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Tras los pasos del mercurio

Mientras la Secretaría de Salud se muestra alarmada por los índices de mercurio en la sangre de sus habitantes, ellos creen que los quieren sacar de allí para expandir el relleno sanitario.

El Espectador
21 de enero de 2011 - 10:28 p. m.

Los habitantes de Mochuelo Alto, al suroccidente de Bogotá, se despertaron ayer alarmados por la noticia de que por las venas de su acueducto veredal corría mercurio, pero más los alarmó el hecho de que RCN informara que se estaba pensando en reubicarlos. De inmediato se corrió la voz: que el agua está envenenada y nos van a sacar, se decía; pero ellos no le temen al mercurio, le temen más a tener que salir de las tierras que durante años han cultivado.

Según Héctor Zambrano, secretario de Salud, los altos niveles de mercurio hallados en las muestras de orina, sangre y cuero cabelludo de un número significativo de personas de esta comunidad no implica una intoxicación. Sin embargo, la presencia de mercurio en altos niveles constituye un gran riesgo para la salud pública, pues la sustancia puede generar cáncer, enfermedades degenerativas y neurológicas, malformaciones e interrupciones de embarazos. Ese es el gran riesgo que parece asomarse por esta zona rural de la ciudad, de no más de 40 casas, desgarrada por la actividad minera y en la que lo único que divide el basurero bogotano y los sembrados de papa es una triste carretera destapada.

Para Julio Fierro, geólogo que ha trabajado desde hace años el tema de las canteras en este sector de la ciudad, desde el punto de vista geológico es imposible que el mercurio sea una manifestación natural, debido a que es una zona de rocas sedimentarias. Según Fierro, esta sustancia puede provenir de tres escenarios: por emisiones al aire del relleno sanitario Doña Juana, que estarían provocadas por el trato indebido de materiales que contienen mercurio, como termómetros, bombillos y residuos de odontología. Segundo, por emisiones al aire debidas al uso de carbón en chircales, ladrilleras y fuentes de carbón térmico aledañas, y tercero, por un vertimiento accidental desde la base militar ubicada en la parte alta del cerro.

Cristina Bustos, investigadora de la U. Nacional, asegura que el agua en la zona no cumple con los estándares mínimos de calidad. En un comunicado del Acueducto de Bogotá, se aclara que el agua de estas zonas rurales es tratada por acueductos veredales que son operados por la comunidad.

Pero los habitantes de Mochuelo Alto tienen otra versión de lo que está pasando con el mercurio. Para Édison Montaño, uno de los cinco veedores ambientales, ellos no tienen problema con el líquido: “Desde que nací he tomado agua de la llave y no estoy enfermo. Aquí el problema es otro y lo quieren tapar. Ellos han intentado voltear la información para sacarnos de esta zona, porque aquí se han planeado muchos proyectos económicos. La EPM tiene pensado pasar energía, la Longitudinal del Sur y la expansión del relleno. Para realizar esos proyectos necesitan esta tierra”.

En este barrio marginal de la capital existen desde hace décadas problemas sin solucionar. Todos referenciados por las autoridades distritales como posibles fuentes del vertimiento de mercurio. La hipótesis señala al parque minero, al relleno sanitario de Doña Juana (que recibe diariamente más de 6.000 toneladas de desechos producidos en la ciudad) y a los cultivos de papa que cada vez se trepan más en los páramos. Todas estas hipótesis van por el mismo camino, la comunidad de Mochuelo Alto no ha sido protegida contra estos factores de contaminación. Otro habitante, cuyo nombre pidió no ser publicado, se inclina por una vieja tesis que involucra al vecino más famoso del sector: “Quieren sacarnos para expandir el relleno”.

En cuanto a los residuos agrícolas, los lugareños dicen que las autoridades ambientales no han sido diligentes para proteger los nacederos. “La CAR ha sido incapaz de ponerlos (a los cultivadores) en cintura, porque ellos pagan para que los dejen sembrar con sus químicos y tumbar el monte”, dice Luci Hernández.

Tras el escándalo por la aparición de mercurio en la zona hay dos versiones: la oficial y la de los habitantes de Mochuelo Alto, pero lo que sí queda claro es que una y otra van por el mismo canal: falta atención a la problemática ambiental y social del sector, atacado con basura, agroquímicos y retroexcavadoras.

Por El Espectador

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