Solución contra las inundaciones en Bogotá

El uso de tanques subterráneos para recoger aguas lluvia y evitar inundaciones y desastres, es un proyecto que avanza en Bogotá, de la mano de la U. de los Andes. La iniciativa costaría 3,5 millones de dólares.

Susana Noguera Montoya
30 de julio de 2015 - 10:31 p. m.
Ingenieros de la Universidad de los Andes realizan pruebas, en la segunda fase del proyecto. A la fecha han invertido 1,5 millones de dólares. / U. los Andes
Ingenieros de la Universidad de los Andes realizan pruebas, en la segunda fase del proyecto. A la fecha han invertido 1,5 millones de dólares. / U. los Andes

Imagine cajas plásticas debajo de parques, separadores de avenidas o parqueaderos, para recoger aguas lluvia. Esa es la idea que ingenieros de la U. de los Andes (con el respaldo de Pavco y la supervisión de Colciencias) desarrollan en Bogotá, a través del proyecto “Drenaje urbano y cambio climático”. De ser un éxito, la idea es replicarlo en ciudades como Cali y Medellín.

El proyecto podría ser una de las respuestas que busca la ciudad para evitar inundaciones en épocas de lluvia. Al menos, coincide con la meta que tiene el Distrito de contar con un sistema de drenaje pluvial sostenible, como lo ordenó en el decreto 528 de 2014, y que le dio a la Secretaría de Ambiente plazo hasta septiembre para formular un plan que transforme el actual sistema de drenaje de la ciudad.

Y es que, de acuerdo con los acontecimientos de los últimos años, el cambio es una necesidad. Así lo considera el ingeniero Juan Saldarriaga, quien lidera el Proyecto de los Andes, al asegurar que el alcantarillado de la capital no fue diseñado para lluvias tan intensas como las que se han registrado y menos para las que vendrán en el futuro. “Necesitamos una metodología para que los aguaceros que vienen de aquí a 30 años no inunden cada año la cuidad”, dice Saldarriaga.

El proyecto, que va en la segunda fase de las tres planeadas, determinó que un sistema de tanques de tormenta para retener temporalmente el agua y luego soltarla gradualmente hacia el alcantarillado es la mejor opción para la región andina. Los envases se ensamblarían como si fueran legos y se colocarían bajo tierra para no causar daños en la superficie.

En este momento los investigadores realizan pruebas, para determinar de qué material deben ser los recipientes y sus cimientos, así como los mejores lugares para ubicarlos. Se espera que a mediados de 2017 tengan listo un prototipo para que, junto con la Empresa de Acueducto y el Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático (Idiger), puedan realizar un piloto y ver cómo funciona la iniciativa.

Se vienen lluvias más intensas

Crear estrategias para prevenir inundaciones es una necesidad urgente, ya que se espera que en los próximos años las lluvias sean más intensas. Hay tres fenómenos climáticos primordiales que causan ese aumento de intensidad. Uno es llamado isla de calor. ¿Alguna vez ha escuchado a un abuelo renegar porque Bogotá está más caliente? Los ingenieros de los Andes comprobaron que las emisiones de gas han ocasionado el aumento de la temperatura en la ciudad.

La isla de calor, sumada al calentamiento global y la impermeabilización del suelo por las construcciones, hace que llueva menos, pero que sea con mayor intensidad. “El volumen de agua no ha aumentado más de 12%, pero hay mayor cantidad de lluvia por unidad de tiempo”, explicó Saldarriaga.

Prever mayores inundaciones, así como sequías severas, y prepararse para ellas, es de vital importancia, ya que cada año Colombia sufre millonarias pérdidas por las inundaciones. Un análisis del Banco Mundial para Colombia determinó que en 2014 se tuvieron que invertir en el país $10 billones en gestión de riesgos y planes de choque por inundaciones.

Aunque el proyecto, que en total costará 3,5 millones de dólares, no ha sido diseñado para reutilizar el agua que se almacene en los tanques, no se descarta que se pueda ampliar para reutilizar el agua almacenada para la limpieza de calles, mantenimiento de jardines, entre otros usos.

Una vez se realice el piloto en 2017, los ingenieros encargados del proyecto esperan haber encontrado una solución ante las inundaciones que afectan la ciudad y, posiblemente, una forma de lidiar con la falta de agua que algunos científicos pronostican para las próximas décadas.

 

Por Susana Noguera Montoya

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