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'La Reserva Van der Hammen no se debe tocar': Consejo Territorial de Planeación

Anticipándose a la discusión del POT, que regirá los destinos de los suelos de la ciudad para los próximos 12 años, la máxima instancia de la planeación participativa se mostró partidaria de la conservación del ecosistema.

Redacción Bogotá
28 de octubre de 2016 - 07:30 p. m.
El próximo año, la Alcaldía presentará ante el Concejo Distrital su proyecto de Plan de Ordenamiento Territorial (POT), en el que quedará definido el uso que se le dará al suelo y a las áreas protegidas de la capital. /Alcaldía de Bogotá
El próximo año, la Alcaldía presentará ante el Concejo Distrital su proyecto de Plan de Ordenamiento Territorial (POT), en el que quedará definido el uso que se le dará al suelo y a las áreas protegidas de la capital. /Alcaldía de Bogotá

Se suman nuevas voces a favor de la conservación de la Reserva Thomas Van der Hammen. Esta vez fue el Consejo Territorial de Planeación Distrital (CTPD) –máxima instancia de la planeación participativa de Bogotá–, que anticipándose a la discusión del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de la ciudad, que se dará el próximo año, elaboró un informe en el que detalla el diagnóstico de los problemas de las 20 localidades, los conflictos en el territorio y las posibles soluciones. 

Una de las conclusiones de este órgano consultivo es que no se deben intervenir y que, por el contrario, se deben conservar los terrenos que actualmente conforman la reserva Van der Hammen, zona de protección ambiental donde el alcalde Enrique Peñalosa planea adelantar proyectos de urbanización y movilidad. Martha Triana, presidenta del CTPD, le aseguró a El Espectador que su diagnóstico –fruto de un recorrido en las localidades y en la reserva– arrojó que no es recomendable construir en los terrenos de la zona de protección, dado su valor ambiental para la ciudad y especialmente, para la planeación del territorio.

“Participamos en el recorrido con personas de la academia, de la misma ciudadanía y con ocupantes del territorio. Así, pudimos entender la necesidad urgente de que esta zona se conserve como la reserva ambiental de la ciudad, necesaria, entre otras, para garantizar la vida, asegurar el suministro de agua y proteger la subsistencia de las especies, así como para mitigar los efectos del cambio climático”, explicó Triana.

De acuerdo con la presidente del Consejo Territorial, contrario a una intervención, la reserva necesita medidas que permitan su conservación y recuperación. Por ello, elevó un llamado a la Administración Distrital para que en la planificación de este territorio prime el bienestar general sobre lo que llamó “intereses inmobiliarios”.

“Entiendo que pueda haber unos intereses inmobiliarios sobre la reserva, pero por encima están los intereses de la mayoría de quienes habitamos este territorio y esperamos que éste le brinde calidad de vida a sus ocupantes. Hay que llamar a la sensatez y a la obligación que tiene un mandatario de defender los intereses de la mayoría, por encima de los particulares (…) Sería muy bueno que el alcalde fuera y mirara todo lo que significa un solo punto de la reserva: el humedal de La Conejera, para que entendería –de una manera no caprichosa, sino sensible, analítica y científica– que es importante su conservación”, señaló Triana.

Otros conflictos

Por otro lado, la presidenta del CTPD manifestó que en los recorridos por las 20 localidades se evidenciaron conflictos sobre el uso del suelo que, según le señaló la comunidad, se deben a la ausencia de autoridad y a la debilidad de las alcaldías locales para ejercer el control y vigilancia.

“Encontramos invasión del espacio público; inadecuado manejo y disposición de recursos sólidos; contaminación de recursos hídricos y un enfoque desordenado del ordenamiento. Casi que podríamos decir que lo que encontramos, realimente, es que el ordenamiento del territorio, que debería ser alrededor del agua, no se hace y por ello, las fuentes hídricas importantes de la ciudad están contaminadas”, agregó la presidenta del organismo.

Otra problemática que logró identificar el Consejo Territorial es que no se están invirtiendo los recursos suficientes para conservar y proteger las cuencas de los ríos Salitre, Fucha, Tunjuelo y la cuenca del Torca: “Esa situación genera toda una cantidad de problemas como construcciones no permitidas y el inadecuado manejo de residuos que contaminan las fuentes”.

“También observamos invasión de las rondas y del espacio público, sumado al problema de la presencia de habitantes de calle. Todos estos problemas, además de la falta de planeación de la ciudad, tienen que ver con problemas estructurales que influyen de una forma determinante en el ordenamiento: pobreza (gente que ocupa rondas de los ríos para buscar agua); invasión del espacio público y especialmente, una incultura muy grande en la protección y conservación del ambiente”, precisó.

El próximo año, la Alcaldía de Enrique Peñalosa presentará ante el Concejo Distrital su proyecto de Plan de Ordenamiento Territorial (POT), en el que quedará definido el uso que se le dará al suelo y a las áreas protegidas de la capital durante los próximos 12 años.

Distrito ya inició trámites para que le autoricen construir sobre la Van der Hammen

Tal como lo ha hecho saber, incluso antes de ser elegido, el alcalde pretende intervenir la reserva para darles espacio a proyectos de urbanización y movilidad. En septiembre, el Distrito inició los trámites para que le sea autorizado construir vías sobre la reserva. Así, se empezó a materializar la intención de Peñalosa de intervenir el área protegida para darles espacio a 10 vías. Esas obras son vitales además para la construcción de la Ciudad Lagos de Torca, el proyecto urbanístico más ambicioso de la Administración y que también está bajo estudio de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR).

Desde que se conoció la intención de sustraer terrenos de la reserva para esos proyectos viales, las voces de protesta de diversos sectores, desde ambientalistas hasta políticos, han girado en torno a los problemas de conectividad de los ecosistemas de esta zona, que se verían afectados con el trazado de las vías.

Argumentando que busca “desembotellar el norte de Bogotá”, Peñalosa dijo en julio que pretende intervenir la reserva para ampliar la Avenida Boyacá, desde la calle 170 hasta la avenida Guaymaral, en 7,4 kilómetros sumado a la construcción de ciclorrutas y carriles exclusivos para Transmilenio. Adicionalmente, el alcalde le apostaría a la ampliación de la Avenida Ciudad de Cali hasta la Avenida Suba, así como a la construcción de un túnel para facilitar la movilidad en la vía Suba Cota a través de un trazado de 11 kilómetros.

Por Redacción Bogotá

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