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Taxi: servicio sin control

Se necesita una política de movilidad que genere mejoras para los usuarios y no sólo rentabilidad para las empresas.

Ricardo Montezuma*
15 de julio de 2012 - 11:00 p. m.

Desde 2001, cuando se impuso a pesar de un gran paro de dos días el Pico y Placa a los taxis de la capital, no se había aplicado una medida tan drástica como verificar las tarifas del servicio de los vehículos desde el Aeropuerto Internacional Eldorado. Esta medida, de la Secretaría de Movilidad, no tiene precedentes en los últimos años.

Los usuarios de taxis del aeropuerto hemos sido víctimas de diversos atropellos. Si bien se ha hablado del cobro indebido del tiquete de estimación de la tarifa, han existido muchas otras irregularidades. Incluso las cuantías que se fijaban en dichos comprobantes eran objeto de manipulaciones. En muchas oportunidades lo devolví en la ventanilla puesto que no correspondía con el monto usual que había pagado con anterioridad el mismo día y hora. En otras palabras, hasta las estimaciones impresas en estos papeles eran objeto de manipulaciones.

Además de las irregularidades mencionadas, algunos conductores tratan de cobrar adicionalmente por las maletas. Incluso, tienen una tarifa aparte para algunos vehículos un poco más grandes que denominan camionetas. Por éstas se cobraba al rededor de un 40%, sobrecosto que no existe dentro de la tarificación que expide el Distrito. Este cobro adicional podría ser lógico por tratarse de otro tipo de vehículo, pero en la actualidad no existe esta diferenciación legalmente.

Todas las irregularidades detectadas a raíz del tiquete dejan ver que la política de movilidad de la ciudad ha dejado de lado completamente un tema muy importante: el servicio público de transporte individual. Este estratégico componente ha sido objeto de muy pocas decisiones distritales, las únicas son las relacionadas con el monto de reajuste a la tarifa y con la prima de Navidad. No han sido realmente abordados temas fundamentales como la seguridad de los usuarios y conductores, las condiciones laborales de los mismos, la calidad de los vehículos y la exagerada circulación en vacío de los taxis.

La ciudad tiene un reto más en movilidad: mejorar el taxi de manera que el servicio sea bueno para todos y no únicamente para que sea rentable para los conductores, propietarios y las empresas. Se debe hacer el debido control con el objetivo de que la calidad del servicio sea atractiva para los ciudadanos e incluso sea una verdadera alternativa para los usuarios del automóvil. Así que esta vez la acción de la Secretaria de Movilidad ha sido muy acertada y, sobre todo, muy valiente puesto que está enfrentando uno de los más fuertes lobbys que tiene la ciudad. Es muy sabido que el gremio de las empresas de taxis es un muy robusto grupo de presión con muy diversas ramificaciones en todas los niveles municipales y nacionales del Ejecutivo y el Legislativo.

Esperemos que las acciones distritales, relacionadas con el taxi, no paren únicamente en el tiquete de la terminal aérea y sea la oportunidad para un trabajo conjunto de la autoridad, las empresas de taxis y los usuarios para lograr una verdadera política de movilidad que integre el taxi. Bogotá tiene un sistema de taxis con aspectos más positivos de lo que el común de los ciudadanos nos podemos imaginar. En efecto, nuestro sistema tiene un potencial bastante grande para ser mejorado, pero se requerirá mucha voluntad política para seguir los pasos que ha dado, esta semana, la Secretaría de Movilidad.

*Ph.D. en Urbanismo, director de la Fundación Ciudad Humana.

Por Ricardo Montezuma*

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