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Samuel Moreno dice que dejará a Bogotá "renovada en movilidad"

El alcalde de Bogotá habló del caso Nule y defendió que las obras se hagan al tiempo.

El Espectador
21 de marzo de 2011 - 04:59 p. m.

En una entrevista con el periódico del Distrito “Adelante Bogotá”, que salió en su novena edición, el alcalde mayor, Samuel Moreno Rojas, habló sobre los Nule y los contratos de la calle 26, las obras de infraestructura que se adelantan en la ciudad y ¿por qué hacerlas al mismo tiempo?

Moreno Rojas se refirió a su proyecto bandera, el Metro. Además, el mandatario capitalino habló sobre los avances que no todos quieren ver, sus logros en temas sociales e indicó que en la Bogotá de hoy, la educación, la salud, el empleo y la protección de los niños y niñas son prioridad.

¿Usted pidió plata a los Nule?

Jamás le pedí plata ni a los Nule ni a nadie. He sido servidor público durante casi 20 años y siempre he actuado con apego a la ley y respetuoso del patrimonio público.  

¿Alguna vez se reunió con ellos?

Nunca. 

¿Autorizó algún contacto de su hermano o de alguien cercano a usted con estos empresarios?

A nadie he autorizado, ni a mi hermano ni a ninguna persona. 

¿Por qué ellos lo acusan de recibir o solicitar dineros por contratos?

Para justificar sus graves incumplimientos. Es una afirmación malintencionada y falsa.  Por el contrario, ellos sí han reconocido que ofrecieron dineros para obtener contratos y que emplearon los dineros del anticipo de la Fase III de Transmilenio en actividades diferentes a las obras contratadas en Bogotá. 


¿Cómo logran los Nule el contrato de la 26?

El IDU lo adjudicó mediante un proceso de licitación pública en diciembre de 2007, pocos días antes de posesionarme como Alcalde. 

¿Por qué se inicia el procedimiento de caducidad?

El interventor del contrato, Intercol, y los asesores jurídicos del IDU así se lo recomendaron al Instituto en enero 20 de 2010. Para ese momento los incumplimientos de Transvial habían generado una afectación grave y directa a la ejecución del contrato y se evidenciaba, según el interventor, la imposibilidad de cumplir el objeto en los tiempos contractualmente pactados.  

¿Por qué se hace la cesión? y ¿por qué con Conalvías?

Cuando el IDU le comunica a Transvial y a Segurexpo el inicio del trámite de la caducidad que tuvo origen en los graves incumplimientos del contrato, ellos deciden plantearle al IDU como fórmula de solución de la parálisis de las obras la cesión total del contrato. Transvial presentó diferentes propuestas de cesionarios, entre ellos a Conalvías, que es la empresa a la que la aseguradora aprueba su propuesta de cesión y con la que Transvial decide suscribir la cesión del contrato, el 17 de febrero de 2010.

Si el contratista estaba incumpliendo, ¿no cree que se demoró en tomar decisiones respecto a la 26?

No, porque cuando el interventor del contrato, Intercol, y los asesores jurídicos del IDU le informan al Instituto de los graves incumplimientos del contrato y le recomiendan iniciar el trámite de la caducidad del contrato, el Instituto procede de conformidad con ello y en 20 días se logra una solución del problema, respetuosa de la legalidad y protectora del patrimonio público. Hoy podemos ver un avance verdadero en la obras, cercano a 70 por ciento, si las cosas no se hubieran hecho bien es posible que hoy no presentara ese resultado.

¿Los bogotanos perdieron plata en todo este proceso?

No, ni un solo peso. Gracias a que se actuó con firmeza y prontitud, los recursos del anticipo que no fueron invertidos en las obras, es decir legalizados, y que superaron los 69.000 millones de pesos, fueron recuperados por el IDU mediante reclamación administrativa ante la aseguradora Segurexpo. El IDU interpuso denuncia contra Transvial por la comisión del presunto delito de peculado por apropiación, al destinar los recursos del anticipo para fines diferentes a las obras de Transmilenio en la calle 26 y el Instituto actualmente está valorando los perjuicios ocasionados a la ciudad y al mismo Instituto derivados del incumplimiento para pedir su indemnización. 

¿Lo que ha pasado con la 26 no ocurre ni ocurrirá en otros frentes de trabajo?

Lo podemos asegurar porque cada obra cuenta con una interventoría y el IDU tiene la orden de trabajar de la mano con las firmas interventoras para que no haya retrasos. Garantizar transparencia es nuestro compromiso. Desde mi primer consejo de gobierno en enero de 2008, instruí a los funcionarios para que tuvieran “pulcritud frente al manejo de los recursos públicos, para lo cual les solicito a los Secretarios de Despacho, en todo momento mantener la transparencia y eficiente ejecución de éstos”.  


¿Por qué le va tan mal en las encuestas?

Está claro que el Plan de Desarrollo de la Bogotá Positiva que estamos realizando es muy ambicioso, ya que en parte se orienta a poner al día varios frentes. Particularmente, el tema de obras que por supuesto afecta la cotidianidad de la gente es el que ha suscitado el desespero ciudadano, pero era nuestra obligación darle la cara  al rezago histórico de la malla vial y, de paso, prepararla para dar paso al Sistema Integrado de Transporte Público. Desafortunadamente, esta realidad no ha permitido mostrar logros impresionantes en otros sectores.

¿Hay una especie de cogobierno con su familia?

De ninguna manera. Trabajo con un equipo de gobierno, cada día, cada hora, cada segundo de mi mandato, velando por hacer realidad todo aquello a lo que me comprometí en las urnas.

¿Por qué todas las obras al mismo tiempo?


Porque esta ciudad con su vertiginoso crecimiento y en el proceso de globalización en el que está, no puede seguir asumiendo soluciones a cuenta-gotas. Sin importarnos el gran costo político, nos dimos la pela como era nuestra responsabilidad, de asumir la Fase III de Transmilenio –incluyendo la Séptima que se hará cuando las condiciones estén dadas -, las obras de valorización aprobadas por Acuerdo del Concejo y poner al día por lo menos la malla vial intermedia y principal para evitar que continuara su deterioro. No haber asumido todas estas obras, sí hubiera sido una actitud irresponsable con la ciudad.


Con tanta presión ¿no ha pensado en renunciar?
 
Por supuesto que no. Tengo un mandato ciudadano hasta el 31 de diciembre de 2011 para dar cuentas de un programa de gobierno que, efectivamente, estoy cumpliendo. Además, este es el mejor año de la gestión donde la cosecha de tres largos años, se recoge y se entrega a la ciudad. Además de todos los logros sociales, haremos entrega de las mejores obras de infraestructura para el bienestar y la competitividad de Bogotá.

¿Qué destaca de los avances sociales?

Lo que más me enorgullece es que hoy, cuando un niño nace en Bogotá, tiene todos sus derechos garantizados. Cuenta con salud gratuita y preventiva, con todas sus vacunas, con su primera muda, con apoyo alimentario diario y sus complementos nutricionales, con educación gratuita también y de excelencia, con más y mejores oportunidades de educación superior, con escuelas deportivas, con formación artística, con un aire más limpio, con más parques, con un hábitat digno y con una ciudad protectora que vela por su seguridad e integridad.

Una propuesta central de su campaña a la alcaldía fue el Metro, ¿en qué está?

Esta semana el Presidente Santos personalmente nos ratificó que el Metro va, lo que significa que estará en el Plan Nacional de Desarrollo y que el Gobierno Nacional apoya su financiación. Prontamente, con el concurso del Banco Mundial podremos iniciar los estudios de ingeniería básica de la primera línea, cumpliendo así con los requisitos del documento Conpes. El Metro es irreversible.


¿Cuál es la hoja de ruta del último año de su mandato?

En los nueve meses que nos quedan de mandato vamos a consolidar los grandes procesos de transformación que iniciamos. El primero es la garantía y sostenibilidad universal de los derechos fundamentales, con servicios de excelencia y sin barreras de acceso. El segundo tiene que ver con la puesta en marcha del Sistema Integrado de Transporte Público, con el cual estamos ya revolucionando la movilidad de la ciudad, sobre la base de la integración de los diversos modos de transporte, la unificación operativa y tarifaria, la ampliación de coberturas, la disminución de colectivos y la renovación del parque automotor. El tercero, y no menos importante, es la consolidación de la Bogotá global como Centro Internacional del Turismo y Negocios, dado que hoy somos el centro de pensamiento, el motor económico y el mayor generador de empleo del país y además su principal destino turístico y, en el concierto latinoamericano, somos la primera ciudad en emprendimiento y la octava en competitividad.


Cuando usted termine su mandato, ¿qué herencia va a dejar?

Una ciudad totalmente renovada en su movilidad y, por lo tanto, en su urbanismo. Más verde, más sana, más vital, con un hábitat digno. Con una cultura grandiosa. Con una educación de excelencia y una salud para todos, de la mejor calidad. Con una alimentación con nutrición garantizada. La número uno en emprendimiento y una entre las primeras en materia de competitividad en toda Latinoamérica. El primer destino turístico del país. Una ciudad de verdad justa, incluyente y equitativa y, a la vez, próspera y sostenible. Una Bogotá Positiva para Vivir Mejor.


¿Qué le ha dolido más con las acusaciones?

Que un vil espectáculo de mentiras, inexactitudes y groserías no deje ver una gestión llena de logros, atentando además contra mi trayectoria profesional y mi vida personal y familiar. 


¿En qué se ha equivocado?

En querer solucionar todo ya para la ciudad del futuro.  En lo personal ¿cómo lo ha afectado?Los problemas los asumo como retos y oportunidades. Sigo gobernando con más decisión de cumplir lo prometido. Sigo en las calles escuchando a la gente. Sigo, feliz, entregando obras y buenos resultados. 

Ante tanta crítica ¿qué lo anima?


Cada semana entrego una vía, un colegio, un jardín infantil. Acabamos de entregar la nueva cara del Relleno Doña Juana. El sábado, la primera Plataforma Logística con plaza de mercado, Cade y Portal Interactivo. No se imagina la cara de felicidad y las expresiones de agradecimiento de todas las personas que cada día se benefician con estos logros. Eso no tiene precio.

¿Qué diría su abuelo si hoy estuviera vivo y viera lo difícil que, para usted, ha sido gobernar?


Sin lugar a dudas, mi abuelo estaría feliz de las bases del futuro que estamos construyendo para esta ciudad. Por supuesto, no estaría sorprendido de la dificultad, él vivió situaciones peores pero el tiempo se ha encargado de aplaudir su labor.

¿Cuál es su futuro político?

Mi futuro político es hoy. Es entregar la ciudad del futuro que prometí en mi programa de gobierno y en mi plan de desarrollo.

Por El Espectador

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