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Tanquear y morir de hambre

Discusión en foro de El Espectador.

Natalia Springer
19 de marzo de 2014 - 02:17 a. m.
Los retos de la seguridad alimentaria, en el foro de El Espectador. / Archivo
Los retos de la seguridad alimentaria, en el foro de El Espectador. / Archivo

Las discusiones sobre los desafíos en seguridad alimentaria nos ponen frente a reflexiones tan simples como estratégicas. Las preguntas son si existe suficiente comida para alimentar a un planeta cada vez más poblado y si las condiciones actuales son sostenibles. No son preguntas académicas, sino de supervivencia de cualquier comunidad. La seguridad alimentaria es un concepto relativamente reciente, nacido quizás de la confluencia de dos factores: primero, el fin de la Guerra Fría, que produjo una revaluación de las dimensiones de la seguridad, hasta entonces una prerrogativa exclusiva del Estado, y segundo, que a pesar de los progresos en reducción de la pobreza y la desnutrición en un mundo de relativa abundancia, las dimensiones del hambre aún son escandalosas. En 2012, unos 870 millones de personas padecieron hambre, es decir, 12,3% de la población mundial.

Para entenderlo mejor, recordemos que la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996 definió que la seguridad alimentaria existe “cuando todos tienen a todo momento acceso a alimentos inocuos y nutritivos para mantener una vida sana y activa”. La seguridad alimentaria se sustenta en tres pilares: a) la disponibilidad: cantidades suficientes de comida utilizable de forma constante; b) el acceso: disponer de los recursos para obtener una comida apropiada y nutritiva, y c) la utilización: uso apropiado, basado en el conocimiento de la nutrición, así como el acceso al agua y las condiciones de saneamiento adecuados.

En efecto, publicaciones recientes como El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2013, de la Organización para la Alimentación y la Agricultura de la ONU, concluyen que el mundo ha progresado en la disminución de la inseguridad alimentaria, pero la cifra de personas desnutridas baja a paso glacial. En términos relativos, la situación es un poco más alentadora: la caída fue del 18,4% al 12,3% de la población global. Sin duda, los avances se deben al aumento fenomenal de la productividad agrícola desde 1960, apodado el año de la “Revolución verde”, gracias a los avances en la investigación con variedades mejoradas de cereales, nuevos fertilizantes y técnicas innovadoras de riego.

Desafortunadamente, el tiempo de expansión fácil de la productividad está llegando a su fin. Como advierte Lester Brown en su libro Full Planet, Empty Plates, enfrentamos amenazas que pondrán la seguridad alimentaria en riesgo en los próximos años. Ya hemos visto los primeros indicios, cuando de repente, entre 2010 y 2011, los precios de los alimentos como la harina o el arroz se dispararon, poniendo en peligro la alimentación de millones de personas de escasos recursos. Este desarrollo no solamente provocó disturbios por comida en países como México, Mozambique o Haití, sino que fue uno de los disparadores silenciosos de la rebelión en el mundo árabe.

El primer factor de riesgo es la sobrepoblación. En 1950 había 2.500 millones de habitantes en el mundo. Hoy son 7.060 millones y en 2025 serán 8.080 millones. Por décadas, las cosechas de granos crecieron. Con la ingeniería agrobiológica, la productividad de arroz, trigo y maíz pasó de 1,1 toneladas por hectárea en 1950 a 3,3 toneladas en 2011. Sin embargo, la expansión parece estar llegando a sus límites biológicos.

Entre otros factores de riesgo están la producción de combustible a base de granos, que ha tenido doble efecto nocivo sobre la seguridad alimentaria; la erosión del suelo, debido al sobrepastoreo y el cultivo excesivo, y el cambio en las costumbres de alimentación y las reservas de agua potable, que desaparecen a un ritmo vertiginoso.

Son enormes los desafíos en seguridad alimentaria que enfrentará el mundo en las próximas décadas: habrá que alimentar a 3.000 millones de personas más y los agricultores enfrentarán fuera de los retos tradicionales, los desarrollos más recientes, como el desvío del agua de riego a las ciudades y el cambio climático.

Las grandes cuestiones que debatiremos el hoy en el foro de El Espectador sobre el tema nos ponen al día en una discusión que aún no tiene cabida en Colombia: ¿cómo se prepara el país, cada vez más urbanizado, para enfrentar estos retos? ¿Tienen esto en cuenta quienes están a cargo de la política pública en materia agraria? ¿Se han discutido estos temas en la mesa de negociación de La Habana? Bienvenido el debate. 

@nataliaspringer

Por Natalia Springer

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