Un Día sin Carro en Bogotá con tinte político

La movilización decretada para el próximo 22 de septiembre, que coincide con el próximo 'Día sin Carro' en Bogotá, ha generado cuestionamientos en torno al objetivo de la jornada.

Verónica Téllez Oliveros
22 de agosto de 2015 - 03:19 a. m.
Archivo El Espectador
Archivo El Espectador

Que la dependencia al carro tiene atascadas las ciudades, que es necesaria la promoción de modos sostenibles y eficientes como la bicicleta, y que el 80% de los bogotanos se mueven todos los días en transporte público son razones y datos que no se pueden desconocer y justifican el Día sin Carro. Pero esta vez, como ha sucedido con varios temas, dos actuaciones del alcalde Gustavo Petro volvieron a generar polarización con el anuncio de una tercera jornada para el 22 de septiembre.

Por un lado, precisamente para ese día el alcalde Petro había convocado a la marcha para criticar al procurador por haber comenzado la investigación en su contra debido a que a finales de 2013 modificó mediante decreto el Plan de Ordenamiento Territorial. Así, cuando surgieron las críticas por la decisión de hacer un nuevo Día sin Carro y sin Moto, justo en la misma fecha de la protesta, las secretarias general, de Movilidad y Ambiente, Martha Lucía Zamora, Constanza García y Susana Muhamad, estuvieron repitiendo que la marcha no tiene carácter político y que es un acto simbólico por el clima. Zamora dijo en un comunicado oficial que “coincide con lo que sucedió con la Procuraduría, pero jamás tiene relación una cosa con la otra”.

Lo curioso de sus palabras es que fue el propio alcalde Petro quien aseguró por medio de un comunicado de su oficina de prensa que la movilización ciudadana sería “obviamente criticando al procurador, porque una decisión contra un principio ético fundamental como defender la vida en la ciudad no debió tomarla, pero es en defensa principalmente de esa vida en la ciudad de Bogotá”. Entonces, ¿tiene o no carácter político la marcha?

Y aunque el alcalde puede hacer las movilizaciones que quiera y autorizar las jornadas sin carro que desee, el hecho de unirlas en una misma fecha, más que motivar a los bogotanos a dejar los automóviles y usar la bicicleta, puede generar todavía más rechazo entre las personas que aún no se deciden a dejar los automotores, o generar sesgos ante la idea de estas iniciativas pedagógicas.

Por otra parte, algunos critican también que el alcalde establezca jornadas sin carro a su antojo, sin tener en cuenta que ya los bogotanos decidieron por consulta ciudadana en el año 2000 que sería una vez cada año. Los candidatos a la Alcaldía coincidieron en que no les suena hacer más de una jornada anual, a menos que la gente así lo acepte.

Por Verónica Téllez Oliveros

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