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'Si no reciclan, habrá problemas'

Nohora Padilla, cabeza de una bodega de reciclaje en Bogotá, explica cómo se integra el gremio al nuevo mapa de las basuras.

Camila Zuluaga, Especial para El Espectador
17 de diciembre de 2012 - 10:00 p. m.
Nohora Padilla trabaja desde los 8 años en un botadero. También sus padres fueron   recicladores.  / Camila Zuluaga
Nohora Padilla trabaja desde los 8 años en un botadero. También sus padres fueron recicladores. / Camila Zuluaga

El tan anunciado día por parte del alcalde de Bogotá Gustavo Petro y sus contradictores llegó: hoy comienza un nuevo sistema de recolección de basuras en el que los recicladores son importantes protagonistas. Poco sabemos los ciudadanos acerca de cómo funciona el mundo del reciclaje en el país. Es un gremio más organizado de lo que uno pueda imaginar. Por esa razón, El Espectador habló con Nohora Padilla, una mujer que empezó a reciclar desde los ocho años en las calles de Bogotá y hoy es jefa de una de las bodegas de la ciudad y una de las voceras del sector.

¿Qué va a cambiar para ustedes con el nuevo sistema de basuras implantado por el alcalde Petro?

Más que un cambio trascendental, hay un fortalecimiento de lo que se viene haciendo, porque los recicladores llevamos muchos años trabajando. A partir del 18 hay un esquema progresivo de formalización de todas las rutas de los recicladores, que complementa lo que sería el otro proceso: la recolección de las basuras.

Explíqueme cómo funciona y cómo es la división del negocio.

Están los recicladores que llevan las cosas a las bodegas y después esas bodegas envían el material separado a los centros especializados, los que reciben cartón, otros sólo papel y así. El proceso de transformación final no permite tanta mezcla, por eso se divide. La mayoría de bodegas son de productos mezclados y en estos sitios se separa para enviarlos a las especializadas.

¿Después de que se separa a quién se le vende el producto?

A grandes empresas, por ejemplo, Cartón Colombia, Familia.

¿Cómo se dividen los recicladores en la ciudad?

El principal logro que hemos tenido los recicladores es que la administración respeta la zonas que siempre hemos tenido.

¿Esas zonas cómo se las han dividido entre ustedes?

Tenemos programas de reciclaje en la fuente. Lo que hacemos es tocarle la puerta a un conjunto o a un edificio y les decimos que si podemos trabajar con ellos, que un reciclador recogerá el material y trabajará la recuperación de esa zona o de un conjunto.

¿Cuánto se gana un reciclador?

Entre $15.000 y $20.000 al día.

¿Y ahora, entre más recojan más van a ganar?

¡Claro que sí! Y eso no solo le sirve al reciclador, sino a la ciudad. El incentivo es de doble vía. Aquí mejoramos en la medida en que cada uno ponga de su parte.

Antes uno veía al reciclador escarbando la basura y separando en la calle, muchas veces dejando el desorden… ¿Eso va a cambiar con la utilización de la bolsa blanca?

Eso es un cambio trascendental. Esperamos que cada vez los recicladores tengamos que abrir menos la bolsa negra, para recoger solo la bolsa blanca.

¿Pero hoy ustedes no van a recoger solo la bolsa blanca y ya?

¡Claro! Si la gente saca la bolsa blanca, eso es mucho mejor.

¿Qué recomendación hay a la hora de reciclar?

Que la gente separe lo que cree que es reciclable de lo que cree que se debe llevar al relleno sanitario. De hecho, hoy ya hay mucha gente haciendo ese proceso. Los que no lo están haciendo pueden empezar en una bolsa blanca o transparente. En supermercados ya entregan una bolsa reciclable.

¿Cada cuánto van a pasar los recicladores a recoger las bolsas blancas?

La ciudad produce cerca de 8.000 toneladas de basura diarias, la comunidad tiene que separar en dos bolsas. Una se la llevarán los recicladores y la otra se la llevará el Acueducto.

¿Las bolsas no se van a quedar ahí en el piso?

¡No! Hoy no se queda el reciclaje. Los recicladores hoy recogen casi 1.400 toneladas sin ningún estímulo. El único estímulo que tienen es que si recogen el material y logran venderlo, tienen ingresos. Si empezamos a tener estímulos, pues mucho menos se van a quedar las bolsas en la calle.

¿Cómo llegó a manejar bodega?

Por un proceso de organización, cuando se cerraron los botaderos en Bogotá. Una cosa importante que hizo la administración de entonces fue decirnos: vengan los ayudo a organizarse para que mantengan su trabajo.

