá

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