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¿Es suficiente una ‘Oleada de seguridad’ en Bogotá?

Expertos hablan sobre las estrategias de las autoridades y opinan sobre las requisas que, según ellos, podría ser coercitivas e inútiles a largo plazo.

Redacción Bogotá
26 de mayo de 2015 - 02:33 a. m.
Los operativos masivos en Transmilenio comenzaron ayer. / Policía Metropolitana de Bogotá
Los operativos masivos en Transmilenio comenzaron ayer. / Policía Metropolitana de Bogotá

Después de que Sergio París, Gerente de Transmilenio, aprobara el permiso para que los uniformados entren a las estaciones, troncales y buses del sistema, la Policía Metropolitana de Bogotá decidió llevar a cabo la ‘Oleada de seguridad’, una estrategia de operativos sorpresa, para requisar aleatoriamente a las ciudadanos. Esta hace parte de un plan para disminuir los delitos, como el hurto. Y aunque podría parecer una buena idea, algunos expertos creen que podría tener consecuencias negativas a un mediano plazo. Por un lado, Roberto García, experto en seguridad ciudadana, cree que uno de los graves problemas que tiene la política de seguridad de Bogotá es su falta de capacidad de anticipación a los hechos delictivos. Según García ahí está la clave y por eso es tan importante que hayan uniformados dentro del Sistema de Transmilenio, para que los ciudadanos se sientan seguros y el delincuente perciba la amenaza de ser capturado más latente.

Sin embargo, esto no debe convertirse en una medida coercitiva. La Policía no puede ser una entidad que intimide, sino en un gestor de seguridad, según García. Las personas deben sentir que en ella pueden confiar y así también aumentan las denuncias. Para este docente de la Universidad Javeriana aunque la presencia de las autoridades debe ser permanente, esta no debería limitarse a requisas, porque pueden intimidar y dañar la relación.

Además, las autoridades pierden tiempo de reaccionar ante un delito. La Policía debe estar en las estaciones, dice el experto en seguridad, porque así las personas pueden llegar hasta ella y denunciar. Muchas veces las víctimas tienen que bajarse del sistema para poner su queja, porque no hay presencia o es un bachiller.

Para él, el gran problema es que no hay mecanismos eficaces de denuncian que permitan la reacción inmediata de la Policía. Hay que mejorar la tecnología y crear aplicaciones. “La que existe actualmente está pensada para objetos perdido y no para denuncias de robo, por ejemplo. Cuando te piden los datos, tienes que poner quién te robo y eso es imposible. Eso no se cumple en el 95 por ciento de los casos”, explica. Roberto García está convencido de que el problema no es la flexibilidad de las normas con los delincuentes, sino en la incapacidad de aplicarlas firmemente.

García habla también de la necesidad de que en las estaciones haya presencia de seguridad privada, que se encarguen de estar continuamente vigilando, pues la Policía no tiene la capacidad de estar en todos los vagones. Claro, las dos partes tendrían que tener una buena relación para que cuando una persona cometa un delito, la Policía pueda judicializarlo.

Por otro lado, John Marulanda, analista y asesor internacional en temas seguridad, cree que sí deben existir castigos más severos para quienes cometen delitos. “Hay tres puntos que deben cumplirse para mejorar a seguridad: penalización, prevención y cultura ciudadana. Lo que se está realizando actualmente es prevenir, pero si no hay un aparto jurídico fuerte, pues los que estamos haciendo es convertir a la Policía en un rey de burlas. Por eso los atacan y los agreden de manera continua. Hay que reforzar los otros dos”, afirma Marulanda.

Este analista asegura que el tema de la cultura ciudadana tuvo un debilitamiento en la actual Administración, pues se convirtió en una campaña política del alcalde Gustavo Petro. Y aunque reconoce que iniciativas, como las de llevar ataúdes a los vagones pueda tener un impacto, esta tarea la está ejecutando la Policía, entidad que no está para esos asuntos: “eso debe estar a cargo la Alcaldía, porque la Policía está para reprimir a los delincuentes. Hay que abonárselo a su favor, pero por supuesto no es suficiente”, expresa Marulanda.

Si no se atacan todos los frentes, la otra consecuencia que puede traer el exceso de las requisas, explica el asesor, es que los delincuentes van a observar cómo se mueve la Policía y van a mejorar sus habilidades para delinquir, dependiendo de su ubicación y su operación diaria.

Marulanda teme que Bogotá se vuelva a posicionar como una de las capitales más inseguras y poco apetecidas por la inversión extranjera. Cree que si no le ponen una estrategia combinada y adecuada, esto se puede salir de las manos y terminar como Caracas (Venezuela).

La medida

La ‘Oleada de seguridad’ busca reforzar la seguridad en Transmilenio con tres grupos de 18 uniformados, entre hombres y mujeres, que llegarán sorpresivamente a diferentes estaciones para realizar estos operativos. "Con esto queremos identificar personas involucradas en diferentes delitos, incautar armas corto punzantes y de fuego, todo lo que pueda garantizarle la seguridad a los usuarios de Transmilenio", contó el coronel Dairo Puentes, comandante del sistema masivo de transporte.

Hasta el momento, hay 124 capturas por delitos como lesiones personales, robo e injuria por vía de hecho. En cuanto a los colados, se han impuesto 2.183 comparendos impuestos, de acuerdo con las cifras de la Policía.

 

Por Redacción Bogotá

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