¿Usted tiene hijos que trabajan en el reciclaje también?

No, porque son chiquitos, están en la escuela. Mis papás no me obligaban a trabajar, me obligaban las circunstancias. Nosotros veíamos que si no alcanzábamos a recuperar muchos materiales, íbamos a aguantar hambre. Teníamos la posibilidad de estar al lado de los papás y de recuperar materiales y generar un ingreso. Tal vez no sea lo ideal, pero las circunstancias obligan a eso. Nosotros hemos cambiado, la mayoría de recicladores organizados no tienen sus niños en el trabajo, la mayoría los tiene en el colegio.

¿Quién fundó la Asociación de Recicladores por Bogotá (ARB)?

La fundamos los recicladores del botadero. Yo tenía 16 años cuando eso.

¿Cuántos camiones tiene, por ejemplo, esa organización?

Tenemos tres camiones y diez centros de acopio que son de nosotros, de los recicladores, sin intermediarios ni de bodegueros.

¿Hay una guerra sucia en Bogotá contra las basuras?

Yo no diría que guerra sucia. Más bien, que de todas maneras la ciudad ha venido creciendo en número de habitantes pero no creció en número de carros para recoger la basura, porque no se ha planeado bien. Bogotá lleva más de cinco años con puntos críticos porque no hay capacidad, el número de vehículos no alcanza a recoger la basura que se produce todos los días.

¿Todo va a seguir funcionando igual, solo que la ciudadanía dividirá en dos bolsas?

¡Sí! Ningún alcalde había sido capaz de decirle a la comunidad que tenía que separar las basuras. Así empezamos a entrar en la liga de las ciudades como Nueva York y Madrid. Si la ciudad no hace en serio el reciclaje, vamos a tener un problema con las basuras.

¿Hay gente que seguramente querrá entrar en el negocio?

No se puede, hay un censo y eso lo estipuló la Corte. Con los incentivos mucha gente querrá meterse ahora en el negocio.

¿La ciudad no va a estar más sucia ahora que empecemos con este nuevo sistema?

Yo creo que no, los recicladores vamos a seguir haciendo las cosas bien y mucho mejor. La administración ha dicho que garantizará que todo funcionará. Pero será como todo, hay gente que se gana licitaciones y les dan seis meses para que se acomoden. No le estoy diciendo que se van a tener que esperar seis meses, pero sí que va a tomar un tiempo.

‘Tenemos que fortalecer los sistemas de reciclaje’

¿En qué van a recoger las bolsas blancas? ¿En qué vehículo?

Hay organizaciones que tienen vehículos pequeños, medianos y demás. Muchos recicladores siguen teniendo zorrillo de mano, otros tienen una zorra de caballo. El proceso de sustitución de vehículos de tracción animal ayudará en el proceso, porque muchos compañeros han escogido un vehículo distinto para seguir su trabajo.

¿Siguen recogiendo en lo que venían recogiendo, es decir, carreta, zorra y demás?

Todavía no existen los vehículos, progresivamente esperamos tenerlos.

¿Cuándo esperan tenerlos?

La cultura de mantener la basura revuelta no se va a cambiar de la noche a la mañana. Hasta que los 8 millones de habitantes tengan conciencia de que tienen que separar, no cambia del todo. Cuando la gente esté separando, el sistema tiene que adaptarse y todo esto se va a centros de reciclaje. Mientras tanto, mientras logramos que la gente separe, tenemos que fortalecer los sistemas.

Bodegueros y recicladores estarán juntos

¿Cómo está la situación de su gremio?

Las decisiones del alcalde hacen que la totalidad de los recicladores estén en el sistema, porque se les respetan las rutas. Si yo le muestro las rutas se daría cuenta de que la ciudad está cubierta. Pero 15.000 familias comen del reciclaje. El 70% de los recicladores no están organizados aún. 

¿Se está haciendo algo para que se organicen?

Llevamos 25 años de organización. El hecho de que haya hoy el 30% organizado es porque la misma gente tomo la decisión. Todo sin ningún estímulo mayor que el mínimo vital de la gente, que es lo que logra recoger cada persona. La decisión que tomó el alcalde es mantener a los recicladores censados en sus rutas; si tienen fuentes, respetarlas y entregarles una remuneración. Aquí hay otro cambio importante. Antes los bodegueros y los recicladores iban cada uno por un lado, ahora se tienen que integrar, los recicladores seguirán recogiendo y los bodegueros tendrán que ayudarles a reportar lo que han recogido.

Por Camila Zuluaga, Especial para El Espectador

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