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Cuando Geena Rocero contesta preguntas, mira a los ojos con firmeza, como si buscara una empatía humana más allá de la apariencia. Puede que muchos no reconozcan en su rostro más que a una mujer hermosa. Pero Rocero es una reconocida y exitosa modelo profesional, de firmas como Rimmel o Hanes en EE.UU., que hace cuatro meses, el 31 de marzo (Día Internacional de la Visibilidad Transgénero), confesó en un valiente video que le ha dado la vuelta al mundo que no nació mujer, aunque siempre se sintió como tal.
Durante 10 años, hasta finales de 2013, guardó su secreto en la industria de la moda y ante sus amigos. Hoy, con su fundación Gender Proud ha viajado por el mundo y ha luchado por visibilizar los derechos de la comunidad trans. En esa tónica estuvo esta semana en Bogotá, por primera vez, contando su historia y sus planteamientos sobre igualdad e inclusión. La misma semana en que la Iglesia católica colombiana criticaba con vehemencia que el Consejo de Estado ratificara que una pareja del mismo sexo puede constituir una familia.
Por eso Rocero, en diálogo con El Espectador, les recordó a las autoridades religiosas que su mensaje debe ser de respeto y amor y le pidió al Estado colombiano que permita el cambio de sexo, antes de una cirugía, en los documentos de identidad para prevenir actos de violencia y discriminación con una comunidad que en el país, según los informes y denuncias de organizaciones como Colombia Diversa y Caribe Afirmativo, ha sido fuertemente violentada.
¿Por qué visita Colombia?
Vine invitada por Astrea, Fundación Lésbica para la Justicia, a participar en un evento que busca empoderar a toda la comunidad LGBTI en torno a la tecnología y que puede ser una herramienta que ayude a visibilizar sus derechos. Cuando comparto una historia en redes sociales sobre los derechos que tengo como una mujer trans que vive en EE.UU., una persona en Colombia o en cualquier otro lado empieza a pensar cómo logra esos mismos derechos. Estamos hablando de dignidad. La charla que di en Ted, que hoy tiene más de dos millones de visitas y ha sido traducida a 25 idiomas, representa esa fuerza que permite a la gente soñar y aprender sobre sus derechos.
¿Por qué cree que hoy el amor hacia una persona trans es una revolución en marcha?
Es una idea que comparto, pero no es mía. La revista Time publicó en su portada a una famosa modelo trans y afirmó que la lucha de los derechos civiles del movimiento trans es una revolución que está pasando en todo el mundo. Cada vez son más y más personas trans hablando con orgullo de lo que son. El reto de la sociedad es que puedan entender que somos más que nuestros cuerpos.
¿Cuál es su mensaje para la comunidad LGBTI en Colombia, que ha sufrido fuertes violaciones a sus derechos humanos, asesinatos y persecuciones?
Durante este evento en Colombia tuve la oportunidad de conocer a Johana, una mujer trans de 18 años, y le pregunté cuál era su sueño y ella me dijo que era pelear por sus derechos, ya que hoy solo ha podido estudiar fotografía porque es la única carrera que no pide la libreta militar. Hay muchas formas de violencia que pasan en Colombia contra la comunidad LGBTI, pero quiero decirles que el mundo los está escuchando y que sigan expresando lo que son y lo que necesiten.
¿Cuál sería el mensaje para la sociedad y el Gobierno en ese sentido?
A la sociedad colombiana y al Gobierno les diría: imaginen por un momento cuántas personas trans podrían contribuir a la sociedad si se lo permiten, con sus trabajos y talentos, sin ponerle obstáculos como la libreta militar o la imposibilidad de cambiar sus géneros en sus documentos legales. La responsabilidad que tiene la sociedad es de no juzgarlos y la del Estado es de tener políticas y leyes para permitir que puedan potencializar lo que son. Eso minimizaría la discriminación y la violencia. Los derechos de las mujeres trans son los derechos humanos.
¿Y el mensaje para las iglesias?
Que si de verdad tienen un mensaje basado en el amor no pueden excluir a nadie por ser fiel a su esencia como ser humano. Ese es el verdadero trabajo de Dios.
¿Cómo nace su fundación Gender Proud?
Nace porque fui víctima de discriminación. En 2005 viajaba de Estados Unidos a Tokio con mi pasaporte filipino que tenía nombre y género masculino. Por eso me detuvieron y me dejaron por horas en una sala de inmigración, explicando por qué lucía distinta a mi documento. Fue un momento vergonzoso y me cuestionó sobre la necesidad de hacer algo, por eso empecé a estudiar y terminé fundando Gender Proud.
¿Cómo fue su encuentro con la colombiana trans que estuvo retenida en Hong Kong en situaciones similares?
A comienzos de este año me contaron la historia de Eliana Rubashkyn y me sentí identificada, porque pude ser yo. Estuve retenida algunas horas, ella estuvo así por 10 meses. Todo porque su pasaporte no coincidía con su apariencia. La deshumanizaron. Por eso decidí visitarla en Hong Kong mientras estuvo detenida en una pequeña caja en un campo de concentración. Estuve allí para apoyarla. Es una mujer muy inteligente, que quiere ayudar con su trabajo a las mujeres quemadas con ácido. Hoy, por fortuna, vive como refugiada en Nueva Zelanda.
¿Cómo fue su infancia en Filipinas?
Nací y me asignaron un sexo basado en los genitales que tenía. Pero desde los tres años sabía que era una niña. Muchas personas trans saben desde muy jóvenes qué es lo que son realmente Los genitales no representan la identidad de género de una persona. Así de simple